La vulgaridad de la modernización
al alcance de todos en internet
Fidencio Treviño Maldonado.
Aquellos valores que algún día existieron en la sociedad mexicana, muchas personas los cambiaron por la modernización y los adelantos de la mentada ciencia de la comunicación, rasgos y preceptos ahora sepultados por el glamur, por la misma caricatura de escritura tan llena de errores y descomposturas aritméticas y lo peor, desde que se navega en esas redes la identidad y la poca o mucha cultura ya está perdida, no es propia y los derechos de nuestra propiedad corresponde al universo y al mar de multitudes en que se navega y entre correos, facebooks y otros tantos rublos incluyendo datos personales con fotos propias y familiares, de nuestros amigos y enemigos que saben tu edad, estado social, lo que dices, haces, comes y tus gustos y enojos.
Ahora la ética de la vulgaridad es el premio a ver quien comete más miasmas, quien se pone los mejores epítetos y quien insulta más en ese anonimato que da a ser el más orejón de los onagros y estar en la cola de la mediocridad, una simple ironía de creer que somos libres y permanecer encerrados en esa jaula de mensajes, correos y otros modernismos.
Este ha sido y es un mundo de contrastares, es estar en blanco y negro y a colores, sumidos entre el bien y el mal, entre lo equivocado y lo correcto y más allá de que el vaso esté medio lleno o medio vacío, están las rosquillas (donas), en las que nadie nota el hoyo o agujero, sólo vemos el pan. Pareciera que las vulgaridades son la actual ética y al estar ofertada, casi regalada, ahora al alcance de todos, patentada por la mediocridad capitalista y coronada como un triunfo del neoliberalismo que es un fantasma que campea en la clase media, el estudiante que depende del obrero y cautivo éste en el proletariado y aunque todo envejece, la vulgaridad no pierde su vigencia y sigue con su estilo propio, cada quien con su ética divulgada y asegurando tener la verdad absoluta en su vida y haciendo de ésta una historia, historia que actualmente es negocio y una irrealidad.
La esclavitud mejorada y mejorada por el mismo hombre ahora viaja (navega dicen los que saben) vía espectro a los más altos niveles de la estupidez emocional, casi llegando al clímax o apoteosis de la mediocridad, con un pésimo y plural disfraz de la ética
La comercialización, las noticias antes de que sucedan, los llamados “memes”, los fraudes, trampas, versos fusilados, plagiados, sin respeto a los intelectuales, los verdaderos creadores, esto entre otras cosas, representan el ocio de una sociedad decadente, en el triunfo de la soledad, de la mediocridad con copias copiadas, el asesinato a la razón y una ética secuestrada que impone y propone una chimenea en donde se queman naves, orgullos y tiempos y que son ventanas abiertas al mundo para quien entre y salga, cómo, donde y cuando quiera. La vulgaridad va pegada a la falta de respeto a quien esté presente y sin importar un comino se sueltan hablando al inalámbrico parlante sin respeto, sin miramientos, sentimientos o sin pizca de pensamientos algunos se van directo a la yugular, esto no sólo se da en gente sin preparación, sino parece ser que es mayor en profesionistas que en universidades aprendieron la ética de la mediocridad y por lo tanto la vulgaridad sigue subyaciendo en su atrofiado cerebro, mandado por el moderno neoliberalismo del que tal vez sin saberlo son presumidas presas fáciles y están atrapados sin salida en esta telaraña, por cierto muy bien disfrazada de modernidad tecnológica.
Nota no pedida del autor: Los accidentes y muertes causados por distracción de teléfonos móviles, tablas, etc. Va a la par de los causados por el alcohol, que hace años dejó muy lejos a los muertos por guerras. Y con esta tecnología rampante, pronto esta distracción rebasará por mucho a los accidentes por alcohol.
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