Muerte a la identidad cultural

José Luis Carrillo Hernández.

Desconocimiento de la historia, descono- cimiento de los productos y consumos saludables, desconocimiento de nuestro organismo y su funcionamiento, desconocimiento del entorno y la naturaleza, desconectados de la realidad, o de este mundo, simplemente son reflejos de El Mundo globalizado.

Al joven poco o nada le interesa preguntar o cuestionar y no sólo él, el individuo de hoy esta embriagado, embotado, responde como máquina desenfrenada a la estimulación de sus sentidos. Es entendible, pues ha crecido al margen de una tradición cultural, ha crecido en la nueva cultura global del video y el mundo virtual, la del Big brother, de mucho ruido y tráfico virtual. La estructura familiar y sus miembros, se encuentran, penetrados, avasallados y empantanados en un sistema de transmisión y reproducción de datos, imágenes, productos, ofertas, fantasías, publicidad, noticias, seducción, pornografía, novelas, realitys shows, mentiras, dogmas y todo tipo de estimulantes, táctiles, auditivos, olfativos, visuales y gustativos que hacen de los sentidos los reyes o patrones que después marcan nuestras conductas

Acaso ya estimamos cuantas horas pasan los miembros de nuestras familia frente a una televisión, súmele el tiempo que pasa navegando o chateando en computadora, mas el tiempo que lo hacen mediante celular, quien de las generaciones recientes no ha crecido frente y con la institutriz televisión chatarra, una especie de madrastra social que padecemos los mexicanos, la que educa y entretiene cual seductora proxeneta, recordemos al viejo “Tigre” Azcárraga otro dueño de Televisa y que se declarara ser “soldado del sistema”, al mismo tiempo que señalaba que él hacía televisión para jodidos, hoy su vástago como la competencia, hacen lo mismo, son piezas fundamentales del actual sistema de intereses, por eso su tarea sigue siendo, entretener, enajenar, manipular y seducir a los jodidos; sus anunciantes y socios hacen los mismo.

Todo tipo de críticas se han hecho a la reforma educativa, a favor y en contra, al igual al SNTE como a la CNTE, el estado intenta lavarse las mano al hacer responsables de la muy baja calidad educativa a los maestros, las televisoras tras bambalinas han abonado la idea, pero se podrá elevar la calidad de la educación, cuando las primeras lecciones en la vida son recibidas inconscientemente por los niños puestos frente a las pantallas de televisión con una programación saturada de violencia, con contenidos altamente morbosos, una información sesgada y manipuladora y sobretodo una fuerte carga de publicidad engañosa y subliminal, que atrapa y congela la neuronas, instalando ideas completamente contrarias al famoso “Bien Común” de los panistas o a la “ Democracia y Justicia Social” de los priistas

Es hoy, la televisión digital y el mundo virtual el que determina nuestras modas, todo tipo de consumos y promueve todo tipo de comportamientos, divulga y promueve la violencia y los excesos de todo tipo de bienes, productos y adulterantes tóxicos de origen industrial de los cuales la mayoría son para el uso y la ingesta humana, que son responsables de los graves problemas de salud que padecemos, asi como de la contaminación y el agotamiento del medio ambiente y los recursos naturales no renovables.

Esta es la televisión con la que han crecido las actuales generaciones y las que están por venir. ¿Qué están haciendo nuestras instituciones frente a este tsunami globalizador que arrastra todo lo anteriormente establecido y construido por las generaciones que nos antecedieron? La respuesta es nada, la instituciones nacionales y locales están rebasadas, los productos y las ideas de las compañías globalizadoras nos inundan y ahogan; las universidades se han convertido en agencias para la capacitación y el trabajo, acríticas, desfondadas históricamente, con puros lemas de viejas y pasadas glorias, cuyos contenidos no concuerdan con la realidad, pues el espíritu ya no habla por la raza, ni en el bien se está fincando el saber, ya que la presencia de la ignorancia, el desequilibrio social, la corrupción, la pobreza y la falta de oportunidades cuestionan el camino que han tomado. Habría que replantearnos no los lemas pero si la rutas que las instituciones han tomado rumbo a la desintegración de nuestra unidad cultural, parece que la consigna es muerte a la identidad y bienvenidos a la fiesta global.

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