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el periodico de saltillo
Febrero 2017
Edición No. 336


Trump, vulgar terrorista verbal

Adolfo Olmedo Muñoz.

El tal Donald Trump sigue jeringando, y aunque a menos de un mes de haber tomado posesión de la presidencia de los Estados Unidos, ya más del 55 por ciento de sus conciudadanos lo repudian, pues tal parece que este espécimen se ha configurado ya como el más virulento terrorista (verbal hasta ahora) de las últimas cuatro décadas. Sus impertinencias, caprichos, disparatadas verbales y ejecutivas, han impactado, quiérase o no, en la otrora estabilidad comercial que con tantas penurias se había venido logrando en todo el mundo, en la dinámica de globalización, de la cual, los gringos se dibujaban como los principales promotores y benefactores, a pesar de lo que argumente el propio “mandatario”.

Todo parece indicar que el mayor perjudicado terminará siendo nuestro país, no sólo por la nefanda cercanía con el “Tío Sam”, sino por los complejos que arrastran al orate estadounidense de marras, que sin lugar a dudas, buscará una y mil formas de hostigar a los migrantes latinoamericanos, y sobre todo a los mexicanos, no sólo por haberle obstaculizado hacer cuantiosas inversiones en zonas reservadas del norte de nuestro país, sino porque ahora, siendo constructor, puede beneficiar directamente a un montón de sus aliados “constructores”, con quienes se ha servido para parasitar una economía, la norteamericana, que, dice, pretende defender, otorgándoles mega concesiones, mediante el traslado de materiales, la venta de los mismos, uso de maquinaria, y toda la parafernalia de la industria de la construcción, aplicada a edificación de un muro, ignominioso y repudiado por casi todo el mundo, excepto claro, por sus aliados judíos que prontamente movieron el trasero, para brindarle apoyo por su “brillante idea” del muro, que los judíos habían realizado ya en los territorios hurtados a los palestinos, y de lo cual se jactó el “Primer Ministro” judío.

La estrategia del tal Trump, para mi es clara; Obtener inmensas ganancias de su paso caótico por la Casa Blanca, mediante “legales” transacciones, de las que se beneficien el círculo de vividores parientes y parásitos testaferros y prestanombres. Es evidente hasta hoy, que sus principales arengas han sido en contra de poblaciones migrantes (los más débiles entre los débiles); en contra de algunos credos, con también bajas defensas, y sobre todo en contra de una endeble estructura comercial, que por naturaleza, siempre ha sido muy poco solidaria entre si, ya que son el prototipo de la lucha de todos contra todos, donde gana el de menos escrúpulos, los menos morales y desafortunadamente los más deshumanizados.

En una declaración en la que ha pasado prácticamente desapercibida una expresión, Trump describe su fuerza y a la vez su debilidad. Señaló que cuando está negociando a él le gusta “presionar fuertemente a sus contrincantes”, de manera tal que le permita sopesar, la fuerza de su contrincante; y lo más deleznable es que se jactó de que, en caso de que su opositor sea o se muestre débil, se va sobre él hasta aplastarlo. ¿Para qué?, pues para saquear sus bienes.

No hay duda que el primer empresario (han habido otros, pero que se habían escudado antes en estructuras de militancia política) que llega al puesto más alto de la política internacional como es la Presidencia de los Estados Unidos, ha enseñado los calzones de una manera burda y muy prematura, lo cual podríamos ver como una debilidad, al jactarse de su propia alharaca.

Su lucha es económica, y va contra el que se le ponga: Armadoras automotrices, transportistas, importadores y exportadores, industriales de la construcción, inversionistas, maquiladoras, y no sabemos si en breve se atreva a irse en contra de los traficantes de armas, por que ahí, hasta sus más vergonzosos “aliados judíos”, le pueden… quitar lo hocicón.

El problema real que tenemos los mexicanos es que a veces (muchas por cierto) no tenemos fe en nuestros funcionarios. Pero es un anhelo popular el que nuestros gobernantes actuales tengan la entereza para remontar ese humor maloliente de la corrupción e impunidad y ser verdaderos estadistas. Con la mira puesta en el más honroso reconocimiento en la historia por venir; Sin olvidar las doctrinas base como la “Doctrina Estrada”, pero con el espíritu del nacionalismo mexicano surgido de una revolución ejemplar, y plasmado en nuestra Carta Magna que celebramos este año en su primer centenario.

Sin bajar la guardia y actuando con decisión y acierto, podemos entender que el tal Trump es un vulgar terrorista de la comunicación, un voraz, ambicioso acomplejado sin más cerebro que su lengua, al que en nuestro medio podemos ya definir a la mexicana como un merolico hocicón.

Lo que si hay que reconocer es que Trump ha dejado en claro de manera por demás temprana, la incapacidad de los comerciantes sin vocación del servicio público, que se postulan y llegan de chiripa a puestos públicos para llevar las riendas de los destinos de una sociedad, por más engreída que ésta sea, lo cual se puede ver a muy diversos niveles, como el caso de pírricos triunfos en municipios, como Saltillo, donde gobierna, si así se puede decir, un hombre que, por ejemplo, pidió licencia hace unos meses para no trabajar y dedicar su tiempo en aspiraciones muy personales, luego de haber gastado recursos (muchos, pero muchos millones de pesos) en beneficio de “asesores” y “consejeros”.

Lo cual, igual que en el caso del tal Trump, evidencia que; Quien gasta tanto, para que razonen por él, es que es muy … Claro, guardando las merecidas distancias, pues como dijera aquel legendario fundador del PUP: “Hay de pendejos a pendejos”.

 

 
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