¡No hagan olas hombre!
La flemática pedantería británica
estará “dando las” últimas
Adolfo Olmedo Muñoz.
Atentado en Estambul que deja más de cuarenta muertos y cientos de heridos; La matanza, de números aproximados en Nochixtlan, Oaxaca, provocada por hordas de la llamada CNTE; La descarada amenaza al sistema, de parte del maniaco obseso AMLO para sembrar pánico previo a las elecciones presidenciales del 2018; La petición de Donald Trump para que EE UU se retire del tratado de Libre Comercio en América del Norte, además de su perene xenofobia antimexicana; Al igual que la pifia que acaban de cometer los ingleses (por fortuna para la humanidad) al salirse de la Unión Europea, luego de un referéndum (Brexit); Todo en medio de la soterrada avalancha de infundios, descalificaciones, agresiones y pornografía visual y escrita, de la más ruin ralea de gentuza que se corre entre las “redes sociales”, nos hace suponer que: “algo anda mal”.
Se puede decir, a riesgo de que sabihondos culteranos hagan luego escarnio de nuestras palabras, en el sentido de que la población del mundo: “esta de mal humor”. Y no tanto por aludir en defensa a una infortunada frase del mandatario mexicano EPN, sino porque en realidad, eso se denota. En el mundo entero, se vive la violencia a mayor o menos escala; so pretexto de la más mentecata cauda de excusas, como de los más abyectos intereses, pero lo cierto es que debe haber un común denominador, que pudiera primeramente diagnosticar un enfermedad a partir de los signos más claros de recurrencia.
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No sé si de manera inoportuna o impropia, se traza ya una silueta de la maléfica sombra que amenaza a la civilización del Siglo XXI, que en principio pudiera diagnosticarse como un daño colateral de la inhumana globalización económica. Los “puristas” del capital, siempre pensaron y argumentaron que el capital no tiene fronteras, al fin y al cabo siempre llegaba a las manos de unos cuantos banqueros descastados que se hacían dueños de vidas y almas.
No midieron que tras el capital, pesadamente pero de forma permanente, los generadores de ese capital irían tras de aquel sobrepasando fronteras, como se le permite al capital. Lamentablemente ni “ricos” ni pobres se prepararon para una de las consecuencias lógicas, la migración.
Fenómeno más viejo en el mundo no puede haber, y sin embargo se sigue y se seguirá presentando, como también se continuará, por un buen tiempo, presentándose una reacción obtusa en contra de las corrientes migratorias, impulsando falsos nacionalismos, a través de la manipulación de las masas, con propagandas alarmistas.
La guerrilla, el terrorismo, la violencia en general, continuará en ambas vertientes tanto los que luchan por entrar como los que pelean por cerrar, mientras no se comprenda que el globo terráqueo está agotando sus espacios, al menos para el usufructo de los llamados “Polos de desarrollo”, que no lo serían si no hubiesen aprovechado la servidumbre de aquellos pobladores de los territorios donde los ricos hicieron sus fortunas.
Indiscutiblemente que la migración indiscriminada es producto de una orfandad socioeconómica, pero lo es también por la huera noción en el mundo de una justicia, equitativa en cuanto humana, no hecha a la medida de los poderosos, de los propietarios y amasadores de la riqueza actual, pues es claro que ellos no dejarán, o al menos intentarán detener tozudamente a quienes les “amenazan” con ocupar “sus propiedades”.
Junto con las legiones de paupérrimos migrantes, la tiranía de una “justicia” administrada por los ricos y poderosos, ungidos por embozadas cúpulas de poder, la humanidad (no solamente México) padece la tiranía de la impunidad.
Más pronto de lo que se imaginarían algunos sociólogos, politólogos o antropólogos, la humanidad debe hacer un alto en el vértigo de esta carrera degenerativa, antes de que se cumplan todas las amenazas encubiertas y abiertas de los oportunistas del poder omnímodo.
Los casos concretos pudieran ser solubles a corto plazo; Si los ingleses se van de Europa ¡Que bueno!; “A enemigo que huye, puente de plata”. Inglaterra nunca ha sido parte de la grandeza de Europa ni histórica ni culturalmente. Yo le cantaría una parte de una canción mexicana “al perderte voy ganando, anda vete a ver qué encuentras y… que te bendiga Dios”. Por cierto su iglesia “Anglicana” es de… ellos, aunque se “acuesta en amasiato” con el protestantismo sionista.
¿Que el idiota de Trump quiere cerrar la frontera con México?, ¡Que la cierre! Y ojalá (palabra de origen árabe, de aquellos que les causan escozor a los yanquis) que significa “Dios quiera”, haya estadistas en nuestro país que tranquilicen a la población y que guíen al país por rutas de mercados más equitativas y lucrativas como China, Japón, Alemania, Rusia y desde luego el resto de nuestro continente usualmente enunciado con un dejo de discriminación como: Latino.
En Oaxaca y otros sitios del sureste mexicano es todavía más sencillo; Si hoy patalean rabiosa y caprichosamente los “maistrines” (puede leerse como el mexicanismo: ¡balines!) esos “revolucionarios nylons” que parasitan en varios estados y que se dicen llamar “maestros de la CNTE”, pues bastaría con terminar de quitarles todas las canonjías que se les dieron por décadas, tratando de emascularlos en su barba- rie antisocial y encerrar a la más de ellos, por varios años, no como una “vendetta” social, sino como un desa-gravio a la justicia, aplicando aquella máxima atribuida a Juárez de que: “Para los amigos, justicia y ley; Pero para los enemigos, ¡con la ley basta!”.
En cuanto al suspirante (SIC) a la Presidencia de la República, López Obrador, hay que dejarlo seguir “obrándola” pero sin dejar perder de vista sus vínculos con posibles transgresores del orden social, muchos de ellos incrustados en círculos científicos y académicos donde permea un socialismo utópico y más bien trasnochado.
Denota que en el fondo no confía a ciegas de un triunfo electoral por la vía del sufragio, por lo que tiene que “petatear” al sistema, insi- nuándole que en caso de que no se le dé la Presidencia de México, creará una nueva revolución, cosa que el tonto no ha alcanzado a visualizar, ya que ni propios ni extraños (puede leerse yanquis) se lo permitirán.
Y el último signo que pudiéramos mencionar ahora para lograr el hallazgo del común denominador que nos permitiera formular toda una teoría del caos mundial; En este ambiente; en este mal humor que trasciende fronte- ras, lo es sin duda, el ejercicio de la comunicación, que si somos honestos, no tiene código de honor en ningún lugar del mundo. Y para el que lo dude, que entre un rato a las “redes sociales”; a la “onda” cibernética para conocer cuánta caca hay en el mundo.
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