Trump con los judíos

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Se presentó con una solemnidad simulada ante el Muro de los Lamentos como un lacayo de la judería estadounidense, esperando de recompensa que ese conglomerado poderosos de judíos de Nueva York, le pueda servir de algo para eludir su destitución de la presidencia de EEUU, la que ya se cocina en el senado y en la cámara de representantes, para salvar al país, a los norteamericanos y tal vez al mundo entero de un loco que por azares y la fuerza inconmensurable del destino, ha puesto de cabeza a todas las instituciones de EEUU y de no pocas naciones. Si actúa como un loco, si los siquiatras dicen que está loco, si habla como un loco y parece un loco, lo más seguro es que está loco. Su viaje a Arabia Saudita, a Israel y a Palestina aunque el jamás menciono el nombre de Palestina. Su presencia ante la autoridad palestina lo mostró tal cual es, un chivo en cristalería.

Trump se pliega a los intereses de los judíos sin percatarse, cuan ilícito es seguir con el cuento de “los dos Estados”, haciendo lo que está de su parte para que la profecía sionista se cumpla. Dejad que pase el tiempo y el mundo se acostumbrará a ver normal el ilícito que perpetran los judíos, contra un pueblo, el palestino, que jamás les ha hecho ningún daño como para considerar incluso, llegar al genocidio de todo un pueblo con el fin satisfacer la codicia de la judería. Israel, todo mundo lo sabe, es un Estado Paria nacido de un contubernio de la Gran Bretaña con sus acreedores los banqueros judíos, quienes negociaron sus empréstitos otorgados a los ingleses, a cambio de tierras en Palestina –eso se dijo pero el plan posterior fue otro- para hacer el hogar de las víctimas del nazismo. Qué pretexto tan ruin y tan canalla y por muchas razones.

Los judíos ya le habían echado el ojo a Palestina desde el siglo XIX, e inventaron que era su Tierra Prometida por su dios (Yahveh), cosa que ni los judíos más ortodoxos creen, pero usaron esa cantaleta para mostrarse víctimas del destino –y de Hitler- ante la humanidad. El quid inicial con los ingleses y en la actualidad con los norteamericanos como la fuerza hegemónica imperante, era hacer de Israel un Estado fuerte militarmente para mantener el

control del Medio Oriente y de los hidrocarburos que abundan en esa región. Al fin de cuentas hicieron de Israel un estado más de la Unión Americana más, con la única diferencia que los demás estados, le aportan todo tipo de dividendos a la federación, en cambio Israel les ha resultado muy costoso, política, diplomática, social y económicamente, además de inútil como un Estado fuerte, prueba de ello es que año con año, EEUU le aporta más de 12 mil millones de dólares para que se sostenga; una parte en armas y la mayoría en dinero contante y sonante, porque los judíos resultaron holgazanes. ¿Cuándo se ha visto a un judío trabajar, solo prestan dinero, compran y venden lo que otros fabrican?

Regresando al viaje de Trump al Medio Oriente en donde mostró que ignora que es la diplomacia y las normas internacionales de la política, todo lo que hizo y dijo fueron sandeces y groserías a todo mundo, incluyendo a Melania su esposa quien en más de una ocasión se negó a darle la mano al energúmeno, públicamente. Desde Jerusalén negó –mintiendo como siempre lo hace- que él tuvo algo que ver con lo que se le acusa, de darle a los rusos, datos sensibles para la seguridad de EEUU. En política Trump resultó como el burro del cuento que echaron al agua para ver que tanto sabía nadar, el burro nado, nadó y nadó, llegó a la orilla y se ahogó.

Con México se comportó como un mono de acero grosero e inamovible en sus cometidos e intenciones, con la canciller de Alemania fue un palurdo al negarle el saludo de mano, a la ONU la tilda de inservible, a la OTAN de costrosa e inútil, a los directores de la CIA y del FBI les hizo una propuesta deshonesta e indecorosa y se negaron a cumplimentarlo, por ello los destituyó, a los musulmanes y a los mexicanos los desprecia, sin embargo le hace caravanas al rey de Arabia Saudita y es musulmán. Ya en Sicilia en la Cumbre de los 7, dio un empujón a un ministro albanés, para él quedar al centro de la foto. Se agacha ante los rusos y ante los chinos y se inclina como servidumbre ante los judíos. ¡Ah… pero es un déspota y abusivo con quienes tienen menos dinero que él o son más débiles! Que nos dice con esto, que es un pobre diablo con una investidura que le queda muy holgada, y por ello y por mitómano, va a ser destituido de la presidencia. Nadó, nadó, nadó, llegó a la orilla y se ahogó. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

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