La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a 99 años de vigencia
La Constitución, nuestra Carta Magna ha sido mutilada y degradada a un compromiso entre un gobierno traidor al pueblo y la oligarquía nacional aunada al capital extranjero. Peña Nieto es el promotor del deterioro social y económico de México y su trabajo gerencial sólo ha servido a los intereses de oligarcas mexicanos y capitales extranjeros. ¿Es esto acaso una traición a la patria? |
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Es un hecho irrefutable tanto como brutal que la Constitución ha sido mutilada infinidad de veces con el fin de restar seguridad y garantías a los ciudadanos. Cada reforma que este gobierno ha hecho tanto laboral como energética, de educación y de otras índoles, para lo único que han sido diseñadas son para que el gobierno tenga más y mejor control de la ciudadanía y con ello poder garantizar y proteger los intereses de las grandes empresas, sobre todo de las norteamericanas, de ahí que todas y cada una de las reformas fueron ideadas en EEUU por especialistas en nuestra Constitución, para “legalizar sus inversiones en México” dejándole a nuestro gobierno el papel de gerente al servicio de ellos y de sus intereses.
Cuando hablo de ellos me refiero a la oligarquía nacional, a los plutócratas y a las empresas trasnacionales radicadas en México, para ellos es que Peña Nieto ha impulsado todas y cada una de las reformas. Ahora, precisamente en este momento, Peña Nieto y sus esbirros están cocinando otra reforma, la laboral, ya que con la primera no quedaron satisfechos los patrones, de ahí estas nuevas reformas que serán aprobadas por un congreso sumiso –al igual que Peña Nieto- a los intereses de la oligarquía y el capital extranjero.
Integrantes de La Asociación Nacional de Abogados Democráticos coincidieron en que las recientes reformas estructurales han traicionado uno de los principios de La Carta Magna, la protección social. La Constitución –antes de ser reformada- garantizaba los derechos laborales y a la educación, definió una jornada de 8 horas y un salario mínimo suficiente para el sostén familiar del trabajador; la Carta Magna aportaba herramientas suficientemente claras y fuertes para proteger al trabajador y al ciudadano común; hoy con estas reformas, sobre todo las llevadas a cabo por Peña Nieto mediante el Pacto por México de la mano de sus cómplices del PAN, PRD, Panal y Partido Verde, ya en nada garantiza la seguridad del trabajador ni del ciudadano; dejaron al pueblo bajo la ley de la selva y al trabajador a merced de la codicia y malicia de sus patrones.
Con las reformas de Peña Nieto y sus cómplices, el campo y el petróleo quedó de nuevo en manos de oligarcas y extranjeros. Los trabajadores tienen cada día menos garantías. Las reformas, en particular las que ha llevado a cabo Peña Nieto han erosionado los principios del constituyente. Son una brutal regresión y un ataque a los derechos sociales, económicos y culturales del país. Hay que rehacer la Constitución y revertir los cambios antipopulares y traidores. No hay que perder la esperanza, no debemos dejarnos vencer por este gobierno procaz, somos un colectivo que todavía no se ha desmembrado, aunque este gobierno por medio de reformas, todas ellas anticonstitucionales, pretende reformar y cambiar todo para que siga igual y bajo el control de este pésimo gobierno y de otros peores que seguramente seguirán eligiendo hacia adelante.
Estos malos gobiernos empezaron con las reformas judiciales para realizar cateos y detenciones arbitrarias y espionaje ilegal, luego se reformó el ámbito energético y ya los hidrocarburos están en manos de extranjeros. La educación la están reformando para controlar a los maestros y para que el alumnado se prepare a ser sirviente de empresas y patrones claramente definidos como oligarcas; las reformas laborales –porque son varias- han sometido al trabajador al nivel de esclavo del patrón, porque el salario mínimo para eso ha servido, además con el outsourcing han logrado que los patrones se desatiendan de sus obligaciones constitucionales con el trabajador. Esto y cosas peores, hace Peña Nieto con sus reformas, y todavía cínicamente no para en mientes, dice que La Constitución, todavía –gracias a las reformas- tiene vigencia. ¡Claro que la tiene! Pero solo que le garantiza sus derechos a unos cuantos y a las mayorías las deprecia y expone a que sean controladas como si fuesen vacas o borregos. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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