Atlas
Rufino Rodríguez Garza.
El 10 de marzo del presente año se presentó en la casa Purcell el Atlas de los indios de Coahuila, en el que participamos el Dr. Carlos Manuel Valdés, la historiadora Mónica Amezcua, el fotógrafo Miguel Ángel Reyna Flores y el que esto escribe.
Se trata de un bello libro de más de trescientas páginas, con un trabajo de primera gracias a la diseñadora Mónica Álvarez Herrasti, un libro para conservar con una muy buena calidad en su formato y materiales, el cual puede satisfacer a los más exigentes conocedores del tema y del cual estoy seguro será una referencia para los estudiosos en el futuro.
El formato es grande con dimensiones de 22 por 28, lo que permite el lucimiento del acervo fotográfico que se exhibe.
Sin contar los textos, se insertaron más de 400 fotos, las cuales siempre están relacionadas con alguno de los 50 temas tratados en el Atlas y con su respectivo pie de grabado. Muchas de ellas están tematizadas, es decir, forman parte de un conjunto de temas; como por ejemplo en la página 61 y siguientes, en las que se refiere y se hace mención del tema astronómico y como los nativos eran tan entendidos y tenían la capacidad para observar las estrellas, los cometas, planetas (Venus) o nuestro satélite natural la Luna o en su caso el astro rey: el Sol.
Otro tema es el que se refiere a los Caballos (páginas 75 y siguientes). Es lo que nosotros consideramos como arte rupestre tardío, o que corresponde al contacto con los europeos. Los indios de Coahuila los grabaron en piedra y lo pintaron en paredes de relices y cuevas. Con el tiempo lo capturaron para comerlos y después para amansarlo y usarlo en sus correrías. En un principio los caballos y yeguas que se les escaparon a los colonizadores bastaron para que rápidamente se multiplicaran los mismos, aprendiendo los nativos a domesticarlo llegando a ser excelentes jinetes, usándolo en los enfrentamientos con los intrusos invasores y contra otros congéneres no amigos. Al decir de los curas y capitanes españoles, los indios se convirtieron en diestros jinetes.
Como ejemplo de esto podemos presumir que las evidencias sobre el animal llamado caballo se encuentran en lugares tan apartados como Ocampo, Zaragoza, Ramos Arizpe, Parras y Ge- neral Cepeda entre otros sitios con manifestaciones rupestres. Otros animales grabados fueron vacas, gallinas y borregos siempre con una óptica muy personal de los habitantes del semidesierto mexicano.
En la página 144 y siguientes se describe el tema de la evangelización y la evidencia arqueológica la encontramos grabada en las rocas. Los curas y los hacendados españoles primero y los tlaxcaltecas después grabaron la cruz cristiana en los lugares sagrados de los indios. En las páginas indicadas observamos cruces de diferentes estilos: unas simples, otras con triángulos en los extremos, las que tienen pedestal y si es de cuatro escalones es que se refiere a los cuatro evangelistas. También las hay de la pasión, como la que se usa en semana santa.
El Atlas tiene un importante apartado y es el que se refiere a la fauna. En Coahuila está suficientemente representada y los indios grabaron mamíferos, reptiles, aves, peces e insectos.
Basta caminar por las cañadas y cerros para encontrar huellas de venado, osos, aves y bisontes. Por las astas o cornamentas grabadas o pintadas podemos identificar si el venado era cola blanca, buras, elks o berrendos, pero también borregos cimarrones.
En Candela, en la Mesa de Catujanos, no existen grabados pero los vestigios pintados nos hablan de una gran variedad de animales e insectos entre los cuales destacan: aves, que pueden ser pavos o águilas, astas de venado, insectos como cienpiés, vinagrillos y una araña. El sitio de Catujanos es todo un alarde de fauna y personajes chamanescos muy estilizados pero destacan por sus colores vivos. Catujanos es un sitio de los más hermosos de Coahuila en arte rupestre. Un sitio digno de visitarse y que el Atlas apenas nos muestra una mínima parte, (ver páginas 50 y 51).
Un tema poco tratado en el Atlas es el de los geoglifos. Estos los descubrimos hace más de 10 años en las inmediaciones del municipio de Ramos Arizpe y con el tiempo hemos localizado otros en Parras y General Cepeda. (Páginas 306 y 307)
Otro tema del Atlas es el de las armas. El tema da para mucho, pues se pintó y se grabó en varios sitios, no sólo el atlatl sino las lanzas, las puntas de proyectil, las navajas enmangadas, arcos y flechas o el cazador apuntándole a la presa.
En sitios como Cerro Bola, destaca un enorme tablero con 43 navajas enmangadas "finamente grabadas" diría el arqueólogo Luis Aveleyra en roca arenisca, ahora propiedad del Bronco, Jaime Rodríguez, y de dificil acceso por aquello de las cercas alambradas y la siembra de una huerta de nogales, las navajas fueron ampliamente utilizadas por los nativos y en sus tumbas siempre se hacían acompañar por sus utencilios de caza donde se encontraba esta herramienta. En las páginas 38 a la 47 el lector encontrará la representación de atlatl's y de los arcos pero también de las navajas, donde el material cortante fué pedernal y el mango o maneral era de madera pegada con un "resistol" de aquella época, muy resistente,hecho a base de ceniza, resina de mezquite y agua. Algunas navajas se pueden admirar en el Museo de la Prepa Venustiano Carranza, el Museo del INAH, en Torreón o en el museo el Polvorín de Monclova.
El Atlas de los indios de Coahuila será un libro de utilidad para el investigador, el estudioso del tema indígena, los maestros y el público en general.
Nosotros lo recomendamos ampliamente. Es un trabajo que llevó muchos años de visitar lugares y sintetizar los textos para hacerlo llegar al público de Coahuila y de México.
rufino.rupestre@gmail.com
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