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el periodico de saltillo
Octubre 2015
Edición No. 320


La invasión a Piedras Negras en 1855


Por: Rigoberto Losoya Reyes.

 

En octubre de 1855, Piedras Negras sufrió una de las más injustas violaciones al Derecho Internacional al ser invadida, saqueada e incendiada por un grupo de filibusteros procedentes del vecino Estado de Texas, con la anuencia y apoyo del Gobernador Elisha M. Pease. El Líder militar de esta fuerza era un soldado veterano de nombre James Hughes Callahan, originario de Marietta , un lugar cerca de Georgia. Callahan tenía fama de despiadado en la guerra de la frontera motivo por el cual atrajo la atención de los propietarios de las plantaciones tejanas. La justificación que se dio fue la de perseguir a los indios Lipanes que según informes recibidos habían incursionado a lo largo de la frontera de Texas durante el verano de 1855 y se acusaba a las autoridades mexicanas de proteger a estos grupos de depredadores. Sobre el número de hombres que conformaba dicha expedición no hay una cifra exacta, algunas fuentes citan 111 hombres otras, 130. Lo cierto es que detrás de esta expedición, se encontraban los terratenientes y esclavistas de Texas quienes pretendían recuperar a los esclavos fugitivos que habían huido a México en busca de su libertad. Debemos recordar que en nuestro País la esclavitud había sido abolida y que por el solo hecho de permanecer en territorio nacional, automáticamente se convertían en seres libres.

En julio de 1855, el Gobernador de Texas E. M. Pease autorizó que Callahan organizara una fuerza especial para que supuestamente combatiera y castigara a los indios bárbaros que desde julio del mismo año, habían incrementado sus depredaciones en los Condados de Comal y Bejar. Esta situación de inseguridad motivó reclamaciones de los norteamericanos para que se tomaran medidas más enérgicas. Mientras tanto, los propietarios de las plantaciones sureñas (slaveowners) aprovechando esta situación , habían desarrollado planes para capturar a los esclavos que habían huido en busca de refugio a la zona norte de Coahuila, especialmente cerca de San Fernando (hoy Zaragoza) , Coahuila. La prensa de Texas, estimó que el número de esclavos que ya habían huido fuera del territorio de Texas alcanzaba la cifra de cuatro mil esclavos. Don Martindale señala en su obra “La Sociedad Norteamérica” que en 1850, cerca del 18 por ciento de las fincas del sur eran plantaciones, las cuales alcanzaron el punto máximo de concentración en el llamado “cinturón negro” de Alabama. Las fincas concentraban 50 o más esclavos.

El esclavo significaba una fuente de riqueza para sus dueños, esto explica la preocupación de recuperar al mayor número de esclavos fugitivos sin importar el costo.

En un intento desesperado, otro grupo de propietarios de esclavos negros, enviaron a un emisario para que hablara con el Gobernador de Nuevo León y Coahuila Santiago Vidaurri para que les permitiera el regreso de los esclavos que se ubicaban en Coahuila, pero desairó la oferta y advirtió a los comandantes militares en la frontera estar listos para una invasión. Los propietarios de las plantaciones avisaron a Callahan y lo persuadieron de usar toda su fuerza para castigar a los mexicanos y capturar a los esclavos fugitivos. Un grupo muy numeroso de los negros era liderado por un negro llamado Juan caballo, quien había logrado obtener autorización del gobierno mexicano para establecerse en terrenos baldíos con la condición de resguardar la frontera contra las depredaciones de los indios bárbaros... El Investigador histórico Lic. Rodolfo Briseño cita en una investigación al respecto que un burgués de San Antonio –Marcellus Duval- ofreció a Callahan como recompensa una parte de los fugitivos que lograra capturar. Callahan aceptó y ocultó esta oferta a sus propios hombres.

El 29 de septiembre de 1855, Callahan llegó al Río Bravo y secuestró las lanchas que ahí se encontraban obligando por la fuerza a sus propietarios para que los cruzaran hacia Piedras Negras. El 3 de octubre la fuerza de Callahan se dirigió a la población de San Fernando de Rosas (Zaragoza) en busca de negros fugitivos sin embargo en un lugar conocido como la Maroma se encontraron con un contingente de mexicanos que logró rechazar a los filibusteros obligándolos a regresar a Piedras Negras.

Callahan argumentó que en el encuentro habían participado los indios seminales, Lipanes y Mezcaleros. Al día siguiente, el grupo de aventureros se fortificó en la Villa de Piedras Negras para defenderse de sus perseguidores, utilizando para ello carros para bloquear las calles y madera que transportaron para construir parapetos. Después procedió a llevar al lado norteamericano toda clase de mercancías. Callahan solicitó el apoyo del Mayor Burbano, del Fuerte Duncan, sin embargo este le pidió que saliera de Piedras Negras para poder brindarle protección. Como medida preventiva, ordenóo que tres piezas de artillería debidamente cargadas se colocaran en los bancos del río apuntando hacia el lado mexicano, prometiendo que las fuerzas de Callahan saldrían del pueblo lo más pronto posible, pero que por ningún motivo las fuerzas mexicanas debían intentar entrar a la ciudad.

Mientras tanto los últimos invasores estaban cruzando el río, llevando una gran cantidad de mercancías y otros objetos de valor, pero antes de salir de Piedras Negras, prendieron fuego el cual se esparció rápidamente. Después saqueó y quemó antes de que regresara a la vecina población de Eagle Pass, bajo fuego. La opinión pública favoreció su acción agresiva. El Representante del Gobierno mexicano Juan N. Almonte presentó una enérgica protesta en la Casa Blanca.

 
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