Política aldeana
A qué AMLO.- En aras de ser aceptado por quienes no lo quieren: el gobierno de EUA, los multimillonarios, la partidocracia encabezada por el PRI, la iglesia católica, etc., Andrés Manuel López Obrador comenzó un proceso de reconciliación, y lo hizo en primer lugar, perdonando a los potentados empresarios nacionales (excepto su cuate Carlos Slim) que no pagan impuestos.
Posteriormente, luego de un supuesto acuerdo con el ex titular de Hacienda, Luis Videgaray, con quien hizo una tregua, AMLO perdonó a Enrique Peña Nieto porque según él: No queremos construir en escombros. Y desde entonces, López Obrador ha desautorizado a quienes critican al Presidente, bajo aquello de que “primero lo eligieron y ahora lo quieren tumbar”.
Pero ese cambio de Andrés Manuel no lo experimentaron sus seguidores, los cuales siguen pegándole a todo lo que no coincide con sus preferencias político-electoreras, al PRI y a Enrique Peña Nieto, y por supuesto a su villano favorito: Carlos Salinas de Gortari.
Lo cierto es que AMLO dejó de pegarle a los multimillonarios y a ratos a EPN, por tal razón muy poco tiene que decir, salvo exaltar su honestidad y asegurar que Morena es la salvación de México. López Obrador es un político sue generis. Su cantaleta es la misma desde hace 20 años. Pese a su actitud de perdonavidas y su conducta agresiva, siempre logra victimizarse para que sus seguidores lo apapachen y lo difundan en las redes sociales, en donde se han olvidado que AMLO y otros destacados líderes de Morena fueron priistas antes de ser enemigos del PRI.
Hasta ahora Andrés Manuel López Obrador nada ha dicho sobre los más graves problemas. AMLO se ha quedado mudo ante temas como inseguridad pública, crimen organizado, la visita de Donald Trump, la venta de los recursos nacionales, las abusivas mineras trasnacionales, la impagable deuda externa, la sobre explotación de los trabajadores mexicanos, los matrimonios y adopciones gay, etc. Nada ha dicho sobre la inexistencia de pensiones para los jubilados, la falta de seguridad social, la pésima educación pública, y más etcéteras
Es decir, López Obrador tiene dos décadas promocionándose para la Presidencia de la república; en dos ocasiones (2000 y 2006) ha sido candidato presidencial y es fecha que no sabemos qué piensa realmente sobre los graves problemas nacionales, cuál es su proyecto, cómo resolverá esos urgentes problemas. En pocas palabras no sabemos cómo salvará a México de la debacle en que lo ha metido la corrupta partidocracia mexicana, de la cual ahora forma parte Morena, que también como los demás está financiada con dinero público.
López Obrador ahora se conduele públicamente -de dientes para afuera- del Presidente Peña Nieto, sin que le ordene a sus seguidores que hagan lo mismo. AMLO se olvida que él es el principal responsable del discurso de odio que se debate en las redes sociales. Sin embargo, aun le queda tiempo a Andrés Manuel para reconciliarse con los sectores civiles que ha ofendido, para dar a conocer su opinión sobre los principales problemas nacionales, para hacerse una autocrítica y para darse cuenta que lo que él crítica de los demás partidos también existe en Morena: antidemocracia, borreguismo, corrupción e infiltración... Aún no es tarde para dejar atrás el mesianismo redentor y el cristianismo simulador... |