El presupuesto de egresos 2017,
una provocación procaz y cobarde
Augusto Hugo Peña Delgadillo.
El Presupuesto de Egresos del 2017 apunta a Peña Nieto de todo aquello que es contrario a lo que
haría un estadista, sin embargo por cinismo y desvergüenza aceptó que le dieran un galardón
en Nueva York, de estadista, sabiéndose ser la antítesis de lo mismo. Este envío presupuestario
al Congreso es una afrenta, una burla y un reto a los legisladores y al pueblo. |
Esto más que una renuncia a sus obligaciones con los mexicanos y una abdicación a las responsabilidades del Estado, me parece que es una mentada de madre a los mexicanos que menos tienen porque la mayoría de ellos lo repudian. Es una vil venganza que irá -sin duda alguna- en contra de los propios intereses de Peña Nieto. Esta actitud antinacional al recortar del presupuesto de egresos de los únicos rubros de los que no se deben hacer recortes, nos pinta a un presidente provocativo que intenta ver hasta dónde llega la tolerancia del pueblo. Si de presentar un presupuesto austero para el 2017 es de lo que se trata, hay muchos renglones de los que se pueden recortar, y no de donde los recortó. Es una provocación procaz y cobarde.
Procaz porque castiga más a quienes menos tienen, y cobarde porque lo hace por pura venganza por sentirse odiado, repudiado y despreciado, y porque cuenta con un ejército en las calles dispuesto a apagar cualquier descontento popular. Cobarde porque no se atreve a enfrentar a la oligarquía ni a las trasnacionales porque esas fueron quienes lo llevaron a Los Pinos y no precisamente por inteligente, honesto y apto sino por todo lo contrario. Él lo sabe y se agacha por cobarde ante los acreedores. A estos les va a pagar como servicio de la deuda, más dinero que el que se destina a la salud, a SEDESOL y a la educación incluyendo universidades públicas.
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Peña Nieto ha hecho todo lo contrario de lo que haría un estadista, sin embargo y a pesar de ello y que él no lo ignora, tuvo la desvergüenza y el cinismo de aceptar un galardón como estadista en Nueva York. Fue a Nueva York a hablar del derecho de los migrantes mientras en México, en su gobierno, a los migrantes centroamericanos se les trata peor que si fueran perros, se les veja, maltrata y asesina, y no a uno ni a dos sino a miles cada año. Es triste tener un presidente tan ruin, y peor es no tener una forma simple de deshacernos de él. La forma más sencilla es -ya lo he dicho- que renuncie y se retire a otro país a disfrutar lo que se robó o lo que le obsequiaron sus cómplices por haberlos beneficiado con contratos de obras. Pero no se va.
Este presupuesto es ni más ni menos una mentada de madre a la pobreza, no levantó reacciones entre los diferentes grupos políticos porque todos están cortados con la misma tijera. Son vividores que se han acostumbrado a gozar de la opulencia con el dinero del pueblo y a costa de la gente que menos tiene. ¡Ah! Pero el secretario del trabajo ha dicho que a más tardar en diciembre habrá un aumento al salario mínimo. Subirá a 83 pesos cuando mucho, cuando en base a la Constitución debe rondar los 320 pesos diarios considerando la canasta básica en 211 pesos.
El columnista de La Jornada Pedro Miguel dice al respecto: “A Peña Nieto, los verdaderos amos del poder en México, es decir las cúpulas empresariales y mediáticas, las corporaciones extranjeras, el Departamento de Estado y sabrá Dios qué instancias menos respetuosas del formalismo legal, le han quitado ya toda autonomía al actual gobierno, porque no les interesa asegurarle una mínima gobernabilidad y que incluso estarían dispuestos a sacrificarlo en el último tercio de su gobierno si ello pudiese asegurarles en alguna medida, ayuda a una recomposición política del régimen. Y de paso podrían contratar a un equipo menos inepto y más honesto para que administre el gobierno hasta finales del 2018.”
Creo que este considerando es justo, como justo sería también que Peña Nieto por Motu Proprio renunciara o se fuera. O, ¿Usted qué opina, apreciable lector?
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