El sueño de ser legislador de RMV
Manuel Padilla Muñoz.
Rubén Moreira Valdez pasará a la historia como un gobernador cuyo sueño fue legislar y olvidó gobernar.
En casi seis años de gobierno envió al Congreso del Estado 226 iniciativas de ley al 30 de septiembre de 2017, es decir, tres al mes, una cada nueve días en promedio. Pero, aparte, en las dos legislaturas que tuvo durante su gestión, jamás tuvo oposición alguna, todo, absolutamente todo le autorizaron los diputados locales aunque entre ellos hubo de los partidos de oposición. Rubén Moreira ha sido el gobernador que más iniciativas ha enviado al legislativo en los 88 años de gobierno priista.
Lo anterior nos lleva a suponer que antes de que llegara a la gubernatura, en materia de leyes, todo estaba mal, era un caos. Al menos así parece haberlo considerado cuando lanzó la propuesta de hacer para Coahuila una nueva constitución, idea que, finalmente fracasó o dejó en el olvido por algo.
Ante ese panorama actual, los coahuilenses nos preguntamos: ¿Qué ganamos los más de tres millones de coahuilenses con tener muchas leyes, con que nuestra legislación sea ahora de las más modernas y actualizadas si dichas leyes no se cumplen, si continúa la inseguridad (remember lo que ocurrió en el penal de Piedras Negras), si la corrupción y las impunidad siguen.
Lo anterior nos conduce a integrar una pequeña lista de las tareas de gobierno que olvidó cumplir Rubén Moreira. Para ello acudimos al equipo de nuestros analistas y colaboradores a integrar una pequeña lista de esos “olvidos”.
De éstas, en primerísimo lugar, la megadeu- da la cual de los 33 mil millones de pesos en que le dejó Humberto Moreira, su hermano, Rubén la subió a más 42 mil millones, al aumentarla poco más de 4 por ciento, con nuevos créditos. Si con Humberto los coahuilenses debíamos más de 11 mil pesos los próximos 20 años, ahora con Rubén serán más de 12 mil pesos. Es decir, estábamos mejor cuando estábamos peor.
Ligado a esto están la transparencia y rendición de cuentas. Los esfuerzos empleados por subir los indicadores de transparencia se vieron empañados por la negativa persistente a esclarecer el destino de los recursos de la deuda, los señalamientos no investigados por la presunta contratación de empresas “fantasma” y la falta de claridad en el manejo del dinero del Impuesto sobre Nóminas. Pero lo que más pesa es la nula rendición de cuentas, interpretada por algunos como protección o complicidad, en el caso de la operación de una presunta red de corrupción durante el sexenio pasado, asunto que se investiga en Estados Unidos y España, no en México.
Uno de los temas más sensibles y que al final del sexenio ha cobrado fuerza es el de la salud. Las denuncias por desabastecimiento de medicamentos, materiales y personal en las unidades médicas públicas estatales han ido en crecimiento, como es el caso del Hospital General de Torreón, el cual si bien pudo terminarse en esta administración, ha enfrentado desde el inicio de su operación carencias constantes.
En el aspecto político, las irregularidades detectadas en el proceso electoral del pasado 4 de junio y las denuncias de injerencia por parte del Gobierno estatal para beneficiar al candidato del PRI, Miguel Ángel Riquelme, han manchado el proceso de transición.
Y falta mucho por conocer. La realidad es que será hasta que “legalmente” Miguel Ángel Riquelme tome posesión como gobernador ahora que ha sido declarado ganador del proceso electoral pero de cualquier manera será un gobernador con una legtimidad acotada que no hará nada para investigar a su antecesor. Y es que la constante del presidente Peña Nieto es no acusar a gobernadores en funciones sino esperar a que dejen el cargo. Tan es así que, de los 16 gobernadores procesados, todos lo han sido hasta que dejan el cargo. Antes no.
Hablar del abatimiento de la inseguridad es relativo, pues la profesionalización de los policías no se logra por decreto sino con verdaderos profesionales de la seguridad. Ciertamente, unos delitos bajan pero otros van a la alza. Lo cierto es que los coahuilenses no nos sentimos seguros.
Pero no se preocupe, no pasará nada. Rubén Moreira tiene ya asegurada su impunidad con Riquelme cubriéndole las espaldas. Es más, hasta podría buscar una diputación federal o una senaduría en 2018 en busca del fuero, la impunidad total, pues.
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