Edgar Veytia, el más puro ejemplo
de la “Seguridad Nacional” en México
Adolfo Olmedo Muñoz.
AMLO es ¿o hez?, otro ejemplo de la cínica corrupción que socava a la Nación |
Se han empezado a encender los focos rojos de alerta en muy diferentes sectores de nuestra sociedad, merced a una actitud que de por sí, debería ser sancionada por prematura, pero que se tolera con el fin de no crear una mascarada martirológica entre la plebe, aunque, en los hechos se le censura desde filípicas parabólicas que lanzan importantes personajes de la política “chicharronera” que hoy por hoy, apesta más que de costumbre, hedor que asfixia a pesar de las reiteradas promesas de ¡todos! los candidatos a puestos de elección en los cuatro estados en que se llevarán a cabo comicios este año, de que repudiarán la guerra sucia y que privilegiarán la contienda ideológica.
La descarada campaña electoral para la presidencia de la República, llevada a cabo por Andrés Manuel López Obrador, líder actual del partido Morena, es sin embargo una impunidad pues existe desde ya una ventaja, con su correspondiente presunción de consecuencias jurídicas. Cualquier legislación electoral, sanciona el inicio de una campaña política, desde antes de la declaratoria preestablecida para el arranque de campañas, ello en aras de un elemental principio de equidad y sin embargo, el dirigente de Morena tiene años haciendo campaña, a veces rayando en un mesianismo descarado que sólo un pueblo ignorante y vacío podría tolerar.
Más de uno se podrán sentir ofendidos por esta opinión, sobre todo entre aquellos de la vieja guardia romántica e ilusa (para otros “trasnochados”) que lucharon por un comunismo, un socialismo utópico y hasta ácratas sin más brújula que la desestabilidad social. Vaya, hasta los decrépitos “perredistas” que pretendieron disfrazarse de “social demócratas” y que hoy dan tumbos de saltimbanquis sin importar que se les identifique como aventureros paracaidistas que buscan “algo” del presunto botín que, de acuerdo a la legislación electoral vigente obtendrá Morena, no sólo durante los actos de campaña “formal”, sino en una “com- pra de esperanza” -como dijeran los antiguos civilistas- para ver “qué les toca” en caso de que López Obrador, ganara las elecciones presidenciales en el 2018.
La política mexicana está tan desorientada, que aunque muchos desprecian a AMLO, también le profesan un íntimo temor, pues pareciera que una buena parte de la población ha ido sumándose a una “cargada populachera” luego de las miles -si no es que millones- de arengas mesiánicas de autoalabanza, o su reiterada oratoria lapidaria en contra del presidente Enrique Peña Nieto, y con no poco rencor en contra de quien, según dice, le robó el cargo de Presidente: Felipe Calderón Hinojosa.
Lo cierto es que este asunto ha abierto un nuevo debate entre la clase política, no sólo del sector oficial, sino que se han incorporado los “corporos” de asociaciones de “privados de iniciativa” que ellos se autonombran “la iniciativa privada”, donde se cuentan los banqueros, que sustentan la tesis de que se estará dando en breve, con mayor virulencia, una lucha entre una corriente populista y por el otro lado el neoliberalismo económico que ha campeado en los últimos lustros.
Ellos, así como otros destacados personajes de la política, han repudiado, sin mencionar directamente el nombre de López Obrador, a cualquier viso de populismo, como el sistema que más ha dañado a varios países de nuestro continente, en diferentes etapas de su historia, incluyendo al nuestro.
Por lo pronto es un hecho que el asunto ha cobrado ya costos políticos entre los sectores de la presunta izquierda, aglutinados hasta hace poco en las filas del Partido de la Revolución Democrática, del que se dice ha ido desde el caudillismo hasta el tribalismo y recientemente hasta el canibalismo.
Un barco que se hunde presurosamente y del cual han saltado ya numerosas ratas, demostrando que lo más cardo del paisaje social es la política, tarea tan ambigua como cualquier teoría que pretendiera definir con exactitud lo qué es el “populismo”.
Se entiende que es un sistema en el que se atiende a los caprichos de la plebe, con el fin de sostenerse en el poder. Hay populismos “diversos” de orientación izquierdista pero los hay también de orientación derechista o ultraderechista. Incluso algunas administraciones populacheras barnizadas como democracias, como la que se pretende ahora afianzar en los Estados Unidos.
La ruta hacia el 2018 será larga y sinuosa, atizada por la ignorancia y primitivismo de una sociedad, que se ha demostrado ya, incapaz de razonar con autonomía y libertad de criterio, en el torbellino de los “Mass media” o “redes sociales” como se etiquetan.
Hoy por hoy, la política se juega como una ocurrencia mediática, auspiciada incluso con el arribo de los llamados “candidatos independientes”; Se exhibe como una excrecencia del tejido social, roto desde hace largo tiempo, por la corrupción y la impunidad en la que hemos intervenidos todos, TODOS los mexicanos, directa o indirectamente, por acción u omisión.
No dudo que aun existan quienes consideran a la Política como una doctrina o corriente de opinión, sobre la forma en que se debe gobernar a un estado. Para otros, sobre todo los políticos militantes, es simplemente la lucha por el poder. Dentro de ese mismo sector, también convive otra calaña, muy amplio por cierto, que estima a la política como un “modus vivendi”, el parasitismo de la más amplia ralea.
Pero lo que es un hecho, es que la inmensa mayoría de los mexicanos piensan que la política de hoy, es una inmensa ola de “merde” (en francés para que no se oiga tan feo). Como pocas veces en la historia política de nuestro país, se ha generado una onda expansiva mediática denunciando las corruptelas, abusos y latrocinios de ex funcionarios de todos los partidos, como el patético caso del ex encargado de la seguridad pública en el Estado de Nayarit, el ex fiscal Edgar Veytia Cambero, que hasta hace unas cuantas semanas era defendido, a capa y espada por el Gobernador de esa entidad, Roberto Sandoval, pero también por su homólogo mandatario de Nuevo León, “El Bronco” Jaime Rodríguez, quien con la bandera de incorruptible llegó al poder, y hoy pone en duda las denuncias en contra del mafioso nayarita.
Otra ficha roja para la Interpol que avergüenza, es la infamia, no sólo para su estado, Chihuahua, sino para todo México, por parte del ex mandatario priísta César Duarte buscado por la agencia internacional policiaca, a petición del actual gobernador de extracción panista, Javier Corral.
Como podemos apreciar, en este “todos contra todos” se bajan los calzones unos contra otros, pero quién garantiza que esta ola, terminará con la endémica corrupción y la impunidad.
El ex fiscal Edgar Veytia Cambero, traficó impunemente bajo la nariz de los gobernadores de Nayarit, grandes cantidades de droga hacia los Estados Unidos. El tema tal vez no sea nuevo, pues ya desde la época de “El Negro” Durazo, que era más sanguinario, traficaba bajo la nariz de las autoridades norteamericanas, que incluso le hicieron “merecedor”, allende “El Bravo”, en California, de un título de “Doctor Honoris Causa”, por su “lucha contra el crimen organizado”.
Queda patente que en nuestro país no es, y tal vez no lo será, la última vez que, en cuestiones de seguridad, “se ponga a la Iglesia en manos de Lutero”. |