Acatita La Grande (III)
Rufino Rodríguez Garza.
En esta tercer nota de Acatita, menciono dos sitios con Arte Rupestre, uno en Chihuahua y el otro en San Antonio de los Alamos.
El primer sitio es en el municipio de Camargo en el rancho El Papalote, donde en un abrigo rocoso se localizan pinturas en muy buen estado de conservación; la mayor parte de los motivos son en color rojo, pero con otros dibujos en blanco, negro y amarillo.
El apartado lugar se encuentra enclavado en la sierra y en los terrenos del rancho El Papalote.
Para llegar hay que caminar más de un kilómetro entre matorrales espinosos y con una topografía muy accidentada; hay que subir y bajar lomas y cruzar algunos arroyos, que cansan y dificultan el caminar por angostas veredas de ganado vacuno.
El abrigo resguarda antiguas pinturas y pequeños morteros de los antiguos cazadores-recolectores, los motivos en su mayoría son abstractos en un estilo no definido, se aprecian figuras geométricas, círculos concéntricos, en rojo y amarillo.
Otro motivo geométrico destacado es el de rombos en color rojo con el centro en amarillo. Para algunos arqueólogos los rombos están relacionados con las serpientes.
En algunos rincones de la cueva se mezclan las figuras rojas con motivos amarillos, aunque este color, el amarillo, tiende a deslavarse y con el tiempo a desaparecer.
Las líneas quebradas en amarillo donde el fondo es en rojo, significa que hay pinturas sobrepuestas. En otros sitios con manifestaciones rupestres hay la creencia de que en las cercanías había aguajes o manantiales y por lo que pudimos observar aquí no hay agua salvo cuando hay lluvia y los arroyos que pasan al pie del lugar forman tinajas y charcos que los nativos aprovechaban para sus necesidades y para hacer las pinturas utilizando minerales para los colores y plantas y otros elementos como sangre, grasa,y orina como fijadores.
En este lejano sitio se observan unas “tacitas” o pequeños morteros de los que desconocemos el uso.
Sólo se observa una modesta figura humana muy estilizada en rojo con fondo amarillo. Podemos decir que el sitio fue para realizar eventos propiciatorios.
De allí regresamos a Hércules, luego al Alicante y llegamos a San José de Carranza para encaminarnos al rancho de Acatita La Grande, ahora con la guía del señor Armando Rodríguez, conocedor de la región y amigo de menonitas, rancheros y ejidatarios, pero sobre todo amigo de la dueña del rancho y con las llaves para abrir puertas y falsetes.
A partir de Hércules estas comunides pertenecen al municipio de Sie- rra Mojada. Los caminos son de tierra y algunos de mano de obra, en condiciones por demás deplorables.
Llegar al rancho es toda una odisea, malos caminos pero sobre todo los falsetes o puertasque hacen lento el avance. Todo va bien hasta que se aparece una reja con candado, de no traer la llave o no saber dónde se “guarda” desalienta a cualquiera.
Este lejano sitio está lleno de historia y con unos hermosos tableros de pinturas prehistóricas e históricas.
En el archivo de Parral, Chihuahua, se localiza un documento que no solo menciona este lugar sino que se mencionan las pinturas hechas por los indios. Este sitio si bien no es el primero, si es el segundo en el que de alguna manera se hace mención del Arte Rupestre de Coahuila.
En un informe que hace el capitán Juan Gutiérrez Tamayo, al gobernador y capitán general de la Nueva Vizcaya, don Diego Guajardo, en la persecución de indios Salineros y Cabezas y sus confederados en el año de 1652 este capitán menciona el sitio de Acatita y sólo hace referencia al aguaje pero no a las pinturas rupestres del mencionado lugar.
En otro documento del archivo de Parral, suscrito por el capitán Juan de Salaices, de la compañía volante de Campaña, informa al gobernador don Manuel San Juan de la Cruz, allá por el año 1715; aunque es más tardío, aquí se comprueba con fecha y lugar de una de las primeras referencias al Arte Rupestre de nuestro estado: Coahuila.
En esta ocasión el capitán Salaices va en persecución y seguimiento de los indios Cocoyomes, Acoclames, Sisimbles y sus aliados pues éstos asolan la región causando muertes y robos de caballos.
Menciona el escrito que el dicho capitán llegó a la sierra de San Antonio y en el aguaje de Acatita encontró evidencias de la presencia de los indios que ellos iban persiguiendo.
Mas adelante en el informe que estamos refiriendo dice... “halle en un peñasco muchas y varias pinturas muy a lo vivo...”. Lo de vivo, seguramente se refiere al color rojo.
En próxima colaboración comentaré lo que pudiera ser la primera referencia a pinturas, sin ubicación precisa, pero que pudiera ser lo que ahora es el municipio de Parras en el año de 1615.
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