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el periodico de saltillo
Enero 2016
Edición No. 323


El hongo mágico y la cultura

José Luis Carrillo Hernández.

Todos los pueblos o razas en la antigüedad remota, la prehistoria, fueron micófilos o consumidores de hongos, una especie intermedia entre el reino animal y el reino vegetal; se reproducen por esporas y están compuestos en un 90 % de agua. A lo largo del mundo existen una gran variedad, muchos de los cuales son tóxicos y otros tantos son comestibles y han sido un recurso alimenticio de la humanidad desde su gestación, lo que todo mundo aprende en la escuela.

En África, como en Asia y Europa, en su andar el hombre ha sido acompañado por los hongos en su gran variedad, América nunca fue la excepción. Hoy los encontramos en todas las cocinas tradicionales del mundo como una herencia cultural culinaria, tal es el caso del huitlacoche por citar un ejemplo.

Sin embargo la academia corta y conservadora de un mundo que pretende esconder u olvidar su historia poco habla de la influencia cultural que en las primeras edades tuvieron estos extrañas criaturas mitad vegetal, mitad animal. La arqueología como la antropología así como etnomicología, la química y la lingüística nos narran una historia que nos obliga a replantear o cuestionar los orígenes y consecuencias de los primeras visiones que con el consumo del hongo como sicoactivo tuvieron los hombres más antiguos que caminaron la tierra. En este sentido Terence Mckenna en su libro El Manjar de los Dioses, nos hace esta propuesta.

“La influencia de las mutaciones inducidas por la dieta en la humanidad temprana y el efecto de los metabolitos exóticos en la evolución de su neuroquímica y cultura, continúa siendo un territorio inexplorado. La adopción temprana por parte de los homínidos de una dieta omnívora y su descubrimiento del poder de algunas plantas fueron factores decisivos a la hora de desplazar a los primeros humanos fuera del flujo de la evolución animal, introduciéndolos en la rápida transformación del lenguaje y la cultura.”

“Nuestros remotos ancestros descubrieron que ciertas plantas cuando se autoadministraban, suprimían el apetito, aliviaban el dolor, proporcionaban estallidos de energía repentinos, conferían inmunidad contra factores patogénicos o permitían correlacionar actividades cognitivas. Estos descubrimientos nos pusieron en el largo camino de la autoconciencia… la misma evolución se transformó de un proceso de lentas modificaciones de nuestro físico en una rápida definición de formas culturales mediante la elaboración de ritos, lenguajes, la escritura, habilidades memorísticas y tecnología.”

En las culturas ancestrales y hasta la implantación del rito solar o masculino, 3000 o 4000 años a.C. la ingesta de los hongos está asociada a la religión, al culto a la gran diosa, Gea, la diosa madre, la madre tierra, la diosa sensual telúrica asociada al toro de la cultura minoica y cretense antecedente de los griegos.

La presencia del hongo o los psicoactivos y su uso chamánico o religioso está ampliamente documentado, Zoroastro cuestionaba el uso del haoma o soma que fue introducido en las migraciones de las tribus indoeuropeas, en la india fue reverenciado como un dios y un poderoso medicamento, así lo manifiestan los vedas “Es bebido por el enfermo como medicamento al amanecer, tomarlo fortalece los miembros, impide que se rompan las piernas, protege de las enfermedades y otorga longevidad …Gracias a la fuerza de la inspiración de la bebida, surgió en el periodo Indoiraní una personificación de la savia como dios soma; se le atribuyeron casi todas la hazañas de los demás dioses …..Supera a todos los enemigos próximos y lejanos, nos libera de las malas intenciones del envidioso, así como del peligro y de la necesidad, y nos trae ricas ofrendas del cielo, la tierra y el aire….”

R. Gordon Wasson quien junto con su esposa Dra. Valentina P. Wasson de origen ruso quienes pasaron mas de 30 años indagando el papel de los hongos en la cultura universal, e son los padres de la etnomicología; sugieren que el soma es un hongo y en un principio propusieron a la amanita muscaria, usado en las ceremonias rituales y chamánicas de las tribus de la Siberia, sin embargo el soma está asociado al culto al toro y las vacas, situación que nos hace pensar que el soma tiene que ver más con el hongo de psilocibina que crece en el estiércol del ganado., así lo muestra los vedas, la cultura de los Cabeza Redonda de la zona de Tassili-n-Ajjer en el Sahara con una antigüedad aproximada de 12000 años.

R.G. Wasson fue un banquero neoyorquino, vicepresidentes de J.P. Morgan & Co. Incorporated un banco cuyos orígenes se remontan a la familia Morgan entre la edad media y el renacimiento. Sin embargo R.G. Wasson aporta mucho mas al estudio de los hongos en la vida de los pueblos antiguos y cuyas prácticas subsisten hasta la fecha. Tal es el caso de su descubrimiento del uso del hongo por los Mixtecos en las montañas de la Zona del Istmo de Tehuantepec específicamente en Huautla de Jiménez y San. José del Pacifico en Oaxaca y que hiciera mundialmente popular a la Indígena María Sabina.

En esta zona de Oaxaca, en temporadas de agua y calor brotan los hongos, se saben de varios tipos, los llamados pajaritos que subsisten en los parajes al pie de las montañas, los desbarrancadero en zonas de derrumbes de tierra y los llamados San Isidro que crecen en el estiércol de la vaca. Refiriéndose a ellos y en relación a sus ingestas y alucinaciones Wasson señala en un artículo para la revista LIFE del 3 de junio de 1957 lo siguiente: “Son sagrados: jamás se les emplea para dar incentivo a regocijo vulgar, como, a menudo el blanco lo hace con el alcohol”.

En sus visiones señala lo siguiente “…Me parecía estar al margen de un mundo del cual yo no formaba parte, un mundo con el cual no podía establecer contacto. Ahí estaba yo, suspendido en el espacio, ojo penetrante, invisible, incorpóreo, que veía sin ser visto. De contornos claramente definidos, de líneas y colores precisos, las visiones parecían más reales que cualquier objeto visto… en mi mente surgió un pensamiento: ¿Encerrarían estos hongos milagrosos el secreto recóndito de los antiguos misterios? Desfilaban estas reflexiones por mi cerebro mientras las visiones poblaban mis retinas, pues por efecto de los hongos se produce una escisión del espíritu, un desdoblamiento de la personalidad, una especie de esquizofrenia en que lo racional continúa razonando y observando las sensaciones de que lo perceptivo disfruta”.

Wasson de sus experiencias en su mismo artículo plantea, “el hombre comparte con el animal muchas emociones, pero las de la glorificación, veneración y temor de dios son privativas del género humano. Al rememorar el beatífico asombro, el éxtasis y el caritas engendrados por los hongos divinos, nos atrevemos a formular la hipótesis de que quizás a ellos se deba la idea de dios en el mundo primitivo”.

Mas delante Wasson conocería de cómo el hongo, nancatl en náhuatl, permanecía aun como parte de las tradiciones heredadas de los ancestros mesoamericanos en algunas comunidades más apartadas. La Arqueología enriquece estos datos al mostrarnos un Xochipili o príncipe de las flores en un completo éxtasis, con los ojos muy abiertos, en estado contemplativo, con un cuerpo decorado de hongos y flores de datura, esta imagen es muy popular entre los mexicanos, estuvo o está en sus bolsillos, en el billete de cien pesos.

Palenque es un caso muy especial, en la tumba subterránea de Pakal la cual está en la pirámide de las Inscripciones de este asentamiento maya, además de los restos de este monarca y sacerdote entre otras cosas de índole ritual, en uno de los recipientes se encontraron restos de psilosibina, el agente activo de los Hongos, sin ser un especialista, se entiende con esto, el sentido ritual, ligado al proceso vida-muerte, muerte-vida en una relación cíclica y calendárica que obsesionaba a los mayas.

En la sierra mazateca es usado en forma muy respetuosa y por lo general se usa para consulta, como para saber de los ausentes, si viven o están muertos y donde están, para saber si el enfermo morirá o vivirá, su uso es muy limitado y reglamentado entre los mazatecos, sin embargo parece ser que aun algunos grupos de estos continúan con la milenaria tradición de comulgar con el niño dios y no con el diablo como decía Motolinia en su crónicas.

Para 1960 A. Hoffmann quien logro aislar y luego sintetizar el acido lisérgico o LCD del Cornezuelo del centeno, estaba sintetizando en laboratorio el principio activo del hongo mexicano, la psilosibina. Desde entonces y con muchas restricciones la medicina y la siquiatría vienen explorado y abriendo nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades mentales, depresión y otros problemas asociados; por ejemplo, por medio de la resonancia magnética se han descubierto las zonas del cerebro que se activan cuando se administra psilosibina en un voluntario, frente a la resonancia del que ha recibido el placebo, identificando claramente a través de los colores y florescencias zonas que en el voluntario del placebo no se activan. Mientras que una resonancia magnética de un individuo con epilepsia muestra una gran similitud en las zonas que se activan en el voluntario que recibió la dosis de psilosibina, así mismo se conoce que la presencia de este agente induce a que ambos hemisferios cerebrales se activan y trabajan al mismo tiempo.

Pero la ciencia y la medicina se ven limitadas por cercos y los monstruos imaginarios de las sociedades dominadas por las drogas derivadas del alcohol y el tabaco, los carbohidratos y los azucares, la mercadotecnia y el consumo desmedido, la desinformación y los dogmas que impiden el avance de la ciencia y la medicina.

 
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