En marcha la sucesión gubernamental
“Yo conozco al pueblo: cambia en un día. Derrocha pródigamente lo mismo su odio que su amor.”
Voltaire. |
Jorge Arturo Estrada García.
Actualmente los escenarios políticos son muy dinámicos. En Coahuila y en el país se transforman continuamente. Las corrientes de opinión ya se forman fuera de los medios. Casi completamente. Para la clase gobernante se ha vuelto muy difícil el control y el uso óptimo de los medios alternos, que cada vez acaparan más receptores. Los eventos de alto impacto rápidamente llegan a amplias capas de la sociedad. Las atmósferas rápidamente se contaminan.
La clase política está muy desprestigiada. No hay confianza en las autoridades. La partidocracia ha sido puesta en jaque. Muchos medios formales y comunicadores están muy desacreditados. La irrupción de “El Bronco” los sacudió hasta los cimientos. Tratan de recuperarse. Pero la tierra está fértil para que los escándalos sigan enturbiando el panorama.
Sobre estas bases, actualmente se inician las jugadas, los primeros gambitos. La sucesión de la gubernatura se jugará en dos planos: El nacional de Los Pinos y el coahuilense del Palacio Rosa. Para ambos proyectos es muy importante colocar al sucesor de Rubén Moreira. El presidente estaría fortaleciendo el contexto óptimo para su propia sucesión con alianzas, garantizando lealtades y enviando señales de fortaleza; en tanto, el gobernador lograría la continuidad de su proyecto y un respaldo en su salida.
Enrique Peña deberá enviar mensajes de fuerza al priismo. Desde este momento, ya está urgido de ello. En 2017, también se releva a Eruviel Ávila en el estado de México. El presidente tiene que hacer saber que él tiene mano en la sucesión presidencial; y no los gobernadores, ni los grupos internos del tricolor nacional. Se estarán sentando las bases para el regreso de las Palabras Mayores y el destape para Los Pinos. Todo cuenta.
Eruviel ya prepara su relevo, lo mismo Rubén. También el presidente jala sus piezas y realiza movimientos en estos estados. Además, Eruviel quiere ser candidato a La Grande. El presidente estará ocupado, el Edomex es su estado y además es la gran mina de votos del país. Además su prestigio estará en juego, los ojos del país estarán atentos a esos procesos.
Simultáneamente se registrarán los movimientos para tener buenos cierres de gestión. Entonces. Los errores no caben. En esos temas lo pasos deben darse con precisión, el plan debe funcionar a la perfección. Los conflictos y roces no deben ser insalvables. Nada personal, sólo política.
El año más difícil es el séptimo. El poder ya se fue. Lo que se hizo, se hizo. Y ahora quedará toda la vida para arrepentirse de los errores y omisiones. Llegarán las traiciones, y se conocerán las caras verdaderas de quienes los rodeaban y halagaban. Se descubrirá con crudeza que los enemigos son de verdad y los amigos de “a mentiritas”.
Sabemos que en política las circunstancias mandan. También sabemos que los partidos son nefastos, que sus malos cuadros y torpes decisiones han impedido el progreso del país. Ellos han creado una partidocracia. En este momento, se reagrupan. No quieren más sorpresas. Se preparan para cerrarle el paso a los candidatos independientes. Le tienen pavor a otros “Broncos”. Varios estados, Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas y algunos más están ya en vías de intentarlo a través de sus Congresos. Lo mismo panistas que priistas, en esto han coincidido.
Para Coahuila, la sucesión para la gubernatura ya está en marcha. Desde Palacio Rosa se dictaron los enroques iniciales. Se impulsa a Miguel Ángel Riquelme, Armando Luna y a David Aguillón. Pero además se generan variantes. También se proyectan a Luna y a Verónica Martínez como aspirantes a Saltillo y Torreón. Verónica podría ser considerada como alternativa, si se necesita una mujer bien posicionada, en la carrera por la gubernatura. Hilda está fuera del grupo y además ya perdió una elección estatal hace tres años. Está bajo fuego “amigo” permanente.
De esa lista surgirán los “Naturales”. Los arropados por el grupo en el gobierno. Son los perfiles que deben crecer de aquí al momento de tomar decisiones. Todos ellos deberán cuidar sus acciones, esconder en una cripta sus “esqueletos” y avanzar en la ruta de la aprobación y el posicionamiento positivo. Deben convertirse en los más fuertes de cara a las inevitables negociaciones con Los Pinos y demás grupos priistas.
Por fuera del grupo tricolor en el poder, va Javier Guerrero, quien tímidamente intenta abrir brechas en las redes sociales. Su fuerza está en la capital del país, tiene buenos contactos en el gabinete presidencial. Su diputación federal fue a solicitud expresa del círculo cercano a Enrique Peña Nieto, aseguran.
Jericó Abramo aspira que algunos contactos en la federación, y una combinación de circunstancias le abran el camino a la candidatura del PRI. Anda en campaña permanente, quiere llegar con posibilidades al tramo decisivo. Sin embargo también carga con muchos pasivos.
Enrique Martínez y Morales aspira a la alcaldía de Saltillo. Él y Javier Guerrero forman una mancuerna que corre por carril externo.
Miguel Ángel Riquelme está en campaña. Aunque actualmente sus movimientos podrían considerarse más como una serie de acciones para desanimar a otros calefactos que para recoger prosélitos. Mensajes desde las alturas, pues. Estamos en los rounds de tanteo.
Javier Guerrero, Memo Anaya e Isidro López ya también asomaron la cabeza. Lo de Noé Garza es una vacilada. Y Armando Guadiana está pensándolo. Ya le tocaron maniobras rudas cuando fue señalado e investigado como narcominero. Y sus cuentas bancarias le fueron congeladas por más de un año. Él sostuvo un enfrentamiento abierto con Humberto Moreira, por largos meses.
Guadiana, empresario, minero y ganadero, destacó en el activismo contra la mega deuda desde 2011. Desde entonces participó en decenas de eventos con panistas y perredistas, dejó al PRI en enero del 2012 y se sumó a la campaña de Andrés Manuel López Obrador; formó una asociación civil contra la mega deuda llamada “Claridad y Participación Ciudadana”. Trajo los líderes nacionales del PAN y el PRD a Saltillo, a sus marchas.
Los medios de Coahuila quieren encontrar a un Bronco. A los apáticos coahuilenses, también les urge. Mientras, se entretienen con Noé.
La clase política se ha caracterizado por sus desempeños lamentables. Casi ninguno de los aspirantes ha mostrado capacidades para atender y solucionar las problemáticas de Coahuila. No pudieron con sus ciudades. Menos podrán a nivel estatal.
Sus gestiones se han caracterizado por la pérdida de tiempo y recursos. Enfocados en sus egoísmos y ambiciones personales. Construyen proyectos políticos personales con el dinero público. A su paso por los cargos, nos hunden y perjudican por generaciones.
La inseguridad es enorme, no hay policías suficientes. Las nóminas están abultadas de militantes de sus partidos y compromisos de campaña. Los empleos para los ciudadanos son mal pagados. Los alcaldes se la pasan presumiendo los nuevos que caen inercialmente en los agotados y caducos clústers.
El tejido social está destrozado. Los años de guerra perdida contra la narcodelincuencia dejaron enormes heridas en barrios y colonias. Y sólo se les ocurre dar clases de manualidades y zumba en una decena de centros comunitarios. Grandes zonas urbanas son “tierra de nadie”.
El dinero para obras es mínimo. El transporte es malísimo y caro. Le roban horas de vida a los ciudadanos y enriquecen a los concesionarios. La calidad de vida es mediocre.
Ricardo Aguirre, Jericó Abramo, Isidro López, Memo Anaya, Rosendo Villarreal, Humberto Moreira, Miguel Ángel Riquelme, Eduardo Olmos, Ramón Oceguera, Fernando de las Fuentes, Jorge Torres López, etcétera, son ejemplos de pésimos presidentes municipales. Ellos se enfocaron en hacer negocios a costa del erario.
Algunos de ellos fueron buenos candidatos, pero con casi nulos conocimientos al llegar a los cargos. Se rodearon con equipos de improvisados e incapaces. Realizaron malos diagnósticos y pésimos planes de desarrollo, que ni siquiera completaron. Además, no saben presupuestar, nunca les ajusta y no cumplen sus propios objetivos. Endeudaron irresponsablemente a los ayunta- mientos y nada mejoró, salvo sus cuentas bancarias.
Sus curvas de aprendizaje son demasiado pronunciadas, lo que significa tiempo y recursos perdido. Tirados a la basura y deteriorando los servicios que deben prestar a los ciudadanos.
Ellos andan con la brújula extraviada todo el tiempo, y están pensando en la siguiente elección. Actúan con base en ocurrencias. Y les es muy difícil convivir con la evaluación y la rendición de cuentas. Los ciudadanos no les tienen confianza y los reprueban.
En este entorno, se dará el proceso electoral del 2017. Para la partidocracia son buenos candidatos. Para los coahuilenses son pésimos funcionarios. Funcionarios tóxicos que van dejando una cauda de daños que afectan por décadas las oportunidades de generaciones de coahuilenses y la cancelación de sus sueños.
Como nubes negras de tormenta, estarán presentes las acusaciones por lavado de dinero y la megadeuda contra destacados empresarios y políticos locales. Los casos en Estados Unidos irán avanzando. Los testigos están cantando, la pirámide se hace estrecha. 17 ex secretarios del gabinete de Humberto podrían ser llamados a testificar contra su exjefe, si se les ocurre pisar tierras del vecino país podrían ir a la corte acompañados de marshalls. Los escándalos no pararán.
Humberto Moreira no se rinde. En solitario lucha en ambos mundos: el real y el virtual. La opinión pública ya lo juzgó y condenó, en México y en Texas. Sus excolaboradores y amigos no están dispuestos a permanecer en la cárcel y en silencio para ayudarlo. Su carísimo abogado tejano, experto en delitos de cuello blanco, repite el discurso de los defensores de Javier Villarreal, Rolando González y Jorge Torres: “mi cliente es inocente.” Ya vimos los resultados
Jorge Torres es el siguiente extesorero en pisar la cárcel. También será el primer exgobernador en hacerlo. Además es primo del alcalde Isidro López. Qué tal. Detallitos de la clase gobernante.
En el mundo virtual, Humberto lucha por borrar su pasado en la red. A costos millonarios contrató a Eliminalia, una empresa española para hacerlo. La estrategia es engañar a los buscadores como google, con notas positivas insertadas sistemáticamente. Y asustar a los editores de los medios en la red con demandas, para eliminar lo negativo. Si no está en la red no existe, nadie irá a buscar notas a las hemerotecas, presume Eliminalia.
Humberto es un tipo audaz que tuvo una suerte enorme. Su carisma superaba sus capacidades y alcances. Sin embargo el enorme poder que acumuló le nubló la visión. No preparó la salida y ahora es un paria de la política. “Es más difícil salir que llegar”, dice Enrique Martínez. Es tiempo para amarrar los cabos sueltos.
Los escenarios son inéditos. Hay infinidad de factores, internos y externos a considerar. Los planes y estrategias deberán ser trazadas con amplitud de miras y nuevas visiones. Muchos aspirantes se mueven con pasos del siglo 20. Hacen política entre momias, clichés y confiando en los dedazos, la suerte y las maquinarias. Cuidado, a veces hasta los ciudadanos comatosos, como los coahuilenses, podrían despertar.
jjjeee_04@yahoo.com
Coahuilamx.com.mx
@adelante_ramos |