Teoría de la elección pública y la CNTE
Mario Antonio Mejía Gómez.
“El hombre es un lobo para el hombre.”
Plauto. |
Asumiendo las limitaciones de las teorías que buscan dar un respuesta integral a todos los dilemas de la política, quiero emplear la teoría de la elección pública (public choice theory) como un instrumento que nos permita dilucidar un poco, la compleja lucha que libran el gobierno y el sindicato magisterial (CNTE) en Oaxaca. Enfrentamiento probablemente detonado, por el incumplimiento de acuerdos previamente establecidos.
La teoría de la elección pública, fue creada por el economista estadounidense James Buchanan y dicha investigación le valió el premio nobel de economía en 1986. Sus estudios están sustentados en la aplicación de análisis económicos a las decisiones gubernamentales y parten del razonamiento que, la responsabilidad primigenia de un gobierno es proteger la integridad física y patrimonial de sus ciudadanos. Argumenta que cuando tratamos de entender el funcionamiento de la economía, se asume que la gente actúa motivada por su propio interés. Que son, para usar el lenguaje economista, maximizadores de su utilidad.
Los defensores de esta escuela dicen que las personas se comportan de la misma manera tanto en el ámbito político como en la vida económica, ya que así es la naturaleza humana. En consecuencia, los políticos responden a los incentivos al igual que todos los demás. En economía, tendemos a identificar la riqueza como el motor que mueve a los hombres, sin embargo el interés en el ámbito político no sólo es el dinero, sino también el poder. Por ejemplo, si usted es un político, es de su particular interés ser elegido, reelegido, permanecer en un cargo público. Para conseguir su objetivo hará promesas de bienes y privilegios a grupos de intereses especiales, en este caso la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación): “Vota por mí y yo me encargaré de proteger tus derechos sindicales.” “Vota por mí y aumentaré tus salarios.” “Vota por mí e incrementaré las prebendas del sindicato”. Por ello, el gran interés personal de los políticos en prometer bienes a determinados grupos sociales, los cuales a su vez, no sólo les darán su voto sino que activamente los ayudarán a ganar elecciones.
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Los sindicatos son igualmente instituciones políticas para quienes es crucial acrecentar su poder y tamaño, ya que así tendrán mayores ingresos, derechos e influencia. En consecuencia, para la mayoría de los grupos de interés, la forma de mirar al gobierno es, ¿Cómo podemos manipular a los gobernantes en turno para que trabajen en nuestro beneficio? ¿Cómo configuramos las reglas escritas, de tal manera, que haga más difícil a un agente externo entrar en el mercado y competir con nosotros? Los grupos de interés son, para utilizar un término económico, buscadores de rentas.
Bajo estos argumentos es como la elección pública, se interesa en limitar el papel del gobierno y acotar la influencia de los grupos de interés.
Esto se explica por el concepto de beneficios concentrados y costos erogados. Es decir, los beneficios de un programa de gobierno se concentran en manos de un número relativamente pequeño de individuos, mientras que el costo de esos programas se distribuyen en un grupo mucho más grande de personas.
Nuevamente volvamos a analizar el caso de la CNTE, que goza de múltiples puestos y presupuestos que van más allá de sus genuinas atribuciones sindicales. Los miembros de dicho sindicato representan un porcentaje muy pequeño de la población en México. Pero cuando se trata de decidir la política educativa, ese pequeño grupo es increíblemente activo para proteger sus intereses y son totalmente proclives a aquellos políticos que los apoyen. Ello determinará por quién votan, por quién hacen campaña, por quién activarán su maquinaria electoral.
¿Y que pasa con el resto de los mexicanos? Bueno, todos perdemos por el contubernio gobierno + CNTE. Perdemos porque pagamos más impuestos en subsidios. Perdemos por la violencia e inestabilidad social que se genera. Perdemos porque se mantienen obsoletas oligarquías. Pero sobre todo perdemos porque tenemos un pésimo nivel educativo que impide romper con el círculo de miseria en el que viven más de 55 millones de mexicanos.
Se podría pensar que en una democracia, una política que favorece una ínfima parte de la población en contra del interés nacional sería un fracaso. Pero la realidad es que cada intento de acabar con estos apoyos de la CNTE han sido infructuosos. ¿Cómo se explica esto? Bueno, sus militantes realmente se preocupan por sus privilegios y son activos en el tema. El resto de nosotros que somos perjudicados por dicha situación, ni siquiera pensamos en la política educativa, ni tenemos activismo político, ni realmente nos interesa ni nos enteramos a dónde van a parar nuestros impuestos. Pero incluso si pensáramos en ello el costo de mantener los subsidios, al ser prorrateados entre cada uno de nosotros, representa una parte diminuta de los gravámenes que individualmente pagamos.
En consecuencia, lo más razonable es permanecer políticamente apáticos y continuar con nuestras vidas. Es así como las minorías organizadas se imponen sobre las mayorías desorganizadas. De acuerdo con la elección pública, esto es cierto para la mayoría de las leyes y los programas de gobierno; las cuales son impulsadas por pequeños grupos de interés organizados, quienes se convierten en beneficiarios concentrados de esas políticas. Las mayorías desorganizadas se mantienen indiferentes ya que los costos desembolsados se diluyen entre todos los contribuyentes.
Esto es la elección pública.
Al final del día, independientemente de su formación y profesión, el ser humano tiende a ser egoísta por naturaleza.
Siempre anteponiendo su bienestar personal al colectivo.
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