Continúan los nombramientos
disparatados en el Gabinete
“Bueno es prevenir, triste es lamentar y peor es Escobar”
René Delgado. Periodista. |
Jesús M. Moreno Mejía.
Como un soberano disparate fue calificado el reciente nombramiento de Arturo Escobar y Vega, como subsecretario de Prevención del Delito y Participación Ciudadana, al grado tal de que ni al titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, le satisfizo, aparentemente, la designación presidencial al expresarse en forma lacónica al nuevo funcionario a la hora de su presentación.
Pero no es el único personaje público que haya sido criticado por la generalidad de los líderes de opinión, como ocurrió en su momento con el hoy flamante ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Eduardo Medina Mora, quien fue retirado amablemente por el Ejecutivo Federal como embajador de México en Estados Unidos de América, a fin de que contendiera en la terna de candidatos a ocupar la vacante que existía en la alta magistratura del país, a propuesta del presidente Enrique Peña Nieto, y el que lógicamente fue el seleccionado.
“Ningún nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) había sido recibido con un tono tan enfático de defensa del máximo tribunal, ni tampoco ningún discurso de ingreso había sido tan superficial como el de Eduardo Medina Mora”, según lo comentado irónicamente por la revista Proceso de fecha 17 de marzo de 2015 tras de ser nombrado el ex embajador.
Y es que, previo a su ascenso, hubo un manifiesto y generalizado rechazo social para que el ex funcionario transexenal, Eduardo Tomás Medina Mora Icaza, formara parte de la SCJN. Pero finalmente ingresó al máximo tribunal del país en sustitución del ministro Sergio Valls Hernández, para un período de 15 años.
Otro nombramiento sumamente criticado por la opinión pública, fue el de Virgilio Andrade, al que su amigo Enrique Peña Nieto lo nombró titular de la Secretaría de la Función Pública, “para investigar” el sonado caso de la “Casa Blanca” supuestamente obsequiada al Presidente de la República, y que posteriormente resultó que ese inmueble había sido adquirido por la esposa del mandatario, Angélica Rivera, con dinero facilitado por Televisa.
El resultado del “exhaustivo trabajo de investigación” de Virgilio Andrade fue el esperado desde su nombramiento: la exoneración de Peña Nieto, y por extensión de Luis Videgaray (actual Secretario de Hacienda), en el affaire en el que se les involucraba por sendas casas que recibieron de la constructora HIGA, por haber sido favorecida ésta en la adjudicación de importantes obras públicas durante la administración del hoy presidente en su período como gobernador del Estado de México.
En fecha más reciente, vino el nombramiento de Arturo Escobar y Vega, líder del Partido Verde Ecologista de México, como responsable de la prevención de los delitos y la participación ciudadana, designación considerada “un soberano disparate” por parte de analistas políticos, investigadores sociales y articulistas editoriales de la prensa escrita y electrónica, amén de los comentarios surgidos en redes sociales de la Internet.
Sergio Aguayo, investigador y analista del Colegio de México, ha estudiado el tema relativo a la prevención social de la violencia y la delincuencia, quien comenta en reciente artículo titulado “El nombramiento” que le parece una barbaridad la selección de Arturo Escobar y Vega como nuevo subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana, al grado tal de que el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, fue lacónico al referirse al líder del Verde con un simple “destaca por su experiencia legislativa”.
Añade que es imposible encontrar en Escobar y Vega una brizna de experiencia en seguridad o participación ciudadana en su historial político, dentro del cual sólo destaca ser amigo de Enrique Peña Nieto y de Manlio Fabio Beltrones, y “su nombramiento es particularmente ofensivo porque él y el Verde encarnan la corrupción, la impunidad, las ilegalidades electorales, la especulación con el uso del suelo y la cultura; de todo se vale para obtener poder y presupuesto”.
La conclusión de Sergio Aguayo es contundente, pues al conocer a la dirigencia del Partido Verde y sus métodos, secunda la tesis del columnista Salvador Camarena, del periódico El Financiero, quien indica que “con el nombramiento de Escobar y Vega, el presiden- te Peña Nieto decretó la pena de muerte a uno de sus programas que pudo haber sido exitoso si hubiera quedado en manos de un conocedor de los temas a tratar en esa subsecretaria”.
Otro destacado analista, René Delgado, escribe un irónico epigrama sobre Escobar: “Bueno es prevenir, triste es lamentar y peor es Escobar” y añade que el nombramiento es un agravio a la sociedad, pues no obstante se sabe que hay falta de confianza en las instituciones y en quienes las encabezan, no hay el propó- sito de revertir esa situación.
Su nombramiento no coincide con la afirmación presidencial que diera al comentar el contenido de su informe de gobierno, cuando EPN dijo enfático, que “A la mitad de una administración, no es momento para empe- zar de cero ni improvisar o actuar a partir de ocurren- cias”, por lo que -si no se remueve a Escobar- la interpretación sería que todo es pura demagogia.
Pero además, siendo Escobar y su partido un promotor de la pena de muerte sólo se puede esperar que procure la venganza en lugar de prevenir un delito, amén de ser un dirigente político que viola reiterada- mente la ley electoral, y por lo tanto no puede presen- tarse como propulsor de la cultura de la legalidad.
Queriendo defenderse de los señalamientos, Escobar ha tratado de convencer a sus detractores al informar que cuenta con el apoyo de asociaciones de mujeres solteras y defensoras de mascotas de dudosa calidad moral y de organizaciones afines al Partido Verde Ecologista, pero también de la cúpula del PRI.
En conclusión, como dice René Delgado: “Lo que está fuera de duda es que más vale prevenir lo peor, que Escobar”.
¡Hasta la próxima!
|