Por ellos
El mundo se dejaría de estupideces, si pusiéramos atención a lo que hacen los niños.
Gary Candull. |
Fidencio Treviño Maldonado.
En este mundo tan globalizado que nos tocó vivir, el festejar en su día a un profesionista, a un santo o el día impuesto por alguien que propuso por ocurrencia, es la forma de entrar al panorama de celebraciones y comercializar. Todo se vende en la actualidad, todo es reciclable, desechable y mercantilizado, y desde luego aprovechado el desorden que impera en todos los rublos, los medios de comunicación nos hacen de cada caso un melodrama, sobre todo tratándose de niños. Los niños, los adolescentes y los jóvenes no son el futuro del país ¡NO!, son el presente, representan el presente, y si el panorama está como está es el presente de este México que a este grupo tan endeble les tocó vivir. Cuando nosotros ahora adultos y viejos fuimos niños también nos indilgaron el futuro de este país.
El presidente Peña Nieto felicitará a un grupo de niños que obtuvieron las mejores calificaciones ¿y los otros millones de niños que ni siquiera tienen acceso a una escuela digna, ellos qué? Las cadenas de supermercados reunen con el famoso “Gusta Donar” millones de pesos para ayuda a los niños sin hogar entre otras cosas, mientras estas mismas tiendas tienen a miles de niños trabajando embolsando la mercancía, a quienes llaman “cerillos”. Los 2,435 alcaldes que hay en el país, festejarán a esta misma cantidad de niños con un premio llamado “Alcalde por un Día”, el día del niño, el 30 de abril, pero de ahí no pasará.
En México, en cifras escondidas que el mismo INEGI tiene, dicen que son más de dos millones de niños menores de 12 años los que son sometidos, es decir contra su voluntad, en trabajos que van desde burreros en los mercados, hasta en pequeñas o grandes propiedades agrícolas. Lo que sucede en Coahuila y sus predios agrícolas con niños de 8 años trabajando en pleno sol, es sólo una muestra de cómo se explotan a estas endebles criaturas, donde las autoridades se hacen pendejas y de la bolsa gorda, incluyendo la prostitución, esto lo sabe el presidente Peña Nieto, lo conocen los gobernadores y las mismas autoridades de todos los niveles, inclusive el mismo Instituto de Derechos Humanos, pero la miopía, el desdén, la indolencia e importamadrismo o el embarrado de dinero que alguien por ahí recibe, esto es más fuerte que el servicio y atención que se le debería dar a los niños.
Como colofón cada día se le pone más trabas a la educación gratuita que vende cara el Estado, y las cifras en números son escalofriantes de niños en edad escolar que no asisten, entre ellos están las familias que componen el cuadro de los miserable de 24 millones que subsisten en el país, con un día no comiendo y el otro comiendo poco.
Lo terrible es que en México tenemos un deshonroso primer lugar en violencia, abuso sexual y homicidios en menores de 14 años, actos cometidos en su mayoría por los padres de estas víctimas. Según datos de UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) sólo en el Distrito Federal se reportaron el año pasado 39 mil 675 casos contra niños y niñas, y en el año 2008 fue el oscuro y nefasto récord de violencia contra los infantes con 59 mil 186 casos, y confirmados 34 mil 23 procesos. El llamado bullying en estos casos no se considera en estas cifras.
Las cifras de niños maltratados, vejados, desamparados es desconocida, porque las instituciones oficiales (que son muchas, casi la misma cantidad de niños violentados) no realizan su trabajo, y que la verdad sea dicha, en este país sólo sirven para cobrar, dar cifras, gráficas y aventarse discursos lejos de la realidad. Por otro lado, la justicia durmiendo en almohadas repletas de billetes y archivando las denuncias sobre maltrato infantil en los oscuros sótanos de su conciencia.
Nuestra niñez es violentada hasta por la clase política al no proporcionarle excelentes servicios de educación, de recreación y lo más importante, de alimentación. Llevándose entre las patas la Casta divina que manda en el país a la misma Constitución Política de México. De nada sirve que en foros locales y hasta internacionales, ante un ramillete de micrófonos, se hable de programas fantasmas dirigidos a nuestra niñez, cuando la realidad terrible y tangible está en nuestra casa y aun no encontramos la receta doméstica que medio remedie esos males de los que son el futuro del país, en donde la única verdad sobre los niños que aun sigue vigente es la que dijo Cristo hace unos 2,000 años: “Dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos es el reino de los cielos.”
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