Si México no arde, entonces
vivimos un sismo trepidante
Jesús M. Moreno Mejía.
El gobierno de Enrique Peña Nieto tiene a México que arde, o bien sufrimos un severo y constante sismo trepidante que vivimos diariamente, pues cada día se acumulan los problemas sociales, económicos y políticos, a partir del primer año del Ejecutivo Federal. La lista es sumamente extensa, que no terminaríamos de referir cada caso, por lo cual sólo referiremos algunos: La lucha contra el crimen organizado ha superado con creces la violencia que se desató con Felipe Calderón, a pesar de que se aseguraba iba a disminuir considerablemente en este sexenio.
“La ejecución extrajudicial de presuntos delincuentes por parte de miembros del Ejército Mexicano en Tlatlaya, Edo. de México, y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa así como la muerte de otras personas en Iguala, Guerrero, pusieron el nombre del presidente Enrique Peña Nieto y de su gobierno ‘por los suelos’ en el ámbito internacional”, aseguró José Miguel Vivanco, directivo de Human Rights Watch (HRW) al visitar nuestro país para documentar dichos casos.
Sin embargo, nada se ha podido dilucidar con toda claridad en esos dos casos (amén de otros similares, no menos importantes), pues la impunidad y la corrupción reinante en el sistema gubernamental sólo han enredado las indagatorias de las autoridades judiciales, al grado tal de rechazar abiertamente los resultados de las investigaciones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) que vinieron del extranjero para conocer el caso Ayotzinapa, desmintiendo a la Procuraduría General de la República (PGR) en sus resoluciones, y por ese “pecado” el gobierno solicitó su salida de México.
A los casos Tlatlaya (30 de junio de 2014) y Ayotzinapa (26 de septiembre del mismo 2014), se suman nuevos casos de violencia institucional en Tanhuato y en Apatzingán, Michoacán; en Tuxtla, Gutiérrez, Chiapas; y más recientemente en Nochixtlán, Oaxaca, por lo que bien podría calificarse la administración actual como un “Estado fallido”. Al presidente Peña Nieto parece no preocuparle tantos muertos y desaparecidos.
Peña Nieto ha querido mostrar al mundo no ser un México de ficción, y para ello antepone los temas económicos a los temas de Derechos Humanos y de Seguridad Pública, intentando “tapar el sol con un dedo”, para no manchar su imagen internacional, según él, cuando ha sido a la inversa.
Pero hasta en temas económicos ha fracasado, pues las famosas reformas estructurales no rindieron los frutos apetecibles, y desde luego que surgen los pretextos: el desplome del precio del crudo (petróleo sin procesar), el alza del dólar frente a nuestra moneda nacional, y sin que lleguen los grandes capitales extranjeros que se esperaban como producto de los “cacareados” cambios, no cabe duda que ha sido también por la inseguridad que se vive en todo el país, por la corrupción y la impunidad reinante en la nación.
En lo social, México sigue siendo un país de pobres cada vez más pobres, en número y en calidad de vida, mientras que la clase política sigue enriqueciéndose cada vez más, y el intento por transparentar sus finanzas personales con la propuesta de ley # 3 de 3 ha sido manipulada de tal manera en su conformación, que resultaría inútil investigar la procedencia de la riqueza de los mal llamados servidores públicos.
Ellos niegan ser corruptos, pero vivimos actualmente un mundo globalizado y por ello el ciudadano común se entera hoy con facilidad de las trapacerías de los gobernantes, entre ellas la famosa adquisición de la “Casa Blanca” de la esposa de Enrique Peña Nieto; el enriquecimiento de gobernadores de prácticamente toda la nación (lo mismo de una filiación partidaria que de otra).
Por ello hay gente que tomó la determinación de atajar las aspiraciones de los candidatos que querían aprovechar el cargo para medrar, al igual que lo hicieron sus antecesores; ,y como consecuencia de ello, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió el pasado 5 de junio las elecciones en siete entidades federativas: Durango, Chihuahua, Tamaulipas, Tlaxcala, Quintana Roo, Veracruz y Aguascalientes.
Ya en anterior colaboración (abril del presente año) habíamos anticipado que el PRI no ganaría la mayoría de las elecciones de gobernador en los doce estados en que hubo elecciones el domingo 5 de junio, y por ello invitábamos a que hicieran sus apuestas pues presentíamos que habría sorpresas en dichos comicios. ¡Y las hubo!
Como consecuencia de lo anterior, ha tenido que anunciar su renuncia el presidente del partido tricolor, Manlio Fabio Beltrones, pero si somos realistas su salida no fue por su voluntad sino la del “primer priista de México”, Enrique Peña Nieto, quien de esa manera pretende eludir en parte su responsabilidad por la derrota de 7 – 5, pues quiéralo o no también contribuyó a que ocurriera dicho revés político.
¿Hasta cuándo reconocerá EPN que ha estado jugando mal las cartas? ¿Acaso tendrán que ocurrir más muertes? Ya no sólo de las que comete el crimen organizado, sino por la represión de quienes se inconforman por sus determinaciones, o por la pobreza extrema que padece, o también por falta de atención médica, pues las instituciones prestadoras de ese servicio están cada vez peor (Recorte de medicamentos, falta de infraestructura física, y hasta estado de quiebra financiera). ¿O usted, amable lector, qué opina?
¡Hasta la próxima!
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