La increíble y triste historia de un alcalde de caricatura y un pueblo que todo lo soporta (II)
Estimado Robledo:
La reciente incorporación de Esther Quintana Salinas a la administración municipal pone en evidencia el total caos, la ineficiencia manifiesta y la brutal corrupción que impera en el gobierno de Saltillo que dice -y posiblemente cree- encabezar Isidro López Villarreal. Sin lugar a dudas, la llegada de la “Tía Esther” es una medida desesperada para tratar de enderezar un rumbo que en ningún momento se ha podido establecer. Esta inesperada medida, significa también un reconocimiento tácito por parte de Isidro López -y sus asesores-, de las maltrechas condiciones en que se encuentra su gobierno y que denun- ciamos en la pasada colaboración.
Esther Quintana llega al Ayuntamiento de Saltillo con el nombramiento de Jefa de Gabinete. Con la aureola de ser una mujer dura, enérgica y sin pelos en la lengua. Acaba de terminar su período como diputada federal, donde su actuación fue bastante discreta, aunque mejor que la de otros representantes coahuilenses en la Cámara. Al final, sin embargo, tropezó al aceptar la millonaria salida que se les otorgó a los legisladores federales, cuando se esperaba que por congruencia con sus principios, y los que dice sustentar su partido, declinara esa indemnización. Aun así -y esto es importante destacar ahora, en su función actual-, la “Tía” es considerada una mujer honesta.
¿A quiénes afectará la llegada de Esther Quintana a la presidencia municipal? En primer término al llamado secretario técnico del Ayuntamiento, Juan Pablo Valdés, un tipo a quien ya describíamos como torpe, presuntuoso y altanero y quién se auto proclamó como “El poder tras el trono” en la administración saltillense. Ese mismo sujeto, cuyas ocurrencias y sandeces pusieron al borde del abismo al propio alcalde López Villarreal, quien confiaba ciegamente en él. Aunque seguramente permanecerá en la nómina municipal, Juan Pablo Valdés perderá toda su influencia con el alcalde y la posibilidad de seguir haciendo lucrativos negocios al amparo de su puesto, a través de la adjudicación de millonarios contratos a proveedores “fantasmas”. Una rápida inmersión en las cuentas del ayuntamiento -tal como ya lo ha hecho, y es justo reconocerlo, el columnista Luis Carlos Plata- puede dar una idea de la magnitud de los “negocios” que logró establecer el ahora caído en desgracia secretario técnico.
Ahora bien, en el terreno político el mayor afectado resultará ser el director de Desarrollo Humano del Ayuntamiento, Carlos Orta Canales, quien ha venido utilizando la dependencia a su cargo como trampolín para construir su candidatura por el PAN a la alcaldía de la ciudad en las próximas elecciones. Ya bastante deteriorada su relación con el alcalde por las intrigas del secretario técnico Valdés y el recorte de recursos a la dirección que encabeza por parte del tesorero Adrián Ortiz, Carlos Orta aún conservaba la esperanza de repuntar su eventual candidatura. Ahora, se ve difícil que con la mirada vigilante de la jefa de gabinete, pueda seguir utilizando el puesto en su beneficio. Sobre todo porque Isidro ya le despojó del control de su principal bastión que eran los Centros Comunitarios de la ciudad.
Líneas arriba subrayábamos la honestidad que precede a Esther Quintana y es justamente esa característica la que le llevará a la confrontación con el tesorero municipal. Adrián Ortiz Gámez, ahora todo Saltillo lo sabe, es un tipo ambicioso y sin escrúpulos al que lo mantiene en su puesto una sola obsesión: enriquecerse al máximo en el menor tiempo posible. Inexplicablemente -o explicable- mente, usted lector decida- protegido a toda costa, contra viento y marea por Isidro López, este oscuro contador que de las cuatro operaciones matemá-ticas fundamentales la que más le gusta y ocupa es la suma, ha logrado consensar el aborrecimiento de los ciudadanos, de los proveedores y de los propios directores de las diversas áreas de la administración municipal. De los primeros por el cobro abusivo de multas y sanciones con métodos coercitivos anti-constitucionales, los que analiza- remos a fondo en otra colaboración; de los segundos, porque para pagarles sus facturas, les exige el consabido porcentaje que va directamente a sus bolsillos y el que no esté de acuerdo, pues no le paga, situación de la que también nos ocuparemos a fondo en otro número de este medio; y de sus propios compañeros de equipo, porque les entrega o no los recursos que requieren sus respectivas áreas, de acuerdo a su criterio personal, a las filias o fobias que cada encargado de área despierten en su ánimo. Especial vigilancia deberá tener doña Esther con este oscuro personaje.
Uno de los mayores retos de la nueva funcionaria municipal, será someter al orden y la disciplina a los diversos grupos que se han constituido al interior de la administración con el único propósito de intrigar, protegerse entre sí y seguir medrando al amparo de sus puestos en el Ayuntamiento. Con certeza, ésta será una tarea que pondrá a prueba la firmeza y determinación que la propia Tía Esther presume como parte de su personalidad, pues estos grupúsculos defende- rán con todo, las canonjías y privilegios que actualmente disfrutan sólo por su militancia en el partido blanquiazul.
Más temprano que tarde, Isidro López tendrá que demostrar que no es el alcalde improvisado, frívolo y pusilánime que muchos ciudadanos ven en él. Cuando tenga que escoger entre los necesarios cambios, ajustes y reformas que traerá aparejados consigo el nombramiento que le ha otorgado a Esther Quintana o continuar protegiendo a los colaboradores ineptos, inmorales, sinvergüenzas y ladrones que llevó al ayuntamien-to. De esa decisión dependerá el futuro de una administración que, por ahora, va directo al fracaso.
¿Cuál será el camino que escoja Isidro López que, mientras tanto y alentado por quienes se benefician en el gobierno municipal, sigue soñando en ser candidato por el PAN a la gubernatura de Coahuila? |