Privatización del servicio de agua potable de La Laguna
Vender el servicio de agua potable de La Laguna es una fechoría y vendérsela a judíos israelitas y a Carlos Salinas, socios de Aguas de Barcelona, es una traición y crimen de lesa patria. Para eso, la pandilla internacional con David Korenfeld de capo local, asociado a Carlos Salinas, utiliza a Rogelio Montemayor y a los hermanos Moreira como alfiles y a Riquelme como simple peón. |
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
Para perpetrar una fechoría se requiere de uno o más malhechores. Un malandrín en solitario es suficiente para cometer un acto ilícito pero generalmente los actos delictivos son cometidos por grupos de personas que se coluden para eso precisamente, delinquir. Hay casos muy concretos en que los delincuentes son ayudados por otros cómplices con el fin de que la ley no les obligue a pagar su culpabilidad, estos cómplices suelen ser agentes del ministerio público y jueces que distorsionar los expedientes o simplemente los borran o desaparecen y los delincuentes no son alcanzados por la ley. El más común de estos casos es el de los políticos y funcionarios públicos que delinquen, los que además de jueces y agentes del ministerio públicos, pagan con un poco de lo que se han robado a la prensa (Radio, TV y Periódicos) para que digan verdades a medias o mentiras para encubrir sus delitos, y con ello los convierten en sus cómplices.
Si un delincuente o varios dañan con sus actos a una persona, a una familia, empresa o institución y utiliza cómplices para perpetrar tal o tales ilícitos, los culpables entonces son los directamente coludidos, y sus cómplices, todos ellos en diferentes grados de culpabilidad lo son. Esto nos indica que cuando la prensa escrita, la radio o la TV, favorece ante la opinión pública a un delincuente, en ese mismo instante se convierte en cómplice y por ende en delincuente. Sin embargo nadie pugna por castigar por medio de la ley a los medios de comunicación cómplices de los delincuentes, sean estos particulares y miembros de instituciones representativas de la cosa pública, como políticos y funcionarios públicos encubiertos por el silencio mediático de esa prensa, escrita o televisiva.
En este caso que menciono, el más típico dentro de la delincuencia verdaderamente organizada en México, también delinquen los tres poderes de la unión: El agente del ministerio público, porque depende del ejecutivo, que no hace su trabajo. Nuestros representantes –diputados y senadores- tampoco hacen su trabajo y con ello se convierten en cómplices del delito y en enemigos de quienes supuestamente representan, el pueblo. El poder judicial –jueces y magistrados- también llegan a ser cómplices por omisión debido a su pasividad y por comisión por su participación directa. Este que es el delito más generalizado que se da en México. Las víctimas somos nosotros, tu y yo, ustedes, nosotros y ellos, todos… todos los mexicanos, víctimas de la institucionalidad perdida. Nos dejan un solo camino ante tan ominosas calamidades, la corrupción e impunidad.
Un caso específico de este último delito del que somos víctimas todos los mexicanos, sobre todo los laguneros de Coahuila, es el que están elucubrando e intentando perpetrar Peña Nieto y Carlos Salinas coludidos con David Korenfeld y la embajada de Israel en México. Para no intervenir directamente han utilizado la pandilla de coahuilenses en las que Rogelio Montemayor sería el jefe o gurú con los hermanos Moreira de alfiles, y Miguel Ángel Riquelme de simple peón.
Intentan vender los servicios del agua potable de La Laguna de Coahuila –SIMAS- a la misma empresa Aguas de Barcelona, la que tiene de principales accionistas a una empresa israelita asociada con los hermanos Salinas de Gortari. A esta misma empresa, el delincuente que despacha como gobernador de Veracruz ya le vendió el agua del puerto y otras ciudades veracruzanas. En ese delito –porque es un delito anticonstitucional y de lesa patria- fueron asistidos por la presencia del presidente de Israel, Simón Peres y de Peña Nieto de manera más discreta. David Korenfeld fue quien les puso a los judíos –como él- y a Carlos Salinas de Gortari, en charola de plata, este jugoso negocio el que además de otorgarles enormes ganancias a los adquirientes, les permite controlar a los ciudadanos, tal y como lo hacen Monsanto y Kargill con el control de los cereales e incluso, de la seguridad militar y policiaca de México, de ahí la insistencia de Osorio Chong y de Peña Nieto por implantar el mando único policial en México, cuestión absolutamente inconstitucional y contrario al federalismo, porque ojo: Monsanto es dueña de Blackwater.
Los medios de comunicación locales, estatales y nacionales, en este caso y hasta hoy, han sido cómplices de esta pandilla en este delito, configurándose ante los ciudadanos como sus enemigos, como traidores a la patria y como delincuentes por omisión y, ¿por qué no? Por comisión, porque es probable que algunos de los dueños de dichos medios, estén asociados con Rogelio Montemayor y Rubén Moreira en la A. C. en los negocios del fracking, íntimamente ligado al uso, distribución, contaminación, privatización y al control del agua proveniente de los mantos freáticos de nuestra región y estado. Además, sería interesante saber quiénes le pagarán a Riquelme el viaje a Barcelona para “enterarse bien” de este negocio, el que si logramos unificar nuestras voces los laguneros, no lo permitiremos jamás. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?
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