LEER… ¿QUÉ?
Profesor Evaristo Velasco Álvarez.
De las actividades que mejores resultados nos dejan, indiscutiblemente que la lectura es una de mis favoritas; porque leer nos permite enterarnos de miles de cuestiones que suceden, han sucedido, están sucediendo o sucederán en nuestra corta existencia, porque no viviremos más de lo que el cuerpo gastado y trabajado que nos ha servido como vehículo para la existencia, se irá acabando. Actualmente en México la esperanza de vida para las mujeres es de 72 años y de 75 para los varones. Y ¡claro que habrá quienes no lleguen a esa cantidad! y habrá muy pocos que la rebasen.
Pero lo importante es haber vivido a plenitud, dejando que nuestro espíritu se ensanche en todo el universo y que, a través de la lectura, conozcamos muchos lugares y situaciones que no pudimos o no podremos vivir. Situaciones que, conociéndolas, nos permitirán entender mejor el mundo en que vivimos y nos darán claridad para planear mejor nuestro futuro mediato e inmediato.
Entonces, leer… ¿qué? Creo firmemente que es bueno y conveniente leer de todo, porque es encontrarnos con el pensamiento de otros seres humanos que nos dicen desde su óptica y perspectiva cómo ven el mundo en que vivieron o viven; las condiciones económicas, políticas, sociales, culturales, laborales, etc., en que se desarrollan sus escritos. Hombres y mujeres de todos los medios, sitios, culturas, posiciones y demás. E inicio recomendando leer nuestra Constitución Política Mexicana, para estar bien informados de lo que tenemos derecho y cuáles son nuestras obligaciones.
Digamos que lo más ágil de leerse es la lectura de novelas. Pongamos el caso de Miguel de Cervantes Saavedra, de Ernest Hemingway, de Ignacio Manuel Altamirano, de Benito Pérez Galdós, de Julio Verne, de William Shakespeare, de José Ingenieros, de Rosario Castellanos, de Anita Brenner, y tantos y tantos más que nos hacen vibrar de emoción. Por ejemplo ¿quién no ha disfrutado de los cuentos o historias de “Rubí”, “Rarotonga”, “Gabriel y Gabriela”; historias con que la escritora Yolanda Vargas Dulché nos hizo estremecer?
¿Y qué decir de todas las historias de los hermanos Grimm, de Hans Christian Andersen? ¿Y las historias que encierra la Biblia? ¿Y toda la narrativa de la Revolución Mexicana, como “los de Abajo”, “Tierras Flacas”, “Al Filo del Agua”, etc? Pero también el género histórico, como los escritos de González Blackaller, de Antonio Casso, de Rivapalacio; o deleitarse con las fascinantes narrativas de Jack London o disfrutar de las descripciones que Agatha Christie; o bien, la extraordinaria manera en que Taylor Caldwel nos va llevando con su libro “Médico de cuerpos y almas”. En fin que ¿qué leer? Yo diría que todo lo que me caiga en las manos, por el simple hecho de que es un trabajo realizado por un ser humano, es digno de leerse.
El amable lector, seguramente que poco a poco irá encontrándole el gusto a la lectura, que es una de las formas más prácticas que existen para que cultivemos el conocimiento, ensanchemos nuestro vocabulario y viajemos a los más increíbles lugares que nos podamos imaginar: “hasta el infinito y más allá”…
Sentir en nuestra imaginación el “OLOR DE LA GUAYABA”, del libro de tal nombre de Gabriel García Márquez, o encontrarnos con los sentimientos y emociones en el otro libro “El General no tiene quien le escriba”. Recorrer los rituales de nuestros antepasados en el libro “AZTECA” de Jenings o deleitarnos con los poemas de Gabriela Mistral, Rubén Darío, Salvador Díaz Mirón, Gutiérrez Nájera, José Santos Chocano, José Martí, Sor Juana Inés de la Cruz, y tantos más.
Seguir la trama extraordinaria de Dan Brown en sus novelas detectivescas de “Ángeles y Demonios” y “El Código Da Vinci”; o incursionar en la historia de los tiempos bíblicos de Jesús con la narrativa de Flavio Josefo; o entrar en la dimensión desconocida de Harry Potter, de El Hombre Araña, Los 4 Fantásticos, Supermán, Bat Man, Linterna Verde, Acuamán, Tawa y Etreuf, Tarzán con Jane y Chita… ¡Uff!
Un pueblo que lee es un pueblo que sabe, que conoce, que está enterado y que por lo tanto tiene mayor margen de libertad que quien no lee. Leer todo lo que podamos no dará dividendos tremendos, nos dará poder; porque el que sabe puede mandar al que no sabe. Por ello creo que conviene leer desde la profesión de fe de Juan Jacobo Rousseau, hasta El Periquillo Sarmiento de Fernández de Lizardi. Por ello invito a todos mis cuatro lectores a que nos esforcemos más y más para leer mucho y saber más, para ¡Que viva México!
velasco_alvarez@yahoo.com
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