Deleznable apoyo
Samuel Cepeda Tovar.
Preocupa bastante la permisividad, pasividad y ligereza con que muchas personas perciben y opinan sobre actos de corrupción de diversos políticos. Y es que las muestras de apoyo al ex gobernador coahuilense, Humberto Moreira, quien ha sido detenido en España por delitos de lavado de dinero y otras similares imputaciones, resultan fuera de lugar y hasta contradictorias en un Estado que se encuentra entre los más endeudados del país y que dicho endeudamiento no se reflejó nunca en mejora de la calidad de vida de los coahuilenses o en reducción de índices de pobreza, sino todo lo contrario, pues según el último informe de la CONEVAL, a la pobreza extrema se sumaron 11 mil coahuilenses de manera reciente. Peor aún, cuando dicho endeudamiento y su ejercicio solo puede comprobarse de manera parcial, denotando con ello posibles actos de corrupción, el endeudamiento se vuelve entonces injustificable y la defensa de quienes hicieron uso del mismo se vuelve también vacía y estéril.
Entiendo que los allegados y simpatizantes priistas defiendan la poca probable inocencia del ex mandatario en el terrible desfalco al erario de los coahuilenses, pues esas filias son siempre irracionales, subjetivas y motivadas por ceguera intencional llamada “vista gorda”. Pero lo que si resulta irónico y patético es ver a personas no allegadas que defienden a capa y espada y hasta justifican los actos de corrupción: “dicen que robó, es algo que no me consta, y si lo hizo, fue para hacer muchas obras”, comenta una señora entrevistada por un canal local. Esa actitud me hace recordar a Hilario Ramírez, “Layin”, alcalde de San Blas, Nayarit, quien aceptó haber saqueado el erario público, pero de manera mesurada, “solo le di una rasuradita”, afirmó Layin, ante los aplausos y permisividad de los habitantes de aquél municipio.
No se trata de simples coincidencias, se trata, principalmente, de ignorancia ciudadana, que no alcanzan a comprender la gravedad de delitos como el peculado, el tráfico de influencias, el nepotismo, el cohecho, etc., que son flagelos que lastiman de manera directa a la sociedad en su conjunto. Además de que siembran el pernicioso precedente de que seguirá sucediendo a sabiendas de que la ciudadanía es pasiva y tolera los actos de corrupción siempre y cuando el imputado sea “buenazo” o “raza” con los gobernados.
Aquí existe un hecho ineludible e impostergable: alguien contrató ilegalmente más de 18 mil millones de pesos sin la autorización del congreso, falsificando documentos y ese mismo dinero simplemente no aparece por ningún lado. Y, lamentablemente, la cabeza de quien dirigía el gobierno en ese momento, es quien debe explicar la misteriosa desaparición y la falsificación de documentos y no alegar de manera patética desconocimiento o tratar de culpar a alguien más.
Resulta triste que nuevamente, tenga que ser en otros países en donde se aplique la ley que en éste simplemente no puede funcionar, pero más triste y lamentable, es encontrar a personas que defiendan la corrupción y la opacidad, aunque estén hundidos en la miseria y condenados por generaciones a pagar una deuda contratada por pusilánimes irresponsables que actúan con un gran cómplice: la pasividad y permisividad de los ciudadanos. Triste y lamentable. http://enroqueanalitico.blogspot.com
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