Al director de Fuerza Coahuila
En días pasados estuvieron saliendo algunas notas en el periódico Noticias de Torreón, Coahuila, acerca del trato que el comandante Tomás Carlos de la policía estatal les daba a sus muchachos, qué triste que la maldad prevalezca y por culpa de algunos hombres inconformes, porque ya no los dejaban robar, hayan destituido del cargo al señor Tomás Carlos. Ahora que no está ese señor aquí, la policía estatal seguirá robando y extorsionando a la gente como lo hacían antes de que él llegara aquí. Es mentira todo lo que dijeron de él, pues a mí me consta que varias veces los agarró robando en varios puntos de la ciudad y por eso los arrestaba, la carretera a Santa Fe es favorita de ellos, uno de los principales puntos, siempre estaba al pendiente de que no robaran al ciudadano, y decía: ¿Por qué no paran carros del año? Por qué paran un carro todo fregado, donde la familia apenas gana para sobrevivir y les quieren quitar lo poco que ganan.
Es mentira que estaban obligados a parar cuanto carro circulaba por toda la ciudad para cubrir la cuota que supuestamente él les pedía. Desde que llegó ese hombre, la policía estatal estaba haciendo bien su trabajo, no robaban al ciudadano que es lo principal. Es mentira que les pedía que compraran ropa de marca, el señor siempre ha usado ropa de marca, y sólo dos o tres veces en todo el tiempo que estuvo aquí le vi alguna playera nueva.
Es cierto que los muchachos hacían carne asada, pero también es cierto que lo invitaban y él prefería irse a descansar, a él sólo dos regalos le dieron en su estancia aquí, que fueron dos cajas de chocolate y un San Judas Tadeo y esto fue para Navidad. Me da rabia e impotencia que por culpa de un hombre inconforme, que usted sabe quién es, le hayan hecho eso al señor don Carlos.
Señor Director: tome en cuenta estas palabras, no las eche al olvido, abra los ojos y dese cuenta que aquí los laguneros son mala leche, cuando se trata de hacerle daño a una persona se ensañan y se agarran de todo hasta dañar la integridad de la persona con tal de lograr su objetivo.
Me despido de usted anónimamente por miedo a represarías, no quiero ser blanco de nadie porque tengo familia, pero con la seguridad de que todo lo que dijeron del señor Tomás Carlos en ese periódico, es mentira, y de que -como dice el periódico- están muy contentos de la destitución del señor Don Carlos, pero porque son una bola de huevones, rateros y borrachos que toman en sus horas de trabajo y que hasta hielera traen en la patrulla para guardar sus cervezas.
En fin mis mejores deseos para don Carlos y espero, Señor Director, que no haga caso omiso de estas palabras.
Muchas gracias.
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