Veneno medicinal
Samuel Cepeda Tovar.
Interpretaciones diversas se han presentado, explicaciones desde trincheras muy particulares se han proferido, el suceso se puede explicar dependiendo del punto de donde se observe. De lo que no queda duda, es que el 5 de junio será un día inolvidable para nuestro sistema político. Así como inolvidables fueron las elecciones en las que el PAN por vez primera fue gobierno en los tiempos de Francisco Barrios en Chihuahua, Ernesto Ruffo en Baja California y Medina Plascencia en Guanajuato; así como el primer gobierno yuxtapuesto en 1997 y la histórica victoria en el 2000 en el que el PAN obtiene la presidencia de la República. Así de histórico será el 2016 para el PAN, quienes simplemente barrieron a la maquinaria priista en siete estados en las elecciones del pasado 5 de Junio.
Histórico y lleno de júbilo para algunos, mientras que fatídico para otros, en este caso el priismo, quienes aún resienten los daños provocados en la pasada elección. Interpretaciones sobre la debacle del priismo hay muchas: dice la iglesia que es el resultado de la iniciativa presidencial del apoyo a las parejas gay; dicen los panistas que es debido a su exitosa campaña y a que presentaron mejores cuadros en la competencia, aunque todos a excepción de Javier Corral eran expriistas; los vapuleados militantes del PRI dicen no conocer las causas de su humillante derrota, pues su mismo líder nacional intenta buscar las causas.
De lo que si no hay duda, es que el ganador, como siempre, fue el abstencionismo, que rondó poco más del 50%, teniendo en cuenta que hubo estados en los que dicha manifestación superó el 70%. Pero volviendo a las causas de la derrota del PRI, es posible encontrar parte del origen en la misma popularidad presidencial, Peña Nieto es el presidente con la calificación más baja desde Ernesto Zedillo, ronda un 30% de aprobación; es decir, 7 de cada 10 mexicanos reprueban su gestión. No obstante, endosarle toda la responsabilidad al presidente resultaría una pifia, pues en los mismos Estados algunos gobernadores simplemente observaron prácticas corruptas y bastante cuestionables, como en el caso de Javier Duarte en Veracruz; tanto a nivel federal como a nivel estatal, el priismo ha puesto su granito de arena abonando e invirtiendo directamente en su propia aniquilación.
El resultado es un simple voto de castigo que envía el mensaje de que la sociedad reclama un cambio, aunque sea solo de siglas partidistas, pues el voto de castigo dista mucho de un voto inteligente. El voto de castigo es solo reactivo, motivado por una molestia coyuntural, sin plantear exigencias reales a largo plazo. He ahí la causa verdadera de la debacle tricolor, sin embargo, es esa misma causa el motivo de su regeneración, pues es precisamente esa molestia coyuntural lo que permite que superado el coraje, unos años después las personas olviden las afrentas y permitan el regreso de los caídos. Paradójicamente, la misma causa de la derrota del Revolucionario Institucional, resulta ser su misma medicina. No es algo nuevo para ellos, ahora simplemente les queda esperar y no hacer absolutamente nada para recuperar de nuevo lo que por el momento han perdido. Tal cual sucedió en 2012.
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