¡Que conste,… son reflexiones!
La verdad del 68
Sócrates A. Campos Lemus.
“La historia la escriben los ganadores…
Pero la verdad puedes conocerla de los perdedores”
“sabes mi nombre, más no mi historia. Has oído de
Lo que he hecho, más no lo que he pasado. Sabes
Donde estoy pero no de donde vengo. Me ves riendo,
Más no sabes lo que he sufrido. Deja de juzgarme,
Saber mi nombre no implica conocerme”
Anónimo.
“La justicia no vendrá de los culpables” |
Hoy en día muchos de los que corrieron, los que dieron las pistas y platicaron con los represores, los que se dijeron que son los “líderes” del 68, son los que vienen viviendo de ese cuento y de ese movimiento. Los que salen cada DOS DE OCTUBRE y se silenciaron después de la represión y ni siquiera llegaron a la cárcel para preguntar cómo estábamos los que sobrevivíamos a las torturas y la represión, se dejaron ir con las denuncias realizadas en los mismos medios de comunicación que denunciamos como “prensa vendida” y que se utilizaban para destruir a muchos de nosotros y “santificar” o “martirizar” a los que nada tenían de capacidad para la dirigencia, se inventaron a los monstruos y “traidores” y se pagaban fortunas a los y las “periodistas” para que escribieran las versiones de algunos, no la de todos.
No hay duda que algún día se conocerá del patrocinio oficial a muchos de los llamados documentos históricos del movimiento estudiantil, porque en ese momento se utilizaron a los medios de comunicación para derrotar al mismo movimiento y generaron las historias que desvirtuaban las rutas y las dirigencias con tal de que no se volviera a confiar en los movimientos sociales. Sin duda alguna, esas técnicas de represión después de la represión violenta y dura, de los asesinatos, de las persecuciones, los encarcelamientos, las torturas, sirvieron para encubrir a los verdaderos represores con el cuento de que se descubrían a los “traidores”.
Buena la jugada, se distrajeron a las masas con esos “traidores” y se dejó
de demandar el castigo a los represores que estaban en el gobierno y a los muchos funcionarios, maestros y alumnos que en su afán de “conciliadores y negociadores” se pusieron en los brazos de los funcionarios oficiales que enviaba el presidente: Jorge de la Vega Domínguez y Andrés Caso Lombardo, quienes en un engaño aceptaron las condiciones de la negociación, es decir: se suspendía el movimiento y se retornaba a clases aclarando que lo hacíamos porque no queríamos afectar el desarrollo de los Juegos Olímpicos del 68; que se iniciaban las pláticas y la constitución de las comisiones que discutirían los seis puntos del pliego petitorio; que se frenaba la represión y la persecución a los estudiantes; que se permitía la realización del mitin en la Plaza de Tlatelolco con el fin de informar a las bases del inicio de las negociaciones y se suspendía la marcha que se realizaría de la Plaza de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás.
Eran negociaciones que se realizaron con los negociadores oficiales del presidente, mientras, el presidente, el jefe del estado mayor presidencial y el secretario de gobernación planeaban la famosa “operación Galeana” donde se pretendía, a pesar de los acuerdos, detener a la dirigencia estudiantil y sin saberlo, tal como lo declara en una parte de sus memorias, el Secretario de la Defensa, Marcelino García Barragán, se instrumentaba con gobernación y las policías políticas y las normales, con elementos del estado mayor presidencial, la emboscada para asesinar y desatar la matanza en la Plaza de Tlatelolco, tal como se realizó.
Sin duda, lo que más le preocupaba al presidente, a los norteamericanos que habían propuesto por medio del embajador el “Golpe Militar” apoyando a García Barragán, que se generara una organización social y de base con los jóvenes que habíamos demostrado la capacidad de organización y el espíritu combativo, transformador y nacionalista para dar otro cause al país. Esto es lo que no podían permitir, podían permitir la organización con base en los organismos tradicionales que tenían cooptados como era el Partido Comunista que siempre había mantenido una relación formal con el gobierno y sus dirigentes, de tal suerte que ese organismo fue el encargado de denostar a los demás acusándoles de “traidores”, cuando ellos habían venido sosteniendo las pláticas para destruir la dirigencia del movimiento estudiantil y colocar en su cúspide a los burócratas del PCM. Ellos sí eran controlables de tal suerte que fueron los primeros beneficiados de la famosa reforma política al legalizar sus actividades y recibir descaradamente puesto y presupuestos.
Ellos, son los viejos miembros de esas organizaciones que solamente servían para ser el fichero de los “agitadores” y cumplir con el cuento del turismo revolucionario, los que son ahora diputados, senadores, gobernadores y funcionarios públicos de primer nivel, así como también han sido ya los “intelectuales orgánicos” que les dan la visión de la izquierda a los políticos en el poder para que puedan negociar o tratar de imponer sus condiciones en las políticas públicas, no importando que sean contrarias al interés popular, como vemos, la participación de algunos “revolucionarios” en el gabinete de Peña Nieto y en los colaboradores de Nuño, en la secretaría de Educación… y bueno, ellos, sin duda, han vivido bien del tema con buenos puestos y salarios, dejando sus convicciones, desde hace mucho, enterradas en el fango del chiquero nacional del poder. Total, dice Peña Nieto: “que nadie puede tirar la primera piedra”
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