El narcotráfico pone en jaque al país,
mientras Peña Nieto cultiva su imagen
¿Qué “Rey” ampara a la nueva generación de “narco guerrilla urbana”?
¿Por qué la estructura de seguridad nacional se mantiene a la defensiva?
¿Qué se busca?; ¿Derrocar al estado? |
Adolfo Olmedo Muñoz.
Las emboscadas que tienden grupos de criminales identificados aprioris con los cárteles de la droga, diseminados sobre todo en el centro y norte del país, están evidenciando una ineptitud poco creíble, de la capacidad de respuesta militar; respuestas táctico-estratégicas, que bien pudieron ya haber reducido al o los intereses que se hallan detrás de una “industria” que si bien le deja dinero a un “selecto” grupo de delincuentes mexicanos, tiene su principal beneficiario fuera del país.
En los últimos meses ha venido creciendo lo que podríamos llamar una “narco-guerrilla urbana” en cuyas operaciones se ha dejado ver un cambio de estrategia por parte de la delincuencia, pasando incluso a la ofensiva, en contra de un aparato de seguridad nacional, maniatado no sólo por las oportunistas organizaciones de “derechos humanos” sino oscuros frenos que ponen en duda ya, hasta la capacidad del poder ejecutivo, para convertirse en el Comandante Supremo de los ejércitos mexicanos, lo cual sería no sólo grave, ¡funesto! … en caso dado de que aquellos, que tanto denunció Manuel Buendía y por lo cual lo mataron, se les antoje “ponerle el pie” al gobierno en turno.
Dentro de esos cambios de tácticas de los “NG” (para no estar repitiendo narco guerrilleros), no aparecen ya acciones en zonas rurales, a los campesinos los han dejado al cuidado de los plantíos de enervantes, heroína principalmente, y como individuos, llevados como carne de cañón a las “nuevas” operaciones de bloqueos, incendios de autos, quemas de gasolineras y otros centros de confluencia ciudadana, provocando las celadas donde han caído soldados policías, funcionarios de seguridad y civiles.
Han quedado atrás las crueles ejecuciones y decapitaciones; los colgados en los puentes viales; las matanzas indiscriminadas; la crueldad sanguinaria que con “brutalidad” azoró a la sociedad en su conjunto y que hoy están dejando paso a una nueva y bien planeada estrategia, que de seguro ha sido confeccionada por alguien; persona física o “moral”.
O tal vez una “confederación de organiza- ciones criminales”, que han decidido unir fuerzas para enfrentar a un estado que si bien inició de manera limpia un combate a la delincuencia hoy se ve débil, tímido, incapaz,… solapadora o sometida, o tal vez hasta comprometida para no ir más allá de los intereses de la gran “industria”, nacional e internacional, de narcóticos.
El actuar de esta nueva generación de “rebeldes” dista mucho de las operaciones de aquellas viejas legiones campesinas manejadas por pintorescos encapuchados, y aunque subsisten hordas de orates, marionetas de vividores sedicentes maestros o vividores de causas perdidas, se evidencia hoy otro orden.
No debe ser tomado ya como coincidencia el hecho de que en los estados como Jalisco, Guanajuato, Tamaulipas. Michoacán y toda la región incluyente de ese potencial productivo, sean hoy los campos de batalla.
Uno de los “ataques rebeldes” que recientemente acapararon la atención de todo el país, se llevó a cabo el mismo día primero de mayo cuando el asueto civil dejaba libres las calles de civiles, (objetivos evidentemente no buscados) se sorprendió a grupos de seguridad compuestos por fuerzas que eufemísticamente se han formado para implementar “códigos rojos” que bien pudieran ser del color que fuera, pues han servido para “lo mismo”.
El más mediático fue el ataque simultáneo en diversos municipio del Estado de Jalisco, incluyendo su capital, pero se perpetraron otros, también evidentemente sincronizados. A raíz de lo cual se dio ese “Código Rojo” que enunció el gobernador de esa entidad, Aristóteles Sandoval, que se vio ya como simple demagogia paliativa, pues sus atacantes ya se habrían ido con “la fiesta” a otra parte, luego de haber matado militares, incendiado vehículos en 29 bloqueos en 19 municipios, seis de los cuales conurbados a la capital, Guadalajara.
Detrás dejaron incluso un helicóptero derribado, lo cual no se lleva a cabo con simples “resorteras”, sino con la presencia de mejor armamento. Fuerza que recela la presencia de equipo, tal vez hasta más moderno del que se está disponiendo para los grupos de patrullaje.
Pero también hubo bloqueos en Guanajuato, Colima y Michoacán, donde incluso el gobernador Salvador Jara, anunció que se había “blindado” el límite fronterizo con Jalisco, anuncio que sonó como otra demagógica declaración de “código rojo”, que cada vez se torna ante la opinión pública, hacia un tono “fiucha” o “palo de rosa”.
Ya no es la satanizada (además de fantas- magórica) “izquierda” comunista, el chivo expiatorio y blanco de imputaciones, es más que evidente que son grandes capitales los que influyen en esta disfrazada “guerra de guerrillas urbanas”. Esto hará como hasta hoy, muy difícil la tarea de las fuerzas del orden, pues todo parece indicar que los “capitales”, provengan de donde provengan, tienen “mano” en la nueva configuración de país que quiere el presidente Peña Nieto.
Esto hace suponer que, teniendo el Presidente el pendón del mando supremo del ejército, las fuerzas armadas marcharán “con las riendas tensas”, soportando la insolencia de una derecha capitalista dispuesta, ahora sí, a dar la pelea por sus intereses, cueste lo que cueste, y si para ello habrá que exhibir mediocridad de un mandatario que se les ha puesto a modo desde el inicio de su administración, pues “sorry”, se lo llevarán de encuentro.
Ésta sea tal vez la razón por la cual, algo que parece fácil, sobre todo para los metiches yanquis, como sería desenmascarar las identidades de los propietarios de los capitales en juego, y así poder combatirlos con eficacia y de manera frontal, no se lleva a cabo y está evidenciando un sometimiento cómplice (por omisión) a los intereses de una “industria” claramente en expansión.
Combatirlos de manera eficiente podría, tal vez, “molestar” a nuestro principal socio en esa aventura de lograr un nuevo orden social de progreso en México, que hasta hoy no se ha hecho más que en el papel de la proyección.
Aunque en honor a la verdad, yo no creo que esa “guerrilla” pretenda derrocar al Presidente, simplemente acotarlo y poner en claro que el capital, que no tiene fronteras, quiere su propio espacio, y sus acciones son elocuentes, tirándose a la yugular, en las regiones más productivas de nuestro país. Y si no, que lo diga el ex presidente Vicente Fox, que es muy ágil para declarar sobre los temas en cuestión.
Pero por otra parte, si se me permite, lo que reconozco como un exabrupto, producto del grado de estupidez que representa, debemos reconocer, que aunque Fox talla que talla por donde sus “conferencias” le paguen, hablando sobre la legalización de las drogas, al menos este panista, no pretendió cobrar “horas extras” en caso de que no lo dejaran seguir “poniéndose la camiseta” (azul) en mítines de partido, como en el caso de un alcaldillo que prefiere ir oliendo las enaguas de gayes, quién sabe para qué.
“Ojala podamos saber cuántas lesbianas, travestis, transgénero hay”, declaró hace poco. Posiblemente ya tenga la información, no sabemos si fue, o es, para saber cuántos les tocan a cada quién (de los mismos desde luego), o para localizar algún conocido o conocida, o vaya usted a saber con qué fines.
Duda que, creo, no se compara con la de saber quien o quienes manejan los capitales del desorden del narcotráfico. Pero esa, “es otra cosa”.
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