Recrudecen los atentados de la policía
en contra de los Derechos Humanos
“Siempre el fuerte busca razones para cohonestar sus violencias…”.
Miguel de Unamuno. |
Jesús M. Moreno Mejía.
Contra lo afirmado por las autoridades federales, estatales y municipales, se viene recrudeciendo la violencia en el país, y lamentable las corporaciones policiacas se vienen sumado al crimen organizado, en algunos casos, y en otros actúan violando los Derechos Humanos de una ciudadanía inerme que nada debe, pero teme ser una de las múltiples víctimas de la ola de bestialidad incontrolable que padecemos por doquier.
Son incontables los casos que la ciudadanía ha conocido, o ha sufrido por la violencia en contra de su persona, de un familiar, vecino o conocido, y lo peor: sin tener a quien recurrir para que se les haga justicia.
Por no bastar el espacio que aquí disponemos, mencionaremos tres hechos en los que elementos de las corporaciones policiacas han sido actores principales de violación de los Derechos Humanos de particulares, a manera de muestra de lo que viene ocurriendo en nuestro medio.
La noche del pasado 6 de febrero, el compañero Eduardo Valenzuela, caricaturista del diario “El Siglo de Torreón”, mejor conocido por “Guayo”, seudónimo con el que firma sus cartones políticos, fue detenido por elementos de la Policía Municipal cuando hacía su caminata diaria por calles y avenidas de Torreón, tal como lo hacen muchas personas por considerar que existe la tranquilidad que las autoridades gubernamentales pregonan.
Acusándolo de ser ladrón de autos, Eduardo fue detenido, vejado en su persona, e introducido a la fuerza al asiento posterior de la patrulla 35173, no sin antes haberlo golpeado en un costado, en medio de una andanada de mentadas de madre y amenazas de muerte, amén de ser inmovilizado con las “esposas” a cargo de los policías.
La suerte de “Guayo” estuvo a su favor al hacer acto de presencia un comandante de la propia corporación, quien interrogando por su parte al detenido y éste hacerle ver que trabajaba para el diario regional “El Siglo de Torreón”, ordenó a los agentes que fuera puesto en libertad, a la vez que despedía de ese lugar a los policías atracadores.
“Voces Irritilas, A. C.”, organización no gubernamental a la que pertenecen algunos compañeros de los medios, convocaron a una rueda de prensa días después, para hacer saber que se estaba elevando una enérgica protesta a nombre de ciudadanos, periodistas y otras organizaciones civiles, por las constantes violaciones a los Derechos Humanos por parte de elementos policiacos, entre otras la del compañero Eduardo Valenzuela.
Dicho comunicado, que firmamos todos los compañeros reporteros ahí presentes, está dirigido al alcalde Miguel Ángel Riquelme Solís; al secretario del Ayuntamiento, Jorge Luis Morán Delgado; al director de Seguridad Pública Municipal, Adelaido Flores Díaz; a los regidores de las comisiones de Seguridad Pública y Derechos Humanos del Cabildo; a las Cámaras y organismos empresariales; universidades públicas y privadas, etc.
También la Policía Estatal detiene arbitrariamente
En la rueda de prensa de “Voces Irritilas” estuvo presente Carlos Eduardo Espinoza Bucio, instructor de la Dirección de Autotransporte Federal, quien informó que también acababa de ser víctima de una arbitrariedad policiaca, pero en este caso por parte de elementos estatales.
Informó haber sido detenido por una patrulla de la Policía Estatal al oriente de la ciudad, cuando iba acompañado de su esposa y de su hija, quienes fueron testigos de los maltratos de que fuera objeto por parte de los agentes, y todo por haber cometido una falta al reglamento de Tránsito.
“No solamente fui golpeado e insultado, sino que fui conducido esposado a las instalaciones de la Policía Estatal, donde fui “fichado” como delincuente, no obstante no haber cometido delito alguno que lo ameritara, ni siquiera haber opuesto resistencia a mis captores”, explicó.
Añadió, que luego fue conducido a Tribunales Administrativos Municipales, donde quedó en calidad de detenido y hasta el día siguiente liberado por su esposa, quien cubrió una sanción económica que le impusieron y sin darle a cambio comprobante alguno, con el agravante de que su vehículo fue remitido al corralón, donde le dijeron que debería cubrir la cuota correspondiente para poder liberarlo.
Al igual que “Guayo”, Carlos Eduardo dijo que denunciaría legalmente el hecho arbitrario del que fue objeto, desconociendo hasta el momento de redactar este artículo si recuperó su unidad y los mil quinientos pesos que su esposa pagó para liberarlo a él.
Finalmente, referiremos en esta colaboración que no pasaron muchas horas de lo anterior, cuando se supo de un hombre que falleció después de haber sido detenido “por sospechoso”, argumentán- dose oficialmente por parte de la Policía que el deceso de la persona fue a causa de un infarto al miocardio, teniendo como principal argumento que el individuo era de aproximadamente 130 kilogramos.
El hoy occiso respondía al nombre de Esteban Ma-rrón Macías, de 32 años de edad, según el reporte de la Policía Municipal, indicando que fue detenido tras haber sido señalado como sospechoso y por haber in- tentado huir cuando llegaron los elementos de esa corpo- ración, a bordo de la patrulla 15761.
Recuerdo, cuando repor- teaba para El Siglo de To- rreón, que todo lo informado por la Policía Municipal era creíble y comprobable poste-riormente, pero en la actua- lidad ya nadie cree a los elementos del orden público, quienes por cierto tienen acumulados un sinnúmero de denuncias en su contra en la Comisión de Derechos Humanos.
Los representantes de “Voces Irritilas” señalan en su comunicado: “No quere- mos saber más de ningún otro atropello a los Derechos Humanos de los habitantes de Torreón y de la Comarca Lagunera. No queremos seguir escuchando ni reco- giendo testimonios de jóve- nes, mujeres, hombres y adultos mayores vulnerados por policías municipales, ni de ninguna otra corporación policiaca estatal o federal, del Ejército o de la Marina”.
“No queremos que haya más detenciones arbitrarias, ni absurdas… No queremos vernos impotentes ante estas sinrazones contrarias a la sana convivencia y bienestar de la que ustedes (las autori- dades gubernamentales), continúan hablando en sus discursos y en los medios de comunicación”.
¡Hasta la próxima! |