“No le debo nada a nadie”

Leopoldo Ramos.

José Gonzalés-Picos y Sánchez, “El Picos”, siempre tuvo afición por la copa, hasta que tres, o tal vez cuatro años la dejó por completo. “No tomo, pero soy libre de tomar cuando quiera, porque a nadie le prometí dejarlo. Lo mismo pasa con el cigarro, si se me antoja me fumo uno y no pasa nada. A nadie le prometí nada, no voy a defraudar a nadie”, me dijo “El Picos” hace tres, quizá cuatro años. El escenario, una cantina en Saltillo. “Vi tu carro y llegué a saludarte”. La charla se prolongó un par de horas. “No le debo nada a nadie Polo, y cuando llegue el momento me voy a ir tranquilo”.

Y así fue. “El Picos” se fue sin deudas, ni económicas ni morales. Pero no debió irse de esa manera: solo, en un albergue y atormentado por un coma diabético que lo mantuvo en cama, prácticamente inmóvil durante dos semanas. De esa historia, que cada quien rinda cuentas. Su concepto de amistad era especial, nunca esperó nada de nadie. Parecía que su misión en la vida era servir y ayudar.

Era amante de la música, su preferido: el bolero ranchero. “Extraño mucho mi radio, Polo”, me dijo una tarde, días antes de morir. También era bueno para el dominó, de esos jugadores que a la primera o segunda ficha ya sabía el juego de los demás… “es muy sencillo, sólo hay que tener buena memoria y saber contar”, me compartió su secreto.

Sale pues mi Picos, va una a tu salud.