Plan de Guadalupe de 1913, su importancia histórica
Juan Martínez Veloz.
En México los grandes movimientos sociales de nuestra historia se han dejado sentir con mayor fuerza en diferentes regiones del país. En la Independencia (1810) el movimiento Insurgente se organizó sobre todo en los estados del centro de la nación.
La Reforma y la Constitución de 1857 emanaron del Plan de Ayutla (11 de marzo 1854) y se desarrollaron con movimientos armados en Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Nuevo León y Estado de México.
La Revolución Mexicana en cambio se realizó fundamentalmente en el centro-norte del país; las principales batallas se efectuaron en Chihuahua, Coahuila, Durango, Jalisco, Sonora, Tamaulipas, Zacatecas, y sus protagonistas principales fueron hombres norteños: Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Francisco Villa, Plutarco Elías Calles, Pablo González, entre otros. Emiliano Zapata encabezó el movimiento en el sur.
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Dentro de las fechas cívicas que los mexicanos y los coahuilenses en lo particular celebramos, se encuentra el 26 de marzo, aniversario de la publicación del Plan de la Hacienda de Guadalupe en 1913.
Como sabemos, el general golpista del ejército federal Victoriano Huerta ordenó el asesinato de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez el 22 de febrero de 1913 y tomo el poder de la nación mediante un golpe militar, iniciándose así una segunda fase militar y política de la Revolución Mexicana.
La mayoría de los gobernadores en funciones, el Poder Judicial, el Senado reconocieron a Huerta. Las excepciones fueron Coahuila, Sonora y Emiliano Zapata. La valiente y heroica la XXII Legislatura coahuilense desconoció mediante un decreto al usurpador.
Posteriormente un grupo de líderes revolucionarios expidió el Plan de Guadalupe, firmado en la hacienda del mismo nombre propiedad de Marcelino Garza (municipio de Ramos Arizpe, cerca de Monclova, Coahuila) el 26 de marzo de 1913.
Mediante dicho Plan se desconocía a Victoriano Huerta y a las autoridades simpatizantes del usurpador (jueces, gobernadores); se designaba a Venustiano Carranza Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y encargado transitoriamente del Poder Ejecutivo, quien convocaría a elecciones.
El movimiento constitucionalista de la heroica Legislatura coahuilense, Venustiano Carranza y los firmantes del Plan de Guadalupe, se inspiraba en una vieja idea del derecho constitucional de mediados del siglo XIX que las legislaturas de los estados controlaban la constitucionalidad de las leyes y actos del Congreso (Art. 23 del Acta de Reformas de 1847), y por tanto el nombramiento de Victoriano Huerta como presidente era nulo y contrario al artículo 128 de la Constitución de 1857 (artículo136 de la Constitución actual) vigente en ese tiempo.
El Plan de Guadalupe en su versión original de marzo de 1913, sufrió posteriormente algunas modificaciones; el 4-8 de julio de 1914 los representantes de la División del Norte firmaron en la ciudad de Torreón, en el edificio del entonces Banco de Coahuila con los enviados de la División del Noroeste de Álvaro Obregón un Pacto en el seno mismo del movimiento constitucionalista que en ese momento estaba dividido por las diferencias entre Carranza y Villa.
En el Pacto de Torreón, Francisco Villa reconoció la autoridad del Jefe del Ejército Constitucionalista Venustiano Carranza, a condición de que éste no interviniera en la División del Norte; se realizaran elecciones al triunfo del movimiento constitucionalista; se adiciona también un programa social al Plan de Guadalupe; y se organizaría una Convención de Generales (Convención de Aguascalientes) para definir un programa al gobierno que resultare electo.
Finalmente el Plan de Guadalupe sufrió otros agregados más; el 12 de diciembre de 1914; y el 14 de septiembre de 1916 cuando se publicó el decreto de reformas con la finalidad de convocar a elecciones para integrar el Congreso Constituyente que reformaría originalmente la Constitución de 1857, y que en definitiva expidió una nueva Ley Fundamental.
La expedición de la Constitución del 5 de febrero de 1917 fue el producto del movimiento armado y constitucionalista iniciado con motivo del Plan de Guadalupe.
*APOSTILLA:
Las alianzas electorales del 2016 PAN-PRD en la práctica sufrieron un grave deterioro al no refrendarse para las elecciones locales 2017 en Estado de México y Coahuila, y más aún por el gran proselitismo que se observa en los aspirantes presidenciales donde es casi seguro que al final de cuentas el PRD irá con Andrés Manuel López Obrador y MORENA en la boleta electoral de las elección presidencial de 2018.
Los estados como Durango (y otros más) donde la Coalición PAN-PRD ganó en 2016 tendrán que mandar un mensaje claro a la ciudadanía de sus límites de colaboración con el gobierno del Dr. Rosas Aispuro. La pregunta obligada es ¿Qué pasará con esa Coalición ante la coyuntura electoral del año 2018?
El gobernador duranguense ha preferido hasta ahora llevársela bien con el PRI y conservarle algunas posiciones que vienen de la administración anterior. Sin embargo también generosamente les ha ofrecido posiciones a algunos líderes emergentes gomezpalatinos sobre todo en el sector educativo.
Esta idea no está del todo mal si existiera un servicio civil de carrera estatal profesionalizado, sin embargo al no ser así se crea suspicacia ante la opinión pública de acuerdos o componendas “debajo de la mesa”. Urge transparencia en Durango.
Creemos que el Congreso del Estado debe hacerse cargo (financieramente) de los problemas generados por la alternancia en 2016 y proporcionar a las instituciones que lo requieran recursos frescos para realizar las indemnizaciones que procedan de acuerdo a la ley. No es la primera vez que se da una alternancia en México y existe experiencia a nivel federal y en otros estados de cómo hacer para facilitar las cosas en estas situaciones. También sería ideal que se regulara la creación de un servicio civil de carrera a nivel estatal.
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