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el periodico de saltillo
Noviembre 2015
Edición No. 321


Riquelme no prende, Isidro decepciona y el Bronco no aparece en Coahuila

El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable.
Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad.
Víctor Hugo (1802-1885).


Jorge Arturo Estrada García.

Se acaba el 2015. Lo que se hizo, hecho está. Ya todos los suspirantes por la gubernatura se han destapado. Vemos los mismos nombres, los mismos grupos políticos desgastados y desprestigiados. Aún cargan con los mismos mecanismos de hacer política. Cuentas falsas, trolles, fotos y mensajes maquillados, en las redes; es la forma que los políticos tradicionales entienden las nuevas formas de la comunicación. Los mismos vicios en circunstancias inéditas. Los resultados podrían ser impredecibles. En Coahuila, el que quiera ganar, que ya comience porque va tarde.

Casi ninguno de los calefactos busca entre los ciudadanos sus candidaturas. Sólo quieren aparentar que son viables políticamente, ante sus padrinos y benefactores. Se mueven con la gracia de hipopótamos bailando ballet. Buscan los dedazos, deditos y hasta los dedillos que los unjan.

En estos momentos, se mueven bajo el cobijo de padrinos en el centro del país o en el Palacio Rosa. Muchos de ellos llevan meses en sus afanes y no crecen. Ya se han activado los planes B. El aderezo de las alcaldías de un año agrega nuevos ingredientes y condimentos.

La pelea por construir un cacicazgo regional será un choque de trenes. Unos quieren regresar al poder y los otros ya no quieren soltarlo.
El PAN Coahuila está en ruinas, entre el PRI de David Aguillón y las maniobras de Memo Anaya y Bernardo González. El tricolor de Verónica Martínez afina la maquinaria que requerirá más dinero y alejar a más ciudadanos de las urnas para conservar el Palacio Rosa. Eso, si no hay rupturas de aquí al día de la elección. Los escenarios son muy dinámicos.

Las figuras de los dos partidos principales se perciben desgastadas, con escaso liderazgo y sin empuje. Tanto Miguel Riquelme, como Memo Anaya e Isidro López cada día acumulan mayor desprestigio. Sus desempeños son mediocres y cuestionables.

Del lado de los independientes Armando Guadiana luce cansado, sin ideas ni empuje. No hay trapío en el Bronco de Coahuila. Quien pasa malos momentos es Noé Garza, se le busca dar legitimidad con base en golpeteo que desconcierta a sus amigos y colegas priistas. Al parecer las recompensas serán muy buenas, aseguran algunos, en el caso de Noé.

En los planes de los alcaldes actuales está renunciar dentro de un año. Un par de ellos suspira por el Palacio Rosa y el resto por una hamaca en el Congreso estatal. Al llegar a la mitad de su mandato es oportuno hacer un balance de su trabajo.

Con escaso carisma y pocos resultados, en lo que le importa a los torreonenses, Miguel Riquelme no avanza. Él goza de un enorme respaldo del grupo en el poder. Torreón sorprende por la cantidad de obras que los gobiernos federal y estatal realizan, opinan algunos saltillenses que la visitan. El edil tiene meses recorriendo el estado e inundando medios y redes sociales. Y sin embargo, Riquelme no prende. El proyecto no crece. Y, la preocupación aumenta. El Plan B se ha activado.

Riquelme es intolerante y se ha envanecido rápidamente, cuentan los enterados. Su trabajo en materia de seguridad y restauración del tejido social es malo. Al igual que Isidro López, Miguel fracasa en lo que más le interesa a los ciudadanos y sus familias. Y sin embargo ambos ya andan en campaña y se sienten sucesores de Rubén Moreira. Igual que en Saltillo, la seguridad está a cargo de un personaje que no aprobó los exámenes de confianza: Jorge Luis Morán. A él se le escaparon 130 reos del penal de Piedras Negras hace algunos años, señalan diversas publicaciones.

Aún así, Riquelme tiene mejores resultados que Isidro, quien de plano se reveló como un holgazán. Y si logra consolidar el proyecto de Metrobús, sus bonos se irían al cielo.

Ser millonario y miembro de la familia López ya no es garantía de capacidad ni de honradez. Los López que nos tocaron como alcaldes de Saltillo no son muy buenos para las finanzas. A Isidro y a Manuel los bailaron con algunos millones en el fraude del Ficrea. Ambos resultaron tan codiciosos e “ingenuos” como Gregorio Pérez Mata. No es posible dejar de lado que el exgobernador Jorge Torres López, su primo, está prófugo de la justicia estadounidense luego de su paso por la alcaldía de Saltillo, la secretaría de Finanzas y la gubernatura.

Chilo no da una. En la era de los independientes, Isidro ingresa al PAN y pierde su perfil ciudadano. Su policía la maneja Jorge Salcido Urroz quien reprobó las pruebas de control y confianza. Su Plan Municipal de desarrollo es “patito”, y lo opera el inefable socio de su hijo: Juan Pablo Valdez.

A Isidro lo encapsularon Rosendo, Manuel, su familia y sus paranoias. Sus confianzas están en un cerco muy limitado por el parentesco, los amigos de sus hijos y los ex empleados del GIS. Ambos grupitos están cortados por la misma tijera: muy inexpertos, nada accesibles y desconocedores de las problemáticas sociales y económicas de la capital de Coahuila. El proyecto les quedó muy grande.
A dos años de gestión ya se consolida su estilo frívolo e improvisado de gobernar. Ya no hay rumbo, y tampoco hay dinero; ya no hay proyectos que aporten desarrollo y su mente se concentra en la captación de recursos. Necesita más dinero a falta de ideas y conocimientos.

Además, López Villarreal ha mostrado que tiene alma de priísta de la vieja guardia. Isidro no es un demócrata. Así se le percibe. No le gusta la participación ciudadana, ni consultar a sus jefes: los saltillenses. No sabe trabajar en equipo, no tiene liderazgo y mucho menos hacer las cosas bien y a la primera. Trata de imponer programas oscuros. Las excusas las tiene a flor de piel. Y ahora su discurso se reduce a desplantes y hasta a disparates. Se le olvida que él trabaja de mayordomo de los saltillenses. Él está para servir, no es el patrón.

Moraleja: “Los ricos también roban y no todos los empresarios son demócratas, trabajadores y competentes.”

Javier Guerrero y Armando Guadiana tienen que repetir ante los medios que ya andan “destapados” y haciendo proselitismo. Hasta Noé, y sus situaciones confusas, anda más movido.

Alejandro Gutiérrez, Jericó Abramo e Hilda Flores, juegan de comparsa. Se dejan mencionar pero no se atreven a demostrar que quieren ser candidatos. Tanto Alejandro como Hilda tienen sendas derrotas estatales. Cualquiera de esta tercia podría llegar a una candidatura para Alcalde de Saltillo. Armando Luna, el Plan B es fuerte- mente promovido desde las alturas y avanza, aunque no muy rápido. Le falta profundidad a su estrategia. Jericó reza porque le caiga del cielo.

Manolito Jiménez y Javier Díaz, sueñan con que el tricolor en sus maniobras los haga alcaldes. No le hace que sean de las de un año de duración. Como siempre, Enrique Martínez Morales y su primo El Yayo se perciben titubeantes y confusos. Esas son las nuevas generaciones de políticos locales, qué tal.

El que asegura que trae una diputación en la bolsa es Ricardo Aguirre, el alcalde que convirtió a Ramos Arizpe en un pueblote, desordenado, arruinado y con pésimos servicios. Al Richie se le pierden hasta los niños a la hora de regalar computadoras. No ha aprendido nada, tiene en quiebra al sistema de agua, fracasó en materia de seguridad, transporte, alumbrado y recolección de basura. Su esposa cobró casi un millón en sus sueldos, hasta que hace unos días se volvió honoraria en el DIF. En el PAN lo consideran un traidor y además ha sido nefasto para aquel municipio. De ser considerado el San Pedro Garza García de Coahuila, lo convirtió en un Santa Catarina.

Los blanquiazules están resignados a la derrota. Los que no quieren a Anaya de candidato están pensando en abandonar al PAN, que destruye Bernardo González, y sumarse a la candidatura de Guadiana, o intentar dentro del partido forzar una candidatura común con el minero. Tanto Memo como Isidro aseguran que la traen en la bolsa. Y que no necesitan a Guadiana.

En estos momentos, madura una nueva generación de votantes que domina la web y es nativa, o casi, en internet. También se incorporan al padrón el mayor número de universitarios y profesionistas en la historia de nuestro estado.

Los veteranos clasemedieros se contagiaron y son usuarios intensivos de las redes. La información fluye como nunca. Al mismo tiempo los mexicanos explotan, por el momento, virtualmente, contra gobernantes, funcionarios, personajes, partidos políticos, etcétera. Las exigencias crecen. Y los buenos y malos ejemplos cunden. Las corrientes de opinión pública se forma en minutos.

Al mundo virtual la clase política no le aprende, porque ni ya siquiera comprenden la realidad. Están rebasados. Los escenarios son volátiles. Las variables de la ecuación aumentan cada vez más pronto.

El viejo PRI de Manlio quiere importar el modelo ganador del PRI Coahuila. Aunque si lo quieren adoptar debería incluir los ingredientes principales: Más de un millón de coahuilenses apáticos; y una oposición incapaz y/o comprada por el poder. Además, habría que agregar una ley que le da todas las ventajas al grupo en el poder, un árbitro vendido y escasez de líderes en todos los sectores de la entidad. Lo territorial y la maquinaria aceitada con recursos y programas públicos, eso ya lo conocen en el CEN desde hace décadas.

La política es de circunstancias. Los escenarios son muy dinámicos. Hay demasiadas conexiones y cabos sueltos; demasiados escándalos en puerta. Como se vayan alineando las cosas se fortalecerán aspiraciones, o se esfumarán proyectos. Posiblemente la última palabra la tengan los ciudadanos. Está por conocerse los efectos de las tormentas. Por ahora, Riquelme no prende, Isidro decepciona y el Bronco no aparece en Coahuila.

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