El legado de Joaquín Gamboa Pascoe: obreros muertos de hambre
Gamboa Pascoe dejó como legado, cientos de contratos colectivos de trabajo a modo para favorecer a los patrones, pues es la constante en CTM que dichos contratos colectivos son para vender a los trabajadores como si se tratase de ganado menor; de ahí deduzco que la muerte del líder Gamboa Pascoe era de esperarse dado su edad, y que a más de alguno le dio alegría. |
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Fidel Velázquez, La Güera Rodríguez y Gamboa Pascoe, han sido los últimos tres encargados del changarro denominado CTM, institución del PRI y cómplice de la clase patronal, sobre todo de la oligarquía nacional y de las trasnacionales afincadas en nuestro país. Lo malo de estos tres tipos es que han dejado un legado de hambre, falta de desarrollo y progreso nacional por haber creado durante su estancia en la CTM, cientos de contratos colectivos de trabajo en los que los trabajadores fueron vendidos a los patrones como si se tratase de ganado menor. Lo bueno es que se han muerto y es muy probable que en estos momentos en los cuales el gobierno está en una severa crisis de credibilidad, a Peña Nieto le será muy difícil encontrar un sustituto tan canalla como los que he mencionado. Si los hay y probablemente peores y más lambiscones, pero carecen de la genuflexión necesaria ante el presidente y ante la clase patronal.
Estoy seguro de lo que digo porque tengo la experiencia con la maestra Gordillo, ella era –cuando estaba al frente del SNTE- tan o más canalla que Gamboa Pascoe, que la Güera Rodríguez y que el propio Fidel Velázquez, ¿y qué pasó cuando dejó el sindicato y Peña Nieto –por carecer de luces en su cerebro- la metió a la cárcel? Que todo se derrumbó en la Secretaría de Educación, Emilio Chuayffet se fue a la goma y Aurelio Nuño no tarda en irse y sin resolver los problemas sobre la evaluación. La maestra Gordillo tenía razón, le dijo a Peña Nieto: “Enrique, eso que quieres hacer va en contra de los intereses de los maestros y de los alumnos, y por ende de México, yo no le entro, mejor te dejo el sindicato para que hagas lo que quieras con él”, y ya lo estamos viendo, Peña Nieto tiene muchos problemas derivados de su ineptitud y mala fe, pero el asunto de los maestros lo va a acabar hundiendo, y al país también si no se rectifica el rumbo.
Hay muchos indicios que México y los mexicanos han cambiado aunque poco y lentamente, ya no hay ni siquiera dentro del PRI eso que llamaban “institucionalidad” que no era otra cosa que la absoluta sumisión al presidente; hoy nadie cree en él, nadie lo respeta, nadie lo pela porque él mismo se ha ganado a pulso el desprecio y la falta de respeto del pueblo, de sus contrincantes políticos e incluso de la gente de su gabinete, ven en él y en sus secretarios un conjunto de títeres movidos por oligarcas y plutócratas nacionales que sirven a los designios de Washington y a los intereses de las trasnacionales y de sus propias empresas; son gente a quienes mueve el dinero y no la convicción de patriotismo, para ellos no hay símbolos patrios respetables, las ganancias pecuniarias son su patria y del poder que de ellas emana radica su ideología.
El grueso de la gente, la mayoría, todavía conserva amor y respeto por la patria y sus símbolos, ya no por las instituciones porque estas han sido desgarradas, ensuciadas, corrompidas y convertidas en jirones nauseabundos; esas mayorías aman la patria como a su familia, esa es su fuerza.
Hay muchos grupos de mexicanos que no quieren saber nada del gobierno y se atienen a sus fortalezas, convicciones e ideologías; uno de estos conglomerados humanos se levantaron el 1º de enero de hace 22 años contra las instituciones podridas, me refiero a los mayas de Chiapas, los que hoy tienen como líderes a los subcomandantes insurgentes, Moisés y Galeano, y mientras Joaquín Gamboa Pascoe estaba entregando su alma al Creador, y Peña Nieto busca con quien sustituirlo, ellos –junto al pueblo maya- preparaban la guerra contra el olvido a base de palabras de fuego para despertar a quienes duermen; levantar a quienes han caído; indignar a quienes se conforman y se rinden, revelándoles la historia y diciéndoles lo que antes se callaba. Develar esa historia –destacan ambos subcomandantes insurgentes- de explotación, asesinatos, despojos, desprecios y olvidos del gobierno y de la oligarquía, hacia ellos, es el cometido principal y único requerimiento para el cambio. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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