Las Hormigas
Rufino Rodríguez Garza.
El municipio de Parras, en el sureste del estado de Coahuila, es uno de los territorios más ricos en petroglifos en sus dos variables, los grabados “normales”, los más abundantes en todo el mundo y los grabados incisos, de los que no son frecuentes en otros países, ni en nuestra república. Los grabados incisos los encontramos también en contadas localidades del vecino estado de Nuevo León, en localidades como Icamole.
Sobre esta particularidad no se ha profundizado en su estudio, pues hay un alto grado de dificultad en su elaboración. Los grabados incisos más destacados para Coahuila se localizan en los municipios de Parras, General Cepeda y por supuesto en Ramos Arizpe.
La primera incursión a estos apartados lugares fue hace 12 años, cuando el compañero José F. Ventura y un servidor arribamos a este sitio, Las Hormigas, por una referencia de Luis Aveleyra, que en su estancia como director del museo INAH de Torreón, recorrió estos parajes en compañía del Dr. Maeda Villalobos en los ya retirados años de 1981 del pasado siglo.
Esta referencia la encontré en una tesis de la escuela de Antropología (ENAH). Tesis con la que Daniel Juan Valencia Cruz se graduó como licenciado en Arqueología en 1992. La tesis en cuestión es de un valor incalculable pues resume el Arte Rupestre en México hasta esas fechas; el autor estudia el material de los archivos del INAH, muchos reportes o escritos de gente bien intencionada o aficionados a la arqueología que como el Dr. J. de J. Dávila, el Dr. Maeda Villalobos y el Prof. Carlos Cárdenas Villarreal y quienes escribieron varios artículos, libros y reportajes sobre el tema y que al igual en otros estados también mandaban reportes de los “signos grabados y/o pintados”; y también de gente del campo o cazadores que en ocasiones localizaron cuevas o sitios con esos extraños mensajes y que daban aviso a las autoridades correspondientes.
También Valencia Cruz toma referencias de investigadores profesionales extranjeros que exploraron algunas localidades de México y de Coahuila. Uno de ellos, W. W. Taylor, y otros más, sin olvidar a la gente del INAH como Gonzáles Rul, Aveleyra y Martínez del Río y muchos más que en la década de los cincuentas exploraron la cueva de la Candelaria y algunas otras de Parras y Viesca.
El nombre de Las Hormigas quizá pueda provenir de que al ser varias las lomas, dan la impresión de hormigas entorno a un hormiguero. (nota: en el nomenclator de INEGI aparece como La Hormiga). Grabados más o grabados menos, cada una de las elevaciones exploradas tienen material para su estudio.
El estilo está estrechamente relacionado con los petroglifos de sitio relativamente cercanos como lo son La Difunta, El Sol y San Rafael de los Milagros del municipio de Parras. La antigüedad debe ser de varios miles de años, pues la pátina está totalmente igualada o mimetizada con la roca madre.
La figuras abstractas son las más socorridas, en cambio las reconocibles o naturistas son muy pocas y las cuales se reducen a pies, manos, algunos escasos proyectiles y figuras humanas muy estilizadas; también hay figuras de carácter astronómico como lo son: soles, signos de orientación y representaciones del planeta Venus.
Otra característica de este sitio es que muchos de los grabados fueron hechos en rocas de modestas dimensiones.
Entre las figuras abstractas las cuales son mayoría, predominan los motivos geométricos como los rombos, triángulos, líneas quebradas, líneas paralelas, cuadrículas, círculos, círculos concéntricos, espirales, cuentas a base de puntos y otras figuras formadas por los elementos ya mencionados.
Con toda seguridad, en tiempos de lluvias, cuando la laguna tenía suficiente agua, estos lomeríos se convertían en islas donde los nativos, que vivían en las márgenes de la laguna (Mayrán) utilizaban estos lugares altos para sus ritos, sus mitotes o para practicar diferentes actividades propiciatorias.
La comunidad ejidal donde se localizan los cerros mencionados, se llama El Sol. Aquí sin temor a equivocarme todos los cerros tienen alguna manifestación del pasado, puede tratarse de una chimenea, un grabado, geoglifo y hasta pinturas. Aquí se conservan y se observan chimeneas y en algunos sitios se mezclan grabados de diferentes temporalidades, tanto grabados comunes como grabados incisos.
Pese a que Las Hormigas se localizan en el margen sur de la carretera 40 (autopista), el acceso está restringido, por lo tanto el sitio tiene pocos daños vandálicos.
Los petroglifos de Las Hormigas son tantos y variados para detallarlos pacientemente y obtener la máxima información que nos ilustre y poder interpretar los enigmáticos mensajes de los cazadores recolectores.
Llama la atención que en estos sitios de la laguna no se observen motivos representando fauna. Los animales fueron los mismos en todo el norte de México pero a diferencia de Ramos Arizpe y General Cepeda la fauna fue suficientemente grabada, tanto mamíferos, reptiles, aves e insectos. Pero en estos parajes de la comarca lagunera no se ven animales o no los podemos distinguir entre todos los grabados abstractos.
El reciente recorrido lo realizamos a finales de diciembre de 2014 y como no pudimos hacerlo completo en dos días, pensamos regresar en la primera quincena de febrero del presente año.
Los vecinos del ejido son gente dedicadas a labores del campo, la siembra de forrajes cuando el agua lo permite, otros han emigrado, algunos trabajan en ranchos del rumbo, y otros cuidan vacas o cabras. Lo árido de los terrenos protege el frágil mensaje de nuestros antepasados.
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