Columna: El Vigía
Todo culpa del Brexit
Suena cómico que a partir de ahora cualquier evento negativo que ocurra en el mundo se lo adjudiquen al Brexit. La decisión de los británicos de tomarle distancia a Europa no ha hecho otra cosa que detonar infinitas especulaciones y desplomar el umbral del miedo en el mundo de los supuestos.
Las caídas de las Bolsas, el derrumbe de los mercados, el alza del dólar, el repunte del oro, el recorte del gasto público mexicano, la crítica situación financiera del planeta, el estancamiento de las economías es, al parecer, culpa del Brexit.
¿El aumento de impuestos, el quiebre de los bancos, la falta de recursos para obras públicas, la sequía en los campos, el freno a la exportación, la crisis de Nuevo León, la contaminación y hasta el calentamiento global es, en teoría, también consecuencia del Brexit?
El mundo, México, Nuevo León, las empresas y hasta los equipos de futbol han encontrado en el Brexit la excusa perfecta para achacarle todo a este fenómeno particular.
Desde luego que siempre será más fácil respaldarse en un suceso de esta naturaleza y de tremenda repercusión para tapar las irresponsabilidades administrativas o los malos manejos que los gobiernos pudieran tener y que necesitan de una distracción de este tipo para justificar su inacción.
Esto nos recuerda cuando el actual gobierno nuevoleonés culpa de todos los males que ocurren en el estado a los medios de comunicación.
Es decir, la creciente inseguridad, el alza de los delitos, el aumento de los homicidios, los imparables bancazos, los intereses, la deuda, los recortes, el conflicto docente, el aire viciado, la polémica de las pedreras, y todo lo que huela a problema han sido o son causas directas relacionadas a otros personajes o a una “tendenciosa” información.
Colgarse de un acontecimiento público de gran impacto –sobre todo de carácter político-económico– para sacudirse las responsabilidades de encima es una oportuna estrategia con el único fin de distorsionar el escenario y amplificar el pánico.
Y con el Brexit parece que tendremos un efecto duradero de todas estas cuestiones.
Lo vimos ayer, por ejemplo, con las calificadoras de riesgo. Standar & Poor’s y FichtRatings han decidido rebajar la máxima calificación crediticia soberana que mantenía el Reino Unido en dos escalones a doble A, y han advertido que podrían recortarla aún más, ¿por culpa de quién? del Brexit.
¿Puede temer Gran Bretaña a estos criterios de las agencias estadounidenses? Sí es de temer para Inglaterra, pues ciertos fondos de inversión no pueden invertir en bonos que no sean AAA. Es por eso que la libra va como va, en picada.
Pero en pocas palabras, esta baja en calificación tiene fondo. Es como un aviso de la Unión Europea a cualquier otro grupo de electores de otro país. Es como decirles: ‘‘¿Ya vieron lo que le pasa al que se sale?’’.
Así que, como están las cosas, no se sorprenda que usted no cobre la próxima quincena por los efectos del caso británico. A propósito, ayer un equipo amateur como el de Islandia eliminó a la poderosa Inglaterra de la Eurocopa.
Hay quienes lo asociaron a una consecuencia del Brexit. La ridiculez no tiene límites.
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