¿Quién fracasó y quién ganó?

Tormentas y nubarrones que amenazaron la estabilidad del país en la elección pasada

Luis Fernando Hernández González.

Los factores sociales que gravitaban en el ambiente eran:

-Las amenazas de impedir las elecciones, descarrilar al gobierno federal y exhibir un México ingobernable ante el mundo.
-53 millones de mexicanos con necesidades y pobreza.
-Una lucha frontal contra el hambre.
-Sectores medios de la sociedad resentidos e incrédulos.
-Inseguridad con muertes y sangre, con más de 20 difuntos por razones de los distintos partidos.
-Los precios del petróleo a la baja como fuente de financiamiento nacional.
-Secciones magisteriales del CNTE vandálico, anarquista, manifestante, incendiario y desbastador.
-La criminalidad retando a la seguridad y a la participación del estado con actos de poder y fuerza.
-Escasos resultados de las reformas estructurales que aún no llegan al aprecio ciudadano.
-La falta de certeza en la política y los partidos, y en algunos casos en la selección de candidatos.
-El bajo porcentaje de 35% de credibilidad y confianza de la sociedad en el presidente Enrique Peña Nieto.
-Taza de crecimiento económico 2.3% a 2.7 % exigua de 2.3% al 2.7 % , y raquítica para lo que la sociedad y el país requieren.
-Por último, una campaña publicitaria electoral cuya base estaba sustentada en el odio rayando en la burla, la indignidad y la vileza para descalificar a los adversarios y al gobierno.

Hoy a unos días de la elección debemos de valorar la energía participativa y democrática de los ciudadanos, quienes sacaron al país del atolladero en que lo habían ubicado algunos profesionales del laberinto, los mismos que exigían mayores cambios radicales en la conducción de la nación, pretendiendo la represión al fijar su criterio conservador de autoritarismo decían unos, y de anarquía y amplia libertad para todos según otros.

Estas pasadas elecciones del domingo 7 de junio y sus resultados tendrán en la memoria social, política, cultural y gubernamental, un especial significado, toda vez que para los estudiosos de estas complejidades sociales que tanto en la vida pública como privada incursionen en sus diagnósticos y análisis, al ver como se comportaron los pesos y contrapesos de fuerzas y organizaciones con el fin de encontrar método y aplicación a cada una de sus variables, es decir, el qué, el porqué, el cómo, el cuándo y en dónde, se sucedieron cada una de las cosas, es decir el tiempo, espacio, cambio y antagonismos que es el fin que como elemento tiene la política y se sustenta en la dialéctica que da sentido a toda actividad social.

Daño, sentido y forma a cada uno de los acontecimientos que hicieron configurar un escenario contextual que hasta hoy sorprende a muchos por los fenómenos y resultados acontecidos, con un presidente de la república con un bajo margen de credibilidad y confianza, con unas reformas estructurales que no acaban de cuajar y dar respuesta a las necesidades nacionales para recibir los productos que se esperan de ellas, con un bajo aprecio por el perfil de la administración pública federal que es acremente cuestionada por la fragilidad de sus funcionarios, por una falta de observancia y aplicación que dé respeto a la ley y al mismo estado de derecho, por un distanciamiento entre proyecto, programas y metas con los actores políticos y partidos para la búsqueda de canales y senderos que brinden certidumbre a la conducción de la nación.

Cuando los pronósticos que dan sentido a la política en los artículos y editoriales de los medios informativos de toda índole: prensa, radio, televisión e internet, los mismos medios que presagiaban situaciones insostenibles en la gobernabilidad del país, generando en base a ello todo un amplio coctel de situaciones del más variado contenido que sostenían la caída hacia un precipicio sin fin de la nación mexicana, al mostrarse -según sostenían- distintos flancos de atrincheramiento que provocaban el caos y la anarquía como protesta y como fin para desplazar a la autoridad constituida.

Así se manifestaban y protestaban por una parte los jóvenes normalistas que han luchado por sus compañeros desaparecidos de Ayotzinapan en donde sus padres los quieren vivos; al mismo tiempo las expresiones de fuerza con un sinnúmero de actos vandálicos, paros, bloqueos, tomas de edificios públicos e incendios ejecutados por un amplio sector magisterial al amparo de la CNTE que en su protesta y condenación se dicen estar contra la reforma educativa y se planteaban como hoja de presión, el evitar las elecciones federales de los estados de Guerrero, Oaxaca, DF, Puebla, Chiapas, Michoacán y Quintana Roo; agréguese a ello las condiciones presentadas en los municipios de Michoacán y Jalisco con su variable de autodefensas, en donde la criminalidad en esas entidades se apostaba y atrincheraba en desafío de las fuerzas del ejército y la seguridad, derribando en La Costilla - Villa Purificación; Jalisco con armas de alta tecnología en poder de la criminalidad, abatía un helicóptero del ejército nacional ocasionando con ello la pérdida de 9 vidas humanas; lo mismo el actuar de las fuerzas de seguridad que en enfrentamiento el 22 de mayo en el rancho El Sol del municipio de Tanhuato; Michoacán, abatían a 42 criminales con un saldo además de un policía muerto.

La actividad organizacional y la praxis misma de la política desplegada en acciones y actos entre miembros, militantes y simpatizantes de los partidos, trajo como consecuencia que surgieran nuevos y variados escenarios de participación que bajo el denominador de la participación democrática se diera pie a las candidaturas independientes para la búsqueda de puestos de representación popular, formato que vivimos en Jalisco, Nuevo León, Distrito Federal y en otras entidades en las que incursionaron miembros de la sociedad civil para diputados tanto federales como locales, alcaldes y gobernadores que como bien lo sabemos algunos lograron su objetivo y otros no.

No olvidemos también que en algunas entidades los malos gobiernos con sus abusos de poder alineados a una manifiesta corrupción también contribuyeron al deterioro de la armonía social, generando para estos gobiernos estatales el repudio de sus habitantes como aconteció en Michoacán, Nuevo León y Sonora en donde las prácticas y abusos de sus mandatarios estatales son ejemplo negativo de lo que es cometer arbitrariedades personales o familiares. Relaciones amistosas con la Tuta, tráfico de influencias de la familia Medina y de la familia Padrés, son un ejemplo de ello, para el deterioro del estado de derecho que tanto se pregona.

Pese a todo ello, es el factor democrático de la política la que fue acogida por la ciudadanía para su conducción y encuentro, método bajo el cual se busca dirimir las más agudas controversias, a la vez que incursionar en el entendimiento que la sociedad se plantea nuevos escenarios en su horizonte de existencia, al transitar por senderos de certidumbre en la vida y en la calidad de la misma, hoy después de trascurridos unos días podemos decir, que aquellos nubarrones que presagiaban tormenta y caos en nuestra sociedad, han sido puestos en su fin, dimensión y contexto, en donde los sectores de izquierda como de derecha que profetizaba el desconcierto y el derrumbe de las instituciones nacionales están ubicados en su trama y fracaso.

¡México ganó porque su sociedad votó y participó democráticamente, pese a todos esos malos pronósticos que apostaban por el quebranto de la sociedad para entenderse y salir adelante, sobre ellos, México logró el triunfo!