La pobreza, un pesado fardo
que carga el 70% de mexicanos
70% de los mexicanos son pobres, muchos estudios lo corroboran, el gobierno de Peña Nieto
lo sabe pero no quiere, no puede o no sabe qué hacer al respecto, de ahí que los focos subversivos
irán in crescendo hasta aglutinarse con la ira colectiva, lo que envolverá a nuestras instituciones
en una pira ígnea hasta que surjan del caos las condiciones más favorables hacia las mayorías. |
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Llaman la atención los recientes estudios que sobre la pobreza en México han elaborado el Colegio de la Frontera (COLEF) y El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), porque ambos organismos coinciden que 7 de cada diez mexicanos son pobres, contradiciendo los estudios que le aportan datos al gobierno para considerar estadísticamente las políticas a seguir para combatir la pobreza. Según el gobierno hay 55 millones de mexicanos pobres, de los cuales 15 millones viven en la pobreza extrema, y en contraparte el CONAPRED y el COLEF, con ayuda de organismos internacionales, la ONU entre ellos, consideran que 70% de los mexicanos son pobres y, que 27 millones entre ellos, viven en la pobreza extrema.
 En realidad los estudios llevados a cabo por el Colegio de la Frontera y por El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación fueron para cuantificar la discriminación en México y no precisamente la pobreza, sin embargo se llegó a la conclusión que 7 de cada 10 mexicanos se sienten discriminados porque son pobres, y 6 de cada 10 -pobres que se sienten discriminados- consideran que la principal causa de la discriminación es la riqueza de unos cuantos. Ese es el sentir de 6 de cada 10 pobres, aunque la causa no es precisamente la riqueza sino la desigualdad en todos los sentidos socioeconómicos y políticos, porque la gente entre más rica es, mejores oportunidades tiene de conseguir sus satisfactores; también el grado de educación cuenta y mucho; el rico tiene con qué educarse y el pobre carece de ese beneficio.
Alexander Von Humboldt que vino a México hace 212 años (1803) se fue maravillado de México por su naturaleza y sus palacios en la ciudad de México. La denominó “La Ciudad de los Palacios”, más se encontró con un pero: la enorme desigualdad social y económica, y a su regreso a París en agosto del 1804, luego de 5 años de viaje, fue recibido por una multitud, y unos días después en un café de moda en París ante algunos amigos comentó que la desigualdad social que vio en México -La Nueva España- le sugería que pronto habría levantamientos armados contra el gobierno establecido, cosa que sucedió apenas unos años después, el 15 de Septiembre de 1810.
Ahora bien, ¿es necesario que venga otro Alexander Von Humboldt para que al ver la desigualdad socioeconómica y la discriminación en el México del 2015 gobernado por Peña Nieto, pronostique que debido a esa enorme inequidad, pronto podría haber un levantamiento social? ¡No!... Todos los mexicanos con la conciencia y la virtud de la ecuanimidad, podemos pronosticar que de seguir esta enorme desigualdad social, esta corrosiva corrupción gubernamental y esta áspera impunidad que consiente todos los males que afectan a las mayorías, una ira colectiva sobrevendrá, y en un caos envolvente devorará todas nuestras instituciones, cosa que nuestro gobierno ya lo sabe, y de ahí que haya militarizado nuestras calles pretextando combatir a la delincuencia organizada.
El gobierno federal sabe todo esto porque cuenta con un servicio de inteligencia interno, el CISEN, que dentro de sus departamentos estudia la subversión, sus causas, la prevención de la misma que de manera anticipada construya las condiciones necesarias que eviten levantamientos. Casos como el de Tlatlaya, Iguala/Ayotzinapa, Apatzingán y Tanhuato, Michoacán, entre otros, nos indican que no se está haciendo lo correcto ni lo inteligente para prevenir subversiones masivas, y sí por el contrario, vemos que las actitudes totalitarias del gobierno de Peña Nieto en los hechos y las demagógicas formas en los discursos vertidos masivamente en los medios de comunicación, se contradicen, y que la desigualdad socioeconómica persiste igual que hace 212 años cuando la percibió Alexander Von Humboldt, y por ello hay que esperar lo peor, a menos que el gobierno rectifique -para el bien de las mayorías- su rumbo. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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