¿Mayor cohesión demanda México?

Periodismo y ciudadanía

Luis Fernando Hernández González.

La comunicación tiene como fin poner a disposición distintos y variados temas donde las percepciones expresivas de quien sustente algún punto de análisis sobre el contenido que se expone lo hace bajo la responsabilidad individual mismo que corrobora al titularlo y signarlo con su nombre, lo vemos a través de las participaciones de toda índole con sentido político, económico, cultural y social, situación que nos permite aquilatar no sólo estilos, sino además mensajes y responsabilidades en los cuales se oferte ángulos propositivos que hagan de la sociedad elementos para elevar su nivel de discusión y análisis.

Existen presentaciones periodísticas serias e incuestionables, afines y contradictorias, responsables y a vuela pluma, que lo mismo vilipendian, denostan, cuestiona, infaman y acusan; pero hay otras más, que también halagan y recogen el significado numérico de cada una de sus líneas de expresión, generando estilos empoderados de un clientelismo afin a sus mismos propósitos, en donde subsisten bajo este ejercicio las cortinas de humo que muchas de las veces el mismos lector clarifica y define.

Hoy en día participar dentro de algún medio informativo y sostener un punto de vista sobre cualquiera de los géneros informativos anima afinidades, simpatías y conexiones; suspicacias y controversias, pero también discrepancias, divergencias y descalificaciones, mas quien ocupa su tiempo y su reflexión no sólo garrapatea para un público ávido de leer, escuchar y discernir si acaso, sobre los distintos y variados ángulos que den sentido a la difusión de las ideas por buenas o malas que éstas en su contenido comprendan.

En lo personal hablar de sociedad e invitarla a participar sobre temas de gobierno, política, políticas públicas, sociedad, desarrollo, historia y cultura, tienen como fin estimular la participación libre de la misma sociedad, con planteamientos bajo los cuales se aporte una perspectiva de invitación para quien tenga afinidad por la lectura, el debate y la compulsa ideológica, elementos bajo las cuales se exhiban y examinen los propósitos, acciones e ideas, como métodos de superación en los distintos y variados sentidos, más concientes debemos de estar de que en general los mexicanos somos un pueblo reticente al diálogo, situación que nos limita a la discusión y por consecuencia al planteamiento y rivalidad de principios en los razonamientos personales y sociales, con los cuales debemos de cambiar modelos y prácticas de conducción pública de ser necesario, para dejar atrás y superar la irresponsabilidad en las cuestiones públicas.

Por eso para muchas personas resulta hoy en día ocioso, traducido a pérdida de tiempo, el desear que al país y a los mexicanos nos vaya bien, que busquemos de manera organizada atender aquellos factores e indicadores que nos representan vulnerabilidad, frente al mundo competitivo y cambiante, el cual está abocado al encuentro de una sociedad de calidad, felicidad y bienestar; cuando por otro lado existen afortunadamente sectores minoritarios de mexicanos con expresiones delirantes, henchidas de insulto que quieren acabar con las instituciones, derrocar al gobierno e instalar el colectivismo como forma moderna de su adoctrinamiento socialista.

Es entonces que: “Esta actividad periodística en todos sus niveles necesita nuevas fuerzas, nuevos puntos de vista, nuevas imaginaciones, nuevos ángulos de ver las cosas porque en los últimos tiempos ha cambiado la sociedad y sus medios de información de una forma espectacular” nos señala Ryszard Kapuscinki; comentario que nos invita a ser innovadores e intérpretes de una sociedad que busca claridad y fortaleza de su información colectiva para llevar a la sociedad hacia un buen puerto, como él sostiene.

Agrega el mismo R. Kapuscinki, el verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. Ser buenos y desarrollar en nosotros mismos la categoría de la empatía, que permita el avance hacia estrados superiores a la sociedad.

La actividad de participar en un medio informativo como éste u otros, es para muchas personas -incluyéndome yo- una acción para plantear reflexiones y puntos de vista sobre el acontecer personal, social y colectivo, público y privado, nunca bajo esquemas o consignas sobre situaciones sencillas y complejas que nos plantea la vida. En donde cada uno tiene su forma personal de interpretarlas y donde la libertad de expresión, es la base fundamental de la discusión y el análisis.

Por esa razón cuando hablamos en este título de periodismo y ciudadanía, bajo ningún concepto se debe de soslayar el libre albedrio que como situación sine qua non posee la sociedad para discernir, analizar y ejerce su toma de decisiones ante una participación que cualquier comunicador oferte, por sensata y verídica que ésta parezca.

Por tal razón el fin fundamental que hoy en día nos debe de ocupar al informarnos y documentarnos estriba en el de construir ciudadanía, método bajo el cual se debe de encontrar los puntos de coincidencia y cohesión que demanda el país para salir adelante, medio también para vencer dudas y generar confianza pública, apuntalando todo ello, con mayor transparencia, fiscalización oportuna, rendición de cuentas y combate a la corrupción, única forma de contener abusos y así encontrar los parámetros de conjunción étnica y de diversidad regional que posee la nación.