La escuela racionalista: por una justa interpretación
Alfredo Velázquez Valle.
“… contra las palabras-falsas, contra las palabras-equívocas, y en favor de las palabras justas.”
Louis Althusser. |
La implementación de modelos educativos para la transmisión de los conocimientos que las generaciones adultas transmiten a las generaciones jóvenes, ha sido materia de disputa entre las distintas clases sociales que conforman las sociedades. Ello ha sido así porque los intereses materiales que guían las acciones de cada una de ellas han sido históricamente antagónicos.
Es obvio que, sobre todo en la actualidad, los modelos educativos que han prevalecido son aquellos específicos sistemas de enseñanza que han priorizado la capacitación para la producción de bienes que demanda el consumo guiado por los porcentajes de ganancia esperados por las clases hegemónicas.
La Escuela Racionalista (o moderna) representó, en su momento, una alternativa a estos modelos educativos que priorizaron la capacitación de la población trabajadora para la producción de mano de obra calificada al servicio del sistema de mercado por sobre la realización de las potencialidades del ser humano en libertad.
La Escuela Nueva, uno de esos modelos educativos para la adaptación, que a pesar de significar un avance sustancial en el conocimiento científico de la psicología del niño pero que descontextualizó su objeto de estudio del entorno social, representó en México el inicio del fin de la escuela tradicional, decimonónica y clerical. Sin embargo, el quiebre de este modelo anti pedagógico correrá a cargo de las armas empuñadas por las clases desheredadas que en 1910 iniciaron una revolución social.
El prejuicio, la descalificación, o el simple desconocimiento del carácter de clase que todo lo impregna nos hace presuponer la realidad social de manera diversa, a veces negándola o sustituyéndola por paradigmas que encajan mal en el contexto al cual pretenden adherirse.
1. “El dualismo, según los racionalistas, rompe la unidad del ser humano, ya que lo concibe como dotado de cuerpo y alma, ambas diferentes y que ameritan un tratamiento también diferente; el alma está destinada a la enajenación y es factor de explotación.”
2. “La Escuela Racionalista era un cuerpo de doctrinas pedagógicas sustentadas en el monismo determinista que enfrentó al dualismo escolástico, que a pesar del embate de los cientificistas del porfiriato, aún imperaba a principios del siglo XX.”
3. “Sustentado en las categorías marxistas, la Escuela Racionalista, más tarde entroncó con la escuela rural mexicana y se convirtió en factor de emancipación.” (SALAS, 1999)
Estas tres afirmaciones localizadas en los últimos párrafos del capítulo toral titulado “La Nueva Escuela Coahuilense” del libro del mismo nombre y escrito por el maestro Andrés Mendoza, cierran la caracterización de la escuela coahuilense a principios de siglo XX.
El Profr. Mendoza Salas optimista sobre los resultados de la reforma educativa implementada por el gobierno del estado a través de la Dirección de Instrucción Primaria y la Ley correspondiente de fecha de diciembre de 1902, afirma:
“El proyecto educativo del régimen cardenista logró la mayoría de los propósitos que lo guiaron…”
Lo cierto fue que tal escuela nueva nunca llegó a influir de tal manera en el grueso de la población escolar, ya que para 1910 las carencias tanto materiales como humanas fueron abrumadoramente determinantes en el contexto al cual pretendían incidir. Este contexto tiene nombre: porfiriato.
En efecto, si se revisan con detenimiento los informes estadísticos generados por los inspectores de Distrito de la misma Dirección de Instrucción, veremos que lejos de ofrecer a la niñez y juventud coahuilense una mediana instrucción elemental bajo los principios enarbolados por la Escuela Nueva, las escuelas oficiales del estado mal pudieron educar bajo el rigor de las carencias escolares, las inclemencias infraestructurales y deficiencias docentes.
Pero, volviendo a los citados parágrafos hemos de anotar lo siguiente:
Primer parágrafo: Que el alma está destinada a la enajenación y es factor de explotación es algo que la escuela filosófica racionalista pone en boca de los dualistas, a decir del maestro Andrés Mendoza.
A ésta conjetura, añadamos otra: (segundo parágrafo) la referida al monismo como sustento filosófico de la Escuela Racionalista; ello es cuestionable; en efecto, no se trata de la unidad del hombre con la realidad para ser transformado por ella mediante el trabajo, como efectivamente lo afirma Mendoza Salas.
No, la Escuela Racionalista propone, de acuerdo con el pensamiento anarquista de Ferrer y Guardia, precisamente lo contrario: perseverar en la libertad del hombre, entendida como práctica y fin; que sea la escuela libertaria factor de transformación de la realidad en provecho de la emancipación del trabajo enajenado propio del capitalismo. No se trata de integrar al hombre con “la realidad” (el Estado), se pretende liberar al hombre del propio contexto (sociedad capitalista) mediante la pedagogía racional y libertaria.
“Educar, pues, en el rechazo a la autoridad, en evitar la sumisión y en desarrollar un aprendizaje de la autonomía y de la libertad, se hace fundamental en la construcción de la futura sociedad libertaria.” (Noa, 2003)
Ferrer apunta hacia una enseñanza “científica y racional”. La ciencia positiva, columna vertebral de una educación emancipadora, deberá estar al servicio de las verdaderas necesidades del individuo y la sociedad. Ferrer opone la razón natural, la que se deduce de las verdaderas necesidades humanas, a la razón artificial del capital y de la burguesía. “La razón artificial aplicada a la pedagogía propicia la alienación y la sumisión. Frente a la violencia física y mental, hay que reivindicar la ausencia de premios y castigos en la escuela, así como la supresión de exámenes y concursos.” (Gussinyer, 2000)
Incluso, citando al referido autor de “Anarquismo y educación” (Francisco Cuevas Noa), éste no hace referencia a “monismo” alguno cuando caracteriza el sustento filosófico de la escuela racionalista o libertaria:
“El anarquismo, antes que nada, es una filosofía política, es decir, una filosofía aplicada a campos prácticos de la vida humana, pero esencialmente a lo sociopolítico.”
Por lo que respecta al determinismo, habría que mencionar el hecho, nada nimio, de que la escuela racionalista, no lo suscribía de manera rígida y atribuye al hombre la libertad de actuar bajo sus premisas lejos de cualquier pre-condición determinada por algún ente con autoridad y poder.
“En cuanto ser natural, el ser humano está sometido a determinismos biológicos. El anarquismo, heredero de la tradición cientifista, del siglo XIX (sobre todo del positivismo y de la dialéctica hegeliana) parte de la base de que las leyes naturales son ineludibles, pero este reconocimiento de las determinaciones biológicas no significa un determinismo absoluto. La originalidad del ser humano radica en poder conocer y dominar poco a poco los determinismos naturales, puesto que sus instintos rígidos son escasos, y debe, por tanto, inventar los medios de supervivencia.” (Noa, Las bases filosóficas del anarquismo, 2003)
Por último (tercer párrafo), que la Escuela Racionalista esté sustentada en las categorías marxistas es del todo errado.
Anarquismo y marxismo no son solo dos corrientes distintas sino totalmente opuestas en el seno propio del pensamiento socialista. Veamos pues que, si la Escuela Racionalista es subsidiaria del Anarquismo a través de Francisco Ferrer y Guardia, es imposible presuponer cualquier lazo de dependencia ideológica con el materialismo dialéctico. Recordemos que hacía ya más de treinta años que la confrontación entre estas dos escuelas teóricas del socialismo, simbolizadas en Marx y Bakunin, había quedado establecida para cuando Ferrer y Guardia, logra materializar su ideal pedagógico de la Escuela Moderna en Barcelona (1901).
Para no adentrarnos en el complejo debate entre marxismo y anarquismo, sobre los presupuestos de cada cual, bástenos decir que en el específico plano pedagógico, el marxismo jamás suscribiría la tesis de la escuela racionalista (libertaria) de “la coeducación de clases”.
Bibliografía
Gussinyer, P. S. (2000). Ciencia y racionalidad. En C. d. pedagogía, Pedagogías del siglo XX (págs. 36 - 37). Barcelona: CISSPRAXIS, S.A.
Navas, E. M. (2004). La escuela racionalista. Una propuesta teórica metodológica para la escuela mexicana de los años veinte del siglo pasado. La Colmena.
Noa, F. J. (2003). Las bases filosóficas del anarquismo. En F. J. Noa, Anarquismo y educación La propuesta sociopolítica de la pedagogía libertaria (págs. 24-25). Madrid: Fundación de estudios libertarios Anselmo Lorenzo.
Noa, F. J. (2003). Los planteamientos educativos de Ferrer y Guardia. En F. J. Noa, Anarquismo y Educación La propuesta sociopolítica de la pedagogía libertaria (págs. 98-99). Madrid: FUNDACIÓN DE ESTUDIOS LIBERTARIOS ANSELMO LORENZO.
SALAS, A. M. (1999). LA NUEVA ESCUELA COAHUILENSE. En A. M. SALAS, LA NUEVA ESCUELA COAHUILENSE (pág. 164). Saltillo: Salvador Impresor S.A. de C.V.
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