Testimonio
Oliverio Ascascius.
Llegaste sin hacer ruido
tocando a las puertas donde yace mi alma.
Sin levantar la mano
ahuyentaste los designios del pasado,
dejando en su lugar
el dulce aroma de tu existencia.
Has quedado impresa
en el libro que contiene mi destino.
Y aunque tú te alejes
en cualquier forma y en otras dimensiones,
en este libro siempre estarás
preservando la memoria
cual tatuaje imborrable en el tiempo.
Y como si fueras tú en carne y hueso,
Te besaré y te hablaré
aunque nunca respondas a mis tontas preguntas.
Será una conversación íntima y sin testigos,
excepto el silencio
y esa lágrima escondida
que rodará lentamente cuando mencione tu nombre.
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