El sistema de antaño ¿igual o peor que éste?
Desde que se inventaron los pretextos, se acabaron los pendejos.
Refrán popular. |
Fidencio Treviño Maldonado.
Ante la ineptitud e inoperancia de nuestro sistema político a cualquier nivel, los funcionarios esgrimen pretextos como escudo a sus hierros y desaseos de toda índole. Cobijados los mexicanos en nuestra idiosincrasia, y como una falta de autorespeto sacamos pretextos de donde quiera y en la mayoría de las veces no somos tan valientes para admitir nuestra culpabilidad, menos veremos algún día a un político o funcionario ofreciendo disculpas y aceptando su anomalia. Un sistema de usos y costumbres en el que lo que sabrán son los actos fútiles ante los retos que exigen los tiempos y las formas que se deben dar para gobernar con civilidad. Un cúmulo de excusas son las que los políticos sacan, cual si fueran magos e hicieren aparecer de sus chisteras palomas y conejos, oropel reciclado por otros gobernantes y siempre culpando a administraciones anteriores como herencia testamentaria que obviamente paga el pueblo, la triangulación como método constitucional.
Mentiras que se bifurcan entre la corrupción y las evasivas de los que nadie está a salvo, incluyendo el poder judicial que ante su incuria ni siquiera ofrece disculpas, porque simple y llanamente no existen y como están las cosas en lo que a justicia se trata con los pesos completos: Javier Villarreal, ex gobernadores, Moreira, Montiel, Garnier, Fidel Herrera, la Gordillo, Romero Deschamps, al igual que antes lo fueron Isidoro “El Divino” Rodríguez, Montemayor, David Peñaloza, Cabal Peniche, Carlos Aldana, los ladrones del “Robaproa” y otras ratas gordas de cola larga, que sobre hechos no hay objeciones. Un mal razonado y alentado por mentes maquiavélicas es el proyecto nacional que impera en el contorno social y político de nuestro sistema, cada día se antoja más lejano el rasgo democrático, del que tanto se ufanan los jilgueros del sistema y los que van mamando de la teta presupuestal, en el mundo feliz de su propia Disneylandia, con reformas devaluadas.
“De pretextos están llenos los panteones” reza un refrán popular, y en México son millones de miserables los que pululan en los cinturones y fajas de miserias, fabricados y paridos por engaños y lo que tendría que ser una vergüenza nacional, es sólo una cifra alegre y gráficas a colores, guardando siempre una dictomanía, que son el desaire y la mitomanía latente buscando una justificación inexistente, la cual Rosario Robles, chile de todos los moles, quiere componer. Las tragedias siempre traen compañía y son las mentiras las que nunca se justifican y parecen ser hereditarias, ya que desde tiempos inmemorables las hemos venido padeciendo, en tiempos de Díaz Ordaz el asumió la responsabilidad de la masacre de jóvenes, y es fecha -después de más de 40 años de la noche de Tlatelolco- que sólo hay miles de fojas y denuncias y ante esto están los millones de pretextos políticos más poderosos que la espada de Damocles.
Luis Echeverría con su populismo hundió al país, nunca dio explicación. López Portillo y su sexenio corrupto, lloró en una escena que bien le podía valer todos los Oscares de la academia y sus frases quedaron en el salón de la ignominia: “Defenderé el peso como un perro” y “En la abundancia tenemos que enseñarnos a administrar nuestra riqueza”. Los pretextos de todos los demás Presidentes, incluyendo a Fox, Calderón y ahora Peña Nieto, con cientos de cadáveres incinerados y sembrados, actos infaustos que llenarían un tomo más grueso que la traducción que Lutero le hizo a la Biblia, es decir, entre pretextos y eventos de falacia, se nos ha mantenido por años y con medusas y quimeras políticas es como se alimenta el sistema que se vuelve cada vez mas confuso, difuso y profuso con los pretextos que anteponen nuestros gobernantes a cualquier nivel para elevar la calidad de sus gobernados,
En un país tan grande y aún con recursos por doquier y con una rica historia cultural no debe haber pretextos que valgan para tener millones de miserables, sostener gambas de ratas desfalcadores y un buffet de corruptelas con cargo a un pobre pueblo que paga carretadas de millones a sus políticos, funcionarios y gobernantes amén de lo que cínicamente se rapiñan, no es justo y no se vale que ante una u otra aclaración sólo lamentaciones y pretextos serán la comidilla del día. Las grandes culturas y las naciones que han prosperado, tiene sin duda gobernantes que ante los grandes retos dan la cara y no se esconden bajo argumentos que son propios de un monifato y casi onagros...
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