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el periodico de saltillo
Febrero 2016
Edición No. 324


Mis sexenios (92)

José Guadalupe Robledo Guerrero.

La tercera y última etapa del sexenio enriquista

Días antes de la elección para gobernador que se celebraría el 25 de septiembre de 2005, muchos ya sabíamos quiénes se beneficiarían en el sexenio de Humberto Moreira: sus amigos, cómplices y operadores, porque era inevitable que Humberto se convertiría en gobernador de Coahuila, nadie le podía ganar las elecciones.

Para entonces ya habíamos señalado a dos de estos especímenes y no nos equivocamos: María de los Ángeles Errisúriz Alarcón, secretaria de Educación Pública en el sexenio enriquista y, su esposo, Javier de la Mora de la Peña, sujeto de conocidas mañas, vividor empedernido del erario e “íntimo amigo” -como él se decía- de Enrique Martínez y Humberto Moreira.

En su artículo publicado por aquellos días en El Periódico..., Alfredo Dávila Domínguez lo sintetiza de esta manera:

“En sólo tres años al frente de la Secretaría de Educación Pública Ángeles Errisúriz, su marido el secretario consorte y toda una gavilla de saqueadores e inútiles han provocado un retroceso de más de 20 años en la educación coahuilense... esta pandilla de burócratas asegura que es inminente su inclusión en el próximo gabinete por ‘méritos en campaña’...”.

Desde entonces, estimulados por el éxito económico que ha tenido Luis Horacio Salinas Aguilera, dedicando sus medios de comunicación (El Diario de Coahuila y una radiodifusora) a proteger sus negocios de construcción, de adquisición de terrenos urbanos y rurales, y tráfico de influencias con el poder, otros de sus iguales estaban haciendo inversiones “periodísticas”, como Víctor Mohamar Abugaber, José Ángel de la Garza y la empresaria Patricia Torres Martínez.

Víctor Mohamar había iniciado, meses atrás, la sociedad Editores de Ideas, que tenía la pretensión de crear el periódico Acento, que por negocios no pudo hacerse realidad, y debido a que el proyecto murió en el útero de la avaricia, los buitres ya rondaban sobre sus despojos.

Por otro lado, Humberto Moreira no dejó salir a Acento, creía que sería un dolor de cabeza en su gobierno, pues alguien le dijo que dicho periódico se dedicaría a “atacarlo”. Humberto hizo lo posible por abortar el proyecto, y para que no perdieran los inversionistas “periodísticos” el gobierno humbertista se quedó con la maquinaria, el edificio y las instalaciones administrativas de Acento, mismas que engrosaron los activos del Consejo Editorial del gobierno del estado, cuyo titular desde entonces es uno de los hijos del cronista, bromista y bufón de Saltillo, Armando Fuentes Aguirre “Catón”.

Por su parte, Patricia Torres aseguraba que había pagado la deuda del periódico Vanguardia, y que la tenía guardada como una inversión, pues según ella aún no le interesaba quedarse con el diario que fundó Armando Castilla Sánchez.

En ese tiempo, la empresaria de la construcción decía estar dispuesta a vender la deuda de Vanguardia al mejor postor, y se rumoraba que dicha deuda estaba amparada con la maquinaria y las instalaciones del rotativo. Incluso doña Patricia insistía en que la casona de al lado del edificio de Vanguardia era de ella, y decía que cuando quisiera podría quedarse con el codiciado periódico. Pero Vanguardia no cambió de dueño y ya no se volvió a decir nada sobre el asunto...

En vísperas de la elección de gobernador, también se especulaba que el gobernador Enrique Martínez le había jugado las contras al PRI, pues con dinero de Coahuila apoyó a la candidata perredista al gobierno del Estado de México Yeidckol Polewnsky Gurwitz. Por otro lado también se decía que Yeidckol no había recibido los últimos sueldos que el gobierno enriquista le tenía asignados por una función estatal que supuestamente desempeñaba en nuestro estado...

Por aquellos días, el Trife le informó a Elba Esther Gordillo, la líder moral del SNTE, que no tenía la razón jurídica para demandar al presidente del CEN del PRI, Roberto Madrazo Pintado, quien en 2006 se convirtió en candidato presidencial, perdiendo las elecciones frente a Felipe Calderón Hinojosa, a quien apoyó Elba Esther Gordillo.

El mismo día que le informaron que su demanda no tenía razón, estuvo en el programa de la locutora Adela Micha. Allí “La Maestra” se comportó tal cual es: demagoga, vulgar, mentirosa, ignorante, simuladora y vengativa. También exhibió su costosa vestimenta: un conjunto cortado por un modista de renombre, un reloj de oro, un ostentoso collar de más de 20 grandes perlas y una plasta de maquillaje que trataba de esconder lo que ya era evidente, su vejez.

Allí estuvo Elba Esther frente a su palera vomitando calificativos y amenazas en contra de su enemigo personal: Roberto Madrazo Pintado, de quien fue mancuerna para dirigir el PRI: Madrazo como Presidente y la Gordillo como Secretaria General del CEN del PRI.

Según la inmoral dirigente magisterial, su lucha contra Madrazo era “por México, por sus profesores, por los pobres, por la libertad, la democracia y la justicia”, algo así como la Superniña de los comics. Habló de su proyecto de país, pero nunca supo explicarlo, aún así mostró su ligereza, despotismo, demencia senil y grandes dosis de estupidez, acorde a los tiempos políticos que vivimos, y en los que ella era una influyente y corrupta mercenaria.

Su reiterativa perorata y sus actitudes vicerales no eran para la televisión, sino para una reunión cupular del SNTE, en donde ningún corrupto y abyecto “líder” magisterial piensa. La patética Gordillo mostró por qué la educación y la política andan en México por los atajos de la estulticia, la trivialidad y la ignorancia. Elba Esther -aún en la cárcel ahora- representa a ese México secuestrado desde hace décadas por la ignominia y la corrupción.

Desde aquellos días escribimos que el ciclo de Elba Esther se terminaba, como 16 años antes se le había acabado a su antecesor Carlos Jongitud, quien se retiró del SNTE sin resentimientos ni protestas, pero en ese entonces me preguntaba: ¿Tendrá Elba Esther la sabiduría de encontrar una salida digna o terminará enfrentada con sus mecenas, cómpices y socios?

Aquella premonición mía se haría realidad diez años después, cuando el presidente Enrique Peña Nieto la envió a la cárcel el 26 de febrero de 2013 acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada. El encarcelamiento de “La Maestra” fue un duro golpe para algunos elbistas coahuilenses que se quedaron huérfanos, entre ellos: Óscar Pimentel González y Humberto Moreira Valdés, ambos habían sido encumbrados políticamente en nuestro estado por Rogelio Montemayor y Enrique Martínez quienes recibieron las órdenes directas de Elba Esther Gordillo Morales, la que desde los albores del siglo XXI, era considerada como una de las 10 personas más corruptas de México...

Finalmente la fecha de la elección de gobernador llegó, y como resultado de la misma, Humberto Moreira y los humbertistas insistieron en que el “fenómeno Moreira” era algo fuera de serie que superaba todo cuanto había existido. Buscando sustentar su mesiánica visión, compararon la votación que había tenido seis años antes Enrique Martínez con la que había obtenido Humberto Moreira el 25 de septiembre de 2005: EMM 405 mil votos y HMV 488 mil sufragios, aunque deshonestos y mentirosos como ellos solos, nunca informaron que la diferencia se debía a que el padrón electoral de Coahuila en la elección de Enrique era de un millón 300 mil electores y en la elección de Humberto el Padrón fue de un millón 600 mil.

Al momento de conocer los resultados de la elección, ya se notaban las desavenencias entre ambos mandatarios: el gobernador en funciones y el gobernador electo. Humberto quería dejar constancia que fue mejor candidato que su mecenas y creador: Enrique Martínez, y de acuerdo a sus promesas de seguridad y empleo, desde su campaña lanzó el mensaje de que EMM había fallado en esas encomiendas y que él sería mejor gobernador que el que lo llevó de la mano a la gubernatura.

También es cierto que en los primeros días de la campaña se supo cuáles eran los motivos de las desavenencias entre EMM y HMV. Según Humberto y los humbertistas, Enrique se había robado de las arcas estatales 600 millones de pesos que estaban destinados para la campaña gubernamental. Por tal razón, según lo confió el propio Humberto, tuvo que pedir fiado en los medios de comunicación, principalmente en los electrónicos, pero nada dijo que también había aceptado el apoyo económico de los lenones y dueños de los giros negros. Según se dijo en aquellas fechas, los lenones le dieron a Humberto Moreira 18 millones de pesos como apoyo para su campaña.

El culto a la personalidad de Humberto comenzó desde que apareció en Coahuila, cuando fue titular de INEA (Instituto Nacional de Educación para Adultos) en el Estado, y se instauró como política de estado el mismo día de la elección cuando “las cifras preliminares ya mostraban el innegable triunfo de Moreira”. Ese mismo día concedió su primer entrevista como gobernador electo a la televisora local RCG, que desde entonces es conocida como “Moreira Channel”, en donde se presentó una semblanza de su vida, exhibiendo fotos del gobernador electo en cada etapa de su existencia, y a la usanza del florestapismo, los locutores televisivos que competían por acuñar el mejor halago a su mecenas, dijeron que desde niño, Humberto estaba destinado a dirigir los destinos de Coahuila.

Días después de “su inobjetable triunfo”, Humberto declaró que en su gobierno no habría venganza, pero sus voceros “periodísticos” desmintieron a su jefe, porque desde un principio mostraron una actitud vengativa y amedrentadora contra todos “los que no se la jugaron con Humberto”.

Inmediatamente que fue reconocido como gobernador electo, Humberto se apoderó de la campaña de Roberto Madrazo en Coahuila, porque “La Coneja” Alejandro Gutiérrez, quien se suponía el lógico representante de Madrazo en nuestro estado, renunció a su derecho cuando el mismo día de la elección interna del PRI, en donde fue innecesariamente vapuleado, reconoció su evidente derrota y anunció que no volvería a hacer política en Coahuila, aunque después de la elección interna del PRI, Abraham Cepeda Izaguirre invitó a su casa a Alejandro Gutiérrez y a Humberto Moreira para que se conciliaran. De la charla que tuvieron sólo se supo que Alejandro le dijo a Humberto que con él no había problemas, que su conflicto era con Enrique Martínez, pero esa “enemistad” se resolvió con la asistencia de “La Coneja” al sexto y último informe de su “amigo” Enrique Martínez. Lo que mostró una vez más que la dignidad no es un valor que los políticos cultiven.

Y a propósito de Abraham Cepeda Izaguirre, el propietario del periódico Vanguardia, Armando Castilla Sánchez, que bien conocía a Abraham Cepeda, alguna vez me dijo que en Coahuila había cinco tipos de políticos-funcionarios: los talentosos, los mediocres, los incapaces, los muy pendejos... y Abraham Cepeda.

Al sexto informe de Martínez y Martínez asistieron dos importantes y corruptos personajes: Elba Esther Gordillo y Arturo Montiel. El gran ausente fue Roberto Madrazo, pues no asistió para evitar que los porros de “La Maestra” lo agredieran. Ese día, en su programa, el payaso Brozo había “balconeado” al precandidato presidencial Arturo Montiel mostrando las cuentas bancarias y las propiedades de sus hijitos y de su esposa. Desde Saltillo, Montiel aceptó ante Joaquín López Dóriga que las cuentas millonarias y las propiedades que se habían dado a conocer, efectivamente eran de sus hijos y esposa. Y sin mencionar su nombre, responsabilizó de esa filtración al otro precandidato presidencial, Roberto Madrazo Pintado. Pero el golpe mortal ya estaba dado, y Arturo Montiel fue sacado de la carrera presidencial.

(Continuará).
Tercera y última etapa del sexenio enriquista...


 

 
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