Política aldeana
México, país maquilador.- Las balandronadas de Donald Trump tienen preocupados a los mexicanos, y no es para menos, nuestros corruptos gobernantes y sus socios empresariales nos han convertido en un país maquilador, vendiendo las empresas propiedad de la nación, ofertando mano de obra barata y dándoles todo lo que pidan las trasnacionales: dinero, exención de impuestos, terrenos, agua, espuelas de ferrocarril, carreteras y todos los servicios necesarios.
Alguna vez Flores Tapia platicaba, que para instalarse en Coahuila, la General Motors le había solicitado varias cosas que les concedió de inmediato, y para dar una idea dijo: “Me pidieron el cuadro, el clavo, el martillo y la pared para colgarlo, y si me hubieran pedido el hoyito también se los hubiera dado”. Eso mismo sigue pasado en Coahuila, un ejemplo la empresa cervecera que se instaló en el municipio de Nava, poco antes de que la vendieran a la Heineken holandesa. De tal manera que el dinero público que se invirtió en darle gusto a los dueños, fue a parar a los bolsillos de sus regiomontanos propietarios una vez que vendieron la cervecera.
Pero así ha sido con todas las empresas que se han instalado en México, y por supuesto en Coahuila, los gobernantes les otorgan todo lo que les piden las empresas, y nunca le informan a los ciudadanos. Seguramente porque no quieren que sepamos la enorme cantidad de dinero público que gastaron en traer empleos con raquíticos sueldos, y quizás -sólo quizás- para que no descubramos lo que ellos se llevaron.
Desde la Revolución Mexicana, nuestro país presumió de haber creado una “economía mixta”, porque el Estado era propietario de empresas, principalmente las estratégicas relacionadas con la seguridad nacional, pero a partir del primer presidente neoliberal, Miguel de la Madrid Hurtado, dichas paraestatales comenzaron a venderlas a precios de oferta. De esa manera el Estado mexicano vendió los Ferrocarriles Nacionales de México y Teléfonos de México, semiprivatizó el IMSS y está por deshacerse de la CFE. También concesionó las autopistas construidas por el Estado, los puertos, aduanas y aeropuertos, y de paso se robaron las pensiones de los trabajadores mexicanos.
Lo cierto es que estas empresas estatales ayudaron al desarrollo de México, porque propocionaban empleos a los mexicanos, debido a que la iniciativa privada, los empresarios particulares, nunca han sido capaces de crear los empleos necesarios para la población. Y estas paraestatales daban empleo a los mexicanos con buenos salarios y prestaciones decorosas, sacrificando las ganancias y la rentabilidad de las empresas, pero lo que más les hizo daño fue la corrupción del mismo Estado que las “administraba”. Desde luego, los empresarios nacionales -no nacionalistas- se llevaron una gran tajada de esa supuesta propiedad social en comisiones y contratos.
De esta venta de garage vienen nuestras actuales penurias. Dependemos que las trasnacionales se instalen en nuestro país para que los mexicanos tengamos empleos. Pocos se ha preguntado cuáles son los principales requisitos para que una trasnacional decida instalarse en México, porque la respuesta está dada en las condiciones que pactan con el gobierno: Salarios bajos, control de los trabajadores y paz laboral, y todo lo que se les ocurra pedir a las trasnacionales.
Sin embargo, con Trump o con otro presidente estadounidense algún día esas empresas se irán de México, cuando encuentren otro país, en cualquier continente, que les ofrezca mejores condiciones de enriquecimiento, tal y como ha sucedido en otros países, en donde dejaron miseria, prostitución, drogadicción, criminalidad, violencia, y una forma de entretenerse: la “democracia” electorera, la nueva religión. Pero eso ya lo sabemos todos mexicanos y nada hemos hecho por evitarlo...
Slim para presidente.- Qué jodidos estamos los mexicanos. Todos hablamos, proponemos, protestamos, pero andamos a 20 cuadras del desfile. En las redes sociales recientemente se ventiló una jalada más de las tantas que transitan por el ciberespacio. Como una alternativa al odio que sienten por Peña Nieto, el PRI, los gobernadores y ex gobernadores ratas y el gasolinazo, un grupo de despistados o troles pagados propusieron al magnate Carlos Slim Helú como candidato a Presidente de la República. Pero lo peor fueron los argumentos que esgrimieron para candidatearlo. Según ellos, Slim es muy rico y no tiene necesidad de robar. Se les olvida que dos de sus empresas todos los días nos roban: Telcel y Telmex. Ya no se acuerdan que Slim y Salinas de Gortari se robaron Teléfonos de Mexico, la redituable empresa estatal con un futuro promisorio.
Estos mismos ignorantes afirman que Slim no tiene compromisos con nadie. Seguramente ignoran que su único compromiso es con su riqueza, con los negocios, con el dinero fácil. De acuerdo con sus “destapadores”, Slim no le teme a Televisa y Trump le tiene miedo. Qué pequeños son los propagandistas de Slim, pero además juran que Slim hace por México lo que ningún político o gobernante hace. Ante estas estupideces no caben comentarios, pero si una pregunta: ¿Qué pensará AMLO sobre la candidatura en las redes de su amigo Slim?
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