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el periodico de saltillo
Diciembre 2016
Edición No. 334


Armas II

Rufino Rodríguez Garza.

El cañón de la Falsa da para mucho. De este lugar salió una foto de petrograbados para ilustrar el libro de Historia y Geografía de primaria del estado. En este cañón se combinan tanto grabados como pinturas, caso especial pues suele haber una cosa o la otra, pero aquí hay pinturas rodeadas de grabados.

Mencionamos que la salida del cañón se canalizó y el escurrimiento va a dar a la presa Pantalones. En sus alrededores se encuentran abundantes chimeneas donde el hombre antiguo encendía sus fogatas para diversos menesteres.

En la boca del cañón pero del lado oriente, en un pequeño abrigo rocoso, podemos observar las pinturas; por cierto todas en color rojo o en diferentes tonalidades del mismo. Los motivos son abstractos y sólo podemos observar dibujos geométricos. Son profusas las líneas quebradas, las líneas paralelas, triángulos y otros motivos ondulados de difícil interpretación.

Caso contrario es lo referente a los petroglifos del lugar, pues éstos en su mayoría son naturalistas o reconocibles.

Lo primero que salta a la vista son las astas, en su mayoría de venados cola blanca pero también astas que identificamos con venados buras. Aunque sólo hay un caso, aquí se encontró una representación de asta pero de borrego cimarrón. A fuerza de observarlos y de platicar con conocedores de la fauna y cazadores logramos diferenciar las astas de estos cérvidos: los cola blanca y los buras.

También aquí, como en la parte poniente de la boca de este cañón se representaron no sólo navajas enmangadas sino también algunas puntas de lanza y proyectiles para el arco y las flechas.

Pensamos que el sitio fue tardío pues los atlatl's son casi inexistentes. Sólo hay dos representaciones y en uno de los casos se le encimó otro motivo que interpretamos como de territorialidad.

Las astas van desde unos cuantos centímetros hasta cornamentas de un metro de envergadura. Al decir del antropólogo Lorenzo Encinas, que ha visitado el lugar, éste fue un sitio de rituales propiciatorios para la cacería, pues las astas, las huellas y las armas así lo indican.

Pinturas
Las pinturas como lo mencionamos anteriormente se encuentran sólo en color rojo. Los motivos no son reconocibles, sólo se observan figuras geométricas tales como rombos con puntos al interior, líneas quebradas paralelas o simples, pero también ángulos agudos en posición vertical y otros ángulos paralelos apuntando al norte y otros hacia arriba.

En al parte superior derecha se aprecia una figura humana muy estilizada e incompleta, se le ve el torso, las extremidades inferiores, una mano y además tiene la característica de estar sexuado.

Los colores rojos van desde los muy vivos, hasta los deslavados o muy obscurecidos por el ocre.

En la parte exterior del cañón, viendo hacia el sur hay un tablero de un metro de ancho y de dos de altura totalmente lleno de grabados. Éste fue seleccionado por el Dr. Carlos Manuel Valdés para ilustrar un libro de texto. En este tablero se alcanzan a ver 11 "hongos" que pueden ser representaciones de otra arma, la honda, o para nosotros, en nuestra concepción, un símbolo de territorialidad. Otro elemento grabado en el tablero, que se repite es el de los proyectiles, 24 para ser exactos, de diferentes tamaños, aunque hay uno que sobrepasa de 40 centímetros en el lado inferior izquierdo.

Otros pequeños en la parte baja y los demás mezclados con otros elementos como serían las cuentas a base de puntos. En general los "hongos" tienen la "cabeza" hacia arriba y los "tirantes" cuelgan hacia abajo; los tirantes por lo regular son dos aunque aquí se observa uno con tres. De estos tirantes algunos tienen "ojillos", unos pequeños círculos al final por lo que má s de uno pensamos que puede ser la representación de la honda.

Este sitio de la Falsa fue habitado periódicamente pues en los grabados podemos observar “palimpsestos”, es decir, grabados sobre grabados y se nota en el color o pátina donde lo antiguo es más obscuro y lo "reciente" es más claro, lo más arcaico se ha mimetizado, se ha igualado el color de la roca con el del grabado.

El color claro indica que el motivo se plasmó tardíamente. Se deduce que llegaba un grupo y marcaba, con el tiempo otro grupo igual o diferente también marcaba, lo que vemos aquí son épocas diferentes, un sitio que fue habitado en diferentes épocas y que cada tribu dejó su mensaje para la posteridad.

En el lado oriente sólo hay una representación de átlatl, y éste está oculto o escondido por otro grabado que se le encimó. El sitio es tardío, ya cuando el átlatl estaba en desuso. Los nativos que grabaron estos motivos sólo usaban el arco y la flecha.

El sitio tenía vocación para realizar rituales de cacería. La gran cantidad de navajas, lanzas y proyectiles asociados con huellas y astas de mamíferos así lo indican. En el caso de las huellas sólo se observan de venados tanto buras como cola blanca.

Aquí hay poca representación humana, sólo pies y algunas manos y dos figuras humanas muy estilizadas entre los grabados, una raya vertical como torso y dos rayas horizontales que representas las extremidades tanto superiores como inferiores.

Con las puntas de proyectil suponemos el uso del arco y la flecha. Las navajas fueron suficientemente representadas, indicando ésto el uso cotidiano de esas herramientas, tanto para defensa como para destazar a las presas cazadas.

El cuchillo o navaja más grande mide 57 centímetros, con la característica de que quedó sin terminar. Un sitio donde se practicaron ritos de cacería.


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