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el periodico de saltillo
Diciembre 2016
Edición No. 334


Fidel Castro Ruz ha muerto, nace el revolucionario histórico

José Guadalupe Robledo Guerrero.

El pasado 25 de noviembre, a la edad de 90 años, murió el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz. Fidel -como le llamaba su pueblo- falleció precisamente 60 años después de que partiera de Tuxpan, Veracruz en el yate Granma junto con 81 revolucionarios que llegaron a Cuba para liberarla de la cruenta dictadura de Fulgencio Batista. Fidel y su hermano Raúl eran los últimos gobernantes emanados de una revolución armada que comandaron jóvenes cuyos conceptos de vida fueron Patria, Justicia y Libertad. Hoy sólo sobrevive Raúl Castro, Presidente de Cuba.

Con la muerte de Fidel se va toda una época de pensamientos revolucio-narios y grandes hombres que los consumaron con las armas, ¿De qué otra forma se destierra en un país el hambre, la explotación, la muerte y la esclavitud? ¿De qué otra manera se puede cambiar un país donde el pueblo está oprimido?

Dígase lo que se diga, hoy Cuba no es la misma que era antes del Primero de enero de 1959 cuando triunfó la revolución que emprendieron los ocupantes del Granma en la Sierra Maestra... a pesar del brutal y abusivo bloqueo que durante 56 años ha padecido La Isla como respuesta a las expropiaciones de propiedades y compañías estadounidenses que decretó el gobierno revolucionario al tomar el poder. Muchas de estas propiedades eran de la mafia norteamericana que controlaba el juego, la prostitución, las drogas, el turismo sexual, y toda la parafernalia que requieren estas actividades.

La Cuba que abandonó Batista al triunfo de la Revolución tenía seis millones de habitantes, la inmensa mayoría debatiéndose en la miseria y la explotación, y se contaban 40 mil prostitutas, muchas de las cuales se convirtieron en educadoras de la niñez cubana al arribo de la Revolución. Hay cosas que no se saben en el mundo de la ignorancia y la alineación cibernética. En la era de Batista, Cuba era el burdel de los Estados Unidos.

Cuba es un país pobre, con un pueblo pobre, pero no en la miseria. En la Isla no se ven los extremos del capitalismo voraz e insaciable que están presentes en todos los países latinoamericanos y africanos, que han explotado por siglos los imperios. Estos grandes extremos también son parte del escenario en las grandes ciudades de Estados Unidos.

Cuba no es hoy un territorio asolado por el crimen organizado, por la corrupción oficial ni por las empresas del “sueño americano”. La Isla no conoce de ajusticiamientos, secuestros, derechos de piso, tráfico de drogas, y muchas otras actividades que persisten en el “mundo libre”, en el mundo explotado por las potencias imperiales.

Contra todo lo que digan los enemigos de la revolución cubana, La Isla es hoy un país donde sus niños juguetean en las calles, sin temor de que alguien pueda causarles daño. Cualquiera que quiera experimentar el “milagro” de ver niños felices que corretean y disfrutan su niñez, basta con ir a cualquier ciudad o pueblo cubano para presenciar lo que ya no existe en Latinoamérica.

Con la Revolución, Cuba ha tenido grandes avances, principalmente en Educación y Salud. La Isla tiene hoy el mejor sistema educativo de América Latina y el Caribe, según lo reconoció el Banco Mundial en septiembre de 2014. También el sistema de salud cubano es reconocido mundialmente. En agosto de 2014, Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, reconoció sus resultados de excelencia, eficiencia y cobertura, semejantes a los de las naciones más desarrolladas. Cuba basa su sistema de salud en la medicina preventiva con resultados excepcionales.

Estos grandes avances se deben a la Revolución Cubana y a las ideas de aquellos jóvenes que se involucraron en la épica lucha de cambiar el sistema de su patria por otro más justo y libre: Fidel y Raúl Castro, Camilo Cienfuegos, Ernesto “Ché” Guevara, Frank País, José Antonio Echeverría, y muchos otros valientes revolucionarios y anónimos héroes que ofrendaron su vida, por una patria que demandaba su salvación.

Cuba es una nación aislada, pero no del mundo en donde su ejemplo es parte de la historia. Cuba está aislada de las graves penurias que flagelan al mundo moderno, sobre todo a nuestra América Latina, que se encuentra “tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.
Con la partida de Fidel se me vienen a la mente imborrables recuerdos que guardo en mi intimidad. En septiembre de 2002, luego del “comes y te vas”, a invitación de mi amigo Jaime Martínez Veloz (entonces diputado fe- deral) volví a Cuba, ese pequeño gran país cuya solidaridad revolucionaria la ha mostrado enviado a sus mejores trabajadores, estudiantes, profesionistas a pelear junto a los pueblos que buscaban emanciparse de la explotación y la esclavitud, como sucedió en los 60 y 70 en Angola y otros países.

Recuerdo que en aquella ocasión, acompañando a mi amigo, estuve en el Teatro Carlos Marx de La Habana, rodeado de miles de estudiantes de Trabajo Social, en un evento artístico de una calidad inconmensurable que conmemoraba la Independencia de México. Tres horas después, a invitación del Comandante Fidel, nos fuimos a una pequeña reunión de no más de 10 personas, entre ellas: el escritor Carlos Montemayor y la actriz María Rojo. Allí estuvo Fidel, hablando por tres horas de muchos temas de su querida Cuba. Fidel, como todo buen conversador, era un hombre muy culto, informado; un estadista que sobrevivió al imperio y lo derrotó históricamente, a pesar de los más de 600 intentos de la CIA por asesinarlo.

A partir de su muerte, el Comandante Fidel tendrá su lugar junto con los grandes hombres de la historia universal. Y se convertirá -para los hombres y mujeres libres- en el icono revolucionario de toda una época de conciencia revolucionaria y juventudes rebeldes.

Recuerdo que aquel día toqué la historia, escuché sus preocupaciones y sueños, y estuve frente al gigante. Recuerdo que a una pregunta mía sobre China, Fidel me contestó: “Cuando veas al Presidente chino, le cuentas que Fidel te dijo que cuando China se olvide del comercio y se solidarice con los pueblos explotados, el mundo será mejor, tal y como lo soñamos”. Esbocé una sonrisa y a sabiendas de mi modesta condición le dije: -Comandante, yo nunca lograré platicar con el Presidente chino... “¿Por qué no?, me interrumpió, si ahora estás platicando con Fidel”.

Siempre recordaré cuando trajimos a colación a Frank País, aquel joven profesor que fue asesinado por Batista a los 22 años de edad, Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de julio, y quien el 30 de noviembre de 1956 dirigió el levantamiento armado en Santiago de Cuba en apoyo al desembarco de los revolucionarios del yate Granma.

Al mencionar a Frank País, Fidel hurgó en sus recuerdos y preguntó: “¿Sabes por qué cometimos errores en la Revolución?, porque antes de su triunfo murieron los que sabían qué hacer”. Hoy me pregunto: ¿Qué será de la Revolución Cubana en un mundo que no la favorece?, donde el imperio y sus lacayos han desterrado todo indicio de libertad, patria, solidaridad y revolución. Donde al parecer se ha extinguido la conciencia revolucionaria, aquella que gritaba: “Patria o Muerte. Venceremos”.

Pero renace la esperanza, al ver que la muerte del Comandante Fidel Castro Ruz cimbró la mente, y ante la estulticia de los detractores, hubo millones en todo el planeta que recordaron, defendieron y rindieron tributo al revolucionario que no sólo lo absolvió la historia, también le dio el lugar que se ganó al lado de los grandes personajes que ha procreado la humanidad...

 
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