La partidocracia y el gobierno de los
ineptos y los corruptos colapsan al país
Jorge Arturo Estrada García.
“Algo habrá de malo en la riqueza cuando a todo el mundo le da vergüenza confesar que la tiene.”
Noel Clarasó. Escritor español.(1899-1985) |
El progreso se estancó y lo electoral domina. México está indefenso ante una serie de circunstancias económicas y sociales que marcarán su destino inmediato. El precio del petróleo se desplomó y los presupuestos públicos se desintegran. Somos completamente dependien- tes de esos ingresos. Los escasos proyectos para el desarrollo se disuelven y ya sólo hay recursos para la cleptocracia, para el control electoral y búsqueda sistemática de la clase política para permanecer en el poder. Los mexicanos estamos pasmados; sin ímpetus, derrotados y castrados por nuestro fatalismo.
El país apesta. Sus instituciones se desmoronan. El presidente de la república está cada vez más debilitado. No puede con los gobernadores, ni siquiera con los de su partido. Los diputados y los jueces están señalados por el descrédito de su amoralidad. La corrupción, la inseguridad y la impunidad lo envenenan todo, lo está pudriendo todo.
Lo electoral domina. La cleptocracia ya controla a la partidocracia. Los votos duros se adelgazan y los políticos mantienen alejados a los ciudadanos de las urnas y de las decisiones, ellos solamente requieren los votos que aportan sus maquinarias. Ni uno más.
Esos son los proyectos prioritarios y para lo único que habrá dinero en los meses siguientes.
Estas mega-jornadas electorales, como la del pasado 5 de junio, y las que viviremos los siguientes dos años, marcarán el rumbo de nuestra endeble democracia. Y claro, que definirán rumbos para las nuevas generaciones.
En estos momentos, como país emergente estamos liquidados. Ya nos convirtieron en un mercado enorme en donde se compra mano de obra barata en pesos, y se venden todo tipo de alimentos y bienes de consumo a precios internacionales. Somos una colonia más en el esquema del neoliberalismo salvaje. La nueva educación produce generaciones de jóvenes émulos, compradores compulsivos, faltos de liderazgo y sin ambiciones. Nuestro nacionalismo se reduce a los juegos de la selección nacional y al Viva México del día del grito.
Los problemas del país se multiplican. Los ciudadanos envejecen. Las pensiones a las que pueden acceder son ridículas, los programas sociales son debilísimos y se usan como herramientas electorales. El Estado de Bienestar en México es inexistente. El número de pobres crece desproporcionadamente. La desigualdad se acentúa. Pemex y los petrodólares ya son cosa del pasado.
El país se desploma y pierde competitivi- dad. El progreso sólo existe en los discursos.
Los sistemas de salud colapsan no tienen médicos para atender las emergencias y consultas, tampoco medicamentos. No hay seguridad, calidad de vida, buen gobierno, educación de clase mundial, ni policías ni castigo para los delincuentes. Un estado fallido.
Los empleos son con salarios cada vez más bajos. Sólo el 5 por ciento de los mexicanos gana más de cinco salarios mínimos. El 44 por ciento de los jóvenes con educación superior y media superior no consigue trabajo. De una década para acá sólo han crecido los empleos con sueldos bajos. Los éxitos actuales consisten en ser un gran exportador de autos que nuestros obreros no pueden comprar, vamos para atrás.
La partidocracia y el gobierno de los ineptos y los corruptos colapsa al país. La corrupción lo carcome todo. Los políticos se niegan a castigarla y a hacer leyes que la penalicen. Están todos enlodados. La transparencia es selectiva y simulada, eso es lo que les gusta, con los institutos llenos de sus empleados. Con organizaciones civiles contratadas para volver “transparentes” las cuentas mochas, y luego aprobarlos y elogiarlos. Son estupideces que no engañan, son caras y sólo sirven, a veces, para responder preguntas en entrevistas, llenar espacios publicitarios e informes de gobierno mentirosos.
Actualmente por todo el país surge una nueva clase de patricios, de burgueses, de comerciantes y empresarios de la política. Sujetos sin escrúpulos y sin nacionalismo. Nuevos multimillonarios que viven en las zonas más lujosas, en México y en el extranjero. Son personajes que habitaban viviendas de interés social, en obra negra y apenas ajustaban con sus salarios, de “chalanes” de políticos, para terminar la quincena y pagar los abonos del auto familiar. Y ahora, además son prósperos empresarios haciendo negocios en el sector público para lavar sus nombres, sus conciencias y sus millones malhabidos.
Jorge Torres, Humberto Moreira y Javier Villarreal son ejemplos enormes de corrupción e impunidad. En sus gobiernos nuestra entidad fue secuestrada completamente por la delincuencia organizada. Y ninguno de ellos movió un dedo para evitarlo. Los tres, actualmente son millonarios y las autoridades texanas les han abierto procesos judiciales. Las autoridades mexicanas no los han considerado delincuentes. Aunque andan perdidos 40 mil millones de pesos, y varias decenas de millones de dólares abultan sus cuentas.
De acuerdo al Instituto Mexicano para la Competitividad, son 41 gobernadores los que se han visto involucrados en asuntos de corrupción entre 2000 y 2013. De ellos, sólo 16 fueron investigados oficialmente y sólo cuatro enfrentaron cargos. De esos cuatro, dos fueron hallados culpables y están en prisión. En Tamaulipas, la PGR investiga a tres exgobernadores del PRI por vínculos con el narcotráfico. Pero sólo el exgobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, ha sido juzgado y condenado por esos crímenes.
Coahuila, está inmerso en la sucesión para el Palacio Rosa, y estamos a un año exacto del día de las elecciones en junio de 2017. También está en marcha la sucesión presidencial con dos años de antelación.
En nuestro estado el contingente de aspirantes se reduce a dos grandes grupos: los moreiristas y los que los quieren fuera del Palacio Rosa. El PRI de la entidad está dividido y así seguirá hasta el día de la elección. Luego, si gana la gubernatura un priísta podría iniciarse una operación cicatriz.
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Javier Guerrero sigue a la cabeza del bando de los que quieren fuera al grupo en el poder, pero va sumamente rezagado. Luego de las lecturas obligadas de los resultados del junio 5 deberá replantear sus estrategias o de plano darse por vencido. Hilda Flores y Jericó son piezas del ajedrez de Humberto, accesibles en una coyuntura pero desechables por carencia de fuerza propia.
Hasta la primera semana de junio del 2016 los escenarios se perciben claros:
Lo bueno para Riquelme es que ya ganó, lo malo es que falta un año para las votaciones.
Lo bueno de Javier Guerrero es que dice que quiere, lo malo es que espera que la candidatura le caiga de Los Pinos.
Lo bueno de Memo Anaya es que es el más fuerte en el PAN, lo malo es que cada vez es más débil electoralmente.
Lo bueno de Isidro es que ya le gustó la idea de ser candidato, lo malo es que su tío Rosendo no sabe ganar elecciones estatales. Y él es un pésimo alcalde y administrador. Y además es un aprovechado que se compra trajes con el dinero de los saltillenses.
Lo bueno de Armando Guadiana es que sería el mejor candidato opositor, lo malo es que no se decide a pisar el acelerador.
Lo bueno de Lenin es que todavía aparece en las encuestas, lo malo es que quedará ubicado como candidato bonsái.
Lo bueno del PRI es que como siempre lleva ventaja, lo malo es que los ciudadanos no le están contestando a los encuestadores. Y aparecen amplias zonas grises de voto oculto en muchos sectores.
Lo bueno del PAN es que tiene varios precandidatos, lo malo es que Anaya, Isidro y Gerardo García son malos, débiles y al igual que el PAN carecen de estrategia y son pésimos para comunicar.
Lo bueno de José Ángel Pérez es que ya se animó, lo malo es que no lo ha hecho correctamente. Pero a río revuelto…
Miguel Riquelme hace amarres usando a los desprestigiados miembros del Grupo Saltillo. El diputado José María Fraustro y sus eternos chalanes Jorge Alanís y Jesús Ochoa son los conductos con los pusilánimes y escasos empresarios saltillenses. Seguramente los ipecos locales recuerdan cuando los ahora encumbrados funcionarios eran honorables clasemedieros de Saltillo.
Miguel Riquelme es un personaje gris y arrogante, su labor como alcalde va de mala a regular. Sólo el lamentable desempeño de Isidro lo hace verse un poco mejor. El lagunero tendrá sus oportunidades de lucimiento a fines de noviembre. De acuerdo al plan, el Teleférico será inaugurado y el arranque del Metrobús y demás obras serán anunciadas por esas fechas. Serán sus momentos de gloria o de resignación. Veremos.
Según los analistas Riquelme aparece sobreestimado en las encuestas. Sí es puntero, pero el voto duro del PRI es el único que contesta las encuestas. El resto de la población engaña y oculta. Por el momento sólo rondarían el 30 por ciento las preferencias tricolores confesadas.
Será interesante observar las maniobras en el ajedrez político durante de los próximos 180 días. Como en todo, hay jugadores más diestros que otros. Más experimentados e inteligentes que los demás. Sin embargo en la política la constancia y la planificación suelen ser decisivas.
A lo largo de la historia, México nunca ha podido despegar por gobiernos incapaces y corruptos; y también por ciudadanos ignorantes, pasivos y dóciles. Sin embargo hay ocasiones que han surgido líderes que cambian las cosas. Hasta en Coahuila han brotado muchas veces personajes valientes, dispuestos a cambiar las cosas.
En este marco de instituciones semides- truidas, de impunidad y cleptocracia que nos carcome socialmente, y que bloquea nuestras oportunidades de progreso, y que cancela nuestros sueños, la decisión de los ciudadanos es lo más importante. Ya sea por inteligencia o por dignidad; por educación o por pasión, o de plano por enojo y revancha, hay que recuperar el poder de nuestros destinos y de nuestras familias. Hay que dejar nuestras zonas de confort.
Llegó el momento de cambiar las cosas. Le corresponde a los jóvenes hacerlo, pero en las circunstancias actuales los viejos deberíamos tomar la iniciativa.
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