Paredón
Rufino Rodríguez Garza.
Visitar Paredón es llegar a una localidad con historia. Estación de trenes que parten, desde este cruce, para Torreón, Monterrey, Piedras Negras, Saltillo y San Luis Potosí. Llegar a este lugar y no visitar el museo-cantina El 7 Leguas, es como pasar de noche. De aquí salió un dirigente nacional del sindicato de ferrocarrileros de la República mexicana de nombre Duarte. También nació aquí el gran luchador del Pancrasio Sangre Chicana, que aún llega periódicamente a saludar a familiares y amigos.
También Paredón es conocido por la sanadora, Adrianita, ya toda una mujer de 20 años que hace curaciones para los creyentes "milagrosas".
Históricamente fue paso obligado del Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo, en su travesía hacia el norte para fortalecerse y retomar la lucha de independencia de los españoles. Otro personaje que se dejó llegar al antiguo Paredón fue don Benito Juárez, reorganizándose para recuperar el país de los extranjeros, comandados por Maximiliano de Habsburgo.
Otro personaje no menos importante que caminó por estas alejadas tierras fue el denominado “Llorón de Icamole” don Porfirio Díaz.
Del Paredón original, de la enorme hacienda ganadera, sólo queda en uso el panteón, donde la gente aún entierra a sus deudos. El actual Paredón se constituyó en torno a la estación de ferrocarriles a partir de 1906. En 1914, Villa y el general Felipe Ángeles toman este importante cruce ferroviario derrotando al ejército federal, en una rápida batalla que permitiría inmediatamente tomar la ciudad de Saltillo, capital de Coahuila.
En el mes de mayo del 2014 fue inaugurado un vistoso obelisco conmemorando aquella heroica contienda.
Pero esos hechos serán analizados por los historiadores; lo que nosotros queremos destacar es la gran zona arqueológica, que en los alrededores de este poblado se localizan.
Uno de estos sitios es el cerro Bola, antes parte del ejido pero comprado no hace muchos años por el ingeniero Jaime Rodríguez (a) el Bronco, ex alcalde de Villa de García, Nuevo León, y ahora precandidato independiente a la gubernatura de ese estado, independiente porque su partido el PRI, no lo apoyó y decidió lanzarse por su cuenta. Las inversiones son saludables y proporcionan trabajo a los vecinos del lugar, lo que no concebimos es que en el afán de proteger su propiedad pusiera cerco al terreno, que al emparejar el suelo para la siembra de nogales fastidiara mas de una roca con petroglifos, y al construir unas enormes bodegas cambiara el paisaje con manifestaciones rupestres. Algún día las autoridades pondrán en su lugar al intruso, pero el daño no se podrá reparar.
En el cerro Bola, aún hay trincheras de la época de la revolución, pero los petroglifos rebasan una antiguedad de los 2000 años, que poco a poco se irán destruyendo por el más feroz de los elementos, el humano.
En medio de unos barriales se encuentra otro sitio de importancia sin igual, se trata de El Huizachal, con grabados de una excelente factura, y donde destacan las astas de venado, sus huellas, también una manada de venadas (no tienen astas), plantas de maíz, figuras humanas, seguramente de chamanes en posición orante, pidiendo por la salud, la buena caza, y la reproducción. Huizachal merece una nota exclusiva pues lo apartado del lugar lo hace único en estos contornos.
Desde las alturas de Ojo Frío se aprecia una enorme mojonera de piedra y cemento de más de dos metros de altura que sirve de división entre Coahuila y Nuevo León. Lo amable del caso es que el soporte pétreo de la mojonera está literalmente lleno de grabados, algunos pulidos que los hacen muy vistosos.
Desde Ojo Frío se ven hacia el poniente, las comunidades del Coyote y Anhelo, localidades conocidas por la mina más grande de mármol de Coahuila, pues en los alrededores también se localizan cientos de rocas con petroglifos que están esperando a los especialistas para su registro, estudio, interpretación y la tan esperada protección, pues el vandalismo no para, y mas tarde que temprano acabarán con el mensaje de los nativos, que usaron las rocas como cuadernos para dejarnos los indescifrables dibujos.
Desde Ojo Frío se alcanza a ver Presa de la Mula, sitio rico en grabados, donde entre otras cosas destaca un magnífico tablero que los arqueoastrónomos identificaron como un calendario lunar, sin errores, avalado por el especialista Anthony Aveni, y descubierto para la arqueología por el buen amigo William Breen Murray, avecindado desde hace 40 años en Monterrey. Éste sitio se encuentra en Mina, N.L., pero como dice el antropólogo Lorenzo Encinas, los indios no sabían de divisiones políticas ni fronteras.
El sitio de Ojo Frío se lleva las palmas pues aquí, los nativos llenaron cuanta roca se encontraban para dejar uno o varios dibujos, unos naturistas, que son fácilmente interpretables y los mas, de contenido desconocido para nosotros los profanos.
El agua siempre ha sido una bendición y en Ojo Frío, hasta la fecha, brota de las entrañas de la tierra desde tiempos inmemoriales. En la actualidad desemboca en el arroyo de Patos y sirve para que el ganado abreve en el bendito manantial. El hecho de la permanencia del agua da idea de que los grupos podían permanecer por largas temporadas en el lugar, el agua proporcionaba peces, tortugas, roedores, venados, felinos, serpientes, lagartijas y aves (propias y migrantes). Aquí seguramente se practicó la "magia simpática", es decir grabar el animal que se quería cazar, con la idea de que ésta fuera fácil y sin contratiempos para el cazador.
Toda la fauna que hasta este momento hemos men- cionado está debidamente representada en Ojo Frío.
Recientemente, a media- dos de febrero en la misma serranía de este lugar, el compañero José Flores Ventura encontró represen- taciones de borregos cima-rrón, especie que desapa- reció de Coahuila y N.L. en la década de los cuarentas del siglo pasado, y que si no se protege en Baja California y Sonora, podría desapa- recer en uno pocos años.
En Coahuila, reciente- mente se reintrodujo en un rancho de protección al habitat natural, donde se retiró el ganado vacuno y el ganado caprino. En esta propiedad se cuida la flora y la fauna.
Ojo Frío es importante porque hay morteros, algu- nas pinturas y representa- ciones chamánicas y cuando menos una figura con ele- mentos humanos y de ani-males. Se les llama “antropo-zoomórfos”.
El sitio es de difícil acceso, espinoso, por lo que se dificulta tomar fotos, piedras sueltas que dificultan el ascenso, pero que tiene un vista envidiable: hacia el norte los barriales, las tierras de aluvión, la erosión en toda su magnitud, y cambiando la vista hacia el sur todo lo contrario, árboles (pinabe- tes), una hermosa alfombra de pasto, todo de un verde subido que contrasta con el lado sur, curiosidades de la naturaleza.
En el lado sur, donde los pinabetes son como una plaga, van adornando el arroyo con su verdor y con sus sombras, se dice que en el arroyo y a esa altura hay un roedor, propio de Norte- américa, constructor de diques, el castor, uno de los más grandes roedores. Pero eso será tema de inves- tigación en próximas visitas al Ojo Frío.
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