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el periodico de saltillo
Mayo 2015
Edición No. 315


La transculturización y el hedonismo cultural


El poder nubla la mente y hasta ridiculiza al que lo posee...


José Luis Carrillo Hernández.

La cultura así como uno de sus principales productos, el arte, es un bien común que se manifiesta, crece y desarrolla en forma directa y proporcional a los individuos o sociedades que la poseen, muchos de estos elementos son tangibles, como las obras de arte que se pueden representar en forma material, mientras otros elementos son bienes culturales intangibles, que pertenecen al orden de las ideas, pensamientos y comportamien- tos, ambos son bienes comunes, propios de un grupo, son bienes entre otros que nos identifican al interior y diferencian hacia el exterior.

Sin perder de vista que somos herederos por imposición de la cultura occidental y todos sus vicios, tras el derrumbe de las fronteras para el libre tránsito del comercio y no de la gente, le han dado un nuevo rostro a nuestra sociedad, nuestra cultura está sufriendo una seria transfiguración, tanto en sus bienes tangibles como los intangibles.

Las reminiscencias de la cultura de nuestro ancestros, que son precisamente aquellas que nos permiten diferenciarnos sobre los otros pueblos y al interior identificarnos como mexicanos, herencia milenaria tan arraigada que no pudo ser agotada totalmente por la violencia, la sangre y la predicación religiosa del invasor del Medievo que no admitía el más mínimo cuestionamiento al dogma, mucho menos una religión muy diferente a la Europa y medio oriente judaizada y helenizada.

Instituciones básicas de origen prehispánico como la tierra comunal, frente a la organización feudal de los invasores o la llamada encomienda en el territorio Novohispano, lograron permear hasta 1900, convirtiéndose en la principal causa revolucionaria: La tierra, base de la economía agrícola de esa comunidad cultural llamada México, permitía una cierta autonomía alimentaria, pero contrario a los intereses trasnacionales bien representados en el país por el PRIAN, obligó a cancelar ese logro revolucionario y forma ancestral de organización.

Las universidades -como la nuestra- se están deshumanizando y convirtiéndose en talleres de capacitación para el trabajo fabril, además del enriquecimiento de corruptos y falsos académicos que las dirigen.

Las Universidades públicas se están convir- tiendo sólo en proveedoras de mano de obra de las grandes trasnacionales maquiladoras y armadoras de todo tipo de bienes de consumo, desde el exterior les están imponiendo los modelos educativos, pues el estado mexicano ha logrado todas las reformas neoliberales necesarias que hacen de México y los mexicanos un población y un país muy cercano al anterior de la reforma, la independencia y la revolución.

El fenómeno de la cultura y su transculturización es una realidad desde tiempos muy antiguos, y son los pueblos los que con el conocimiento de su historia pueden aceptar o rechazar cualquier influencia según su fortaleza, no olvidemos que para ser conquistados tuvieron que destruir las bases culturales y espirituales en las crecieron nuestros ancestros, sustituyendo las espirituales por unas de mucha menor calidad.

Sin embargo, la fuerza de la religión ancestral logra transfigurar con mucho los símbolos de la fe judío-cristiana que la somete: festividades, creencias y ritos de los antiguos habitantes mesoamericanos, así como su alimentación y su comportamiento derivados de muchísimos elementos que resultaron de la conquista se incorporaron al mestizaje o visto de otra manera, a más de 500 años de dominación de una cultura sobre las bases de explotación de otra.

Sin embargo, esas reminiscencias aun vivas, expresiones culturales que nos identifican y no son herencia judío-cristiana, sino prehispánica, que se confundió con ella para sobrevivir, ahí está, en la comida y en las ceremonias religiosas, en el idioma y la forma de ser, incluso en los símbolos nacionales.

Tras el ascenso a la gubernatura del Prof. Oscar Flores Tapia, Saltillo sufrió un rápido despegue económico, industrial, social y cultural, de ser el rancho grande para algunos, se convirtió rápidamente en un nuevo y atractivo centro industrial del país, y rápidamente pasó de ser una pequeña, bella y apacible ciudad a ser parte de un gran centro urbano e industrial compuesto por Arteaga, Ramos Arizpe y Saltillo.

Nuestra comunidad vertiginosamente fue receptora de una inmensa fuerza de trabajo migrante. Hoy la población conurbada está recibiendo una gran cantidad de mexicanos de los estados del centro y sur del país, directo de comunidades otomís, purépechas, mixtecas, nahuas, mayas entre otras y que son herederos de una lengua y cultura ancestral, algunos o muchos de los cuales son familias arraigadas ya con hijos coahuilenses o bien saltillenses. Subterráneamente la sociedad y la cultura regional están siendo penetradas fuertemente por una población nacida y arraigada en regiones donde los convierten en herederos directos de nuestros ancestros.

Valdría la pena preguntarse que están haciendo los tres niveles de gobierno para integrarlos a la comunidad, lo más seguro que nada, cuando tienen mucho que darnos para fortalecernos frente a las avasallantes modas y conductas del libre mercado y la frontera.

Es inmoral y una lástima que grandes cantidades de recursos públicos se gasten inútilmente y sin resultados trascendentes en festividades, actividades y viajes, como los que se dio por Grecia y Nueva York la burocracia cultural municipal panista, que deja como beneficio a los saltillenses un escándalo sexual y rompedero de medias tras la visita a museos y antros de la meca del arte, además de un despilfarro de inmensas cantidades de recursos públicos.

¿Por qué el municipio en lugar de hermanarse con Puebla, Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Guerrero o Michoacán, lo hace con Grecia? La comunidad qué puede esperar tras los espectáculos de burdel, decadentes, sospechosos, en compañía de cuates, simpáticos y comprometidos mas por gustos y lazos inconfesables que por ligas estéticas o profesionales en base a un producto y oferta cultural que la sociedad y su nueva realidad está demandado.

Poca idea se tiene de lo que significa la identidad cultural y qué hacer con ella, no hay proyecto o plan alguno, la simulación de una clase de vividores, oportunistas y supuestos artistas, aprovechan la ignorancia de estos panistas y priistas para escalar posiciones y asaltar presupuestos para sus placeres y beneficio, algo así como hedonismo cultural a la griega, y para muestra ahí está el Instituto Municipal de Cultura.

tierra_2013@hotmail.com


 
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