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el periodico de saltillo
Junio 2017
Edición No. 340


/// Del Tintero ///

Tiempo de llorar

Fidencio Treviño Maldonado.

Parece ser que nuestro país se llenó de sangre y lágrimas, como dijo Sabines “Chiapas no se mide por sus aguas, se mide por sus lágrimas”. El México indomable, rebelde como le llamó John Reed, y el México bárbaro que Vasconcelos cuando conoció la gente del norte del país nos endosó ese epíteto y que más allá de los otros nombres, pronombres o apodos que nos indilguen, el pueblo se da tiempo para llorar cuando ve tanta indolencia por parte de nuestra clase gobernante, tanta corrupción, tanta desigualdad, tanta ignominia para el pueblo, tanto saqueo, la injusticia de la justicia, y ante esta impotencia de no poder hacer nada para remediar eso y más no nos queda ni el tiempo para llorar.

Quien se supone nos debería defender, desde presidentes municipales hasta el mismo Jefe de la Nación pasando por los legisladores tanto locales como federales, son los que nos tienen la bota en el cuello, parece que los cuerpos policiales están en contra del pueblo, con retenes en bulevares, calles céntricas, caminos rurales, en plenas carreteras federales, municipales y estatales, incluyendo “Revisiones de rutina” muy comunes, de paso martillando los artículos 14 y 16 entre otros de nuestra recontraviolada Carta Magna. 

El llamado gobierno parece no tener límites y se autonombra poder feudal, para hacer y deshacer la justicia o injusticia a su antojo, manejo de los dineros a su libre albedrío, dedocracia, nepotismo en las dependencias a los tres o más niveles, manejo discrecional de las empresas del gobierno, sobre todo las dos que ahogan al mexicano común que son PEMEX y la CFE, esta última auto llamada Empresa de Nivel Mundial, pero sólo en los cobros porque en el servicio deja mucho que desear.

De llorar como en los velorios es cuando no hay ni consultas en el IMSS o el Issste, mucho menos medicamentos o cuando los doctores dan cita al paciente para dentro de tres o cinco meses. Llorar cuando se tiene que pagar en las escuelas públicas por inscribir a los escolapios, más otras cuotas y el pago de esto y aquello, tiempo de llorar porque cada año hay que pagar impuestos por tener vehículo, por la casa, dinero del que nadie informa, llorar por la lentitud en que se llevan a cabo los juicios en las distintas dependencias jurídicas, llanto por los atropellos que día con día llevan a cabo nuestros representantes con el pueblo.

Tiempos de elecciones y de llorar por tanto dinero del pueblo tirado a la basura en una democracia revolcada en el cieno de la corrupción. Que los vivos lloren a los más de 200 mil muertos por esta guerra inútil entre todos contra todos, que se llore también por los miles de desaparecidos que se convierten en cifras y gráficas escalofriantes ante el inoperante sistema  de nuestras autoridades para parar las masacres; que lloren los campesinos por las malas estrategias, reglas y reformas para que estén cada día más y más fregados; que se den tiempo para que se enseñen a llorar los recién egresados de alguna escuela media o superior, primero para sacar el papel más caro que hay en el país y que le llaman título y segundo para conseguir trabajo en este país en donde el rechazo es: Le falta experiencia o no reúne el perfil, entre otras exclusiones.

El lamento y chorro de lágrimas puede seguir hasta empapar a la muy afelpada toalla con que secan a la Reina Isabel de Inglaterra, causado éstas por tanto tartufo metido a político y sus miasmas y estragos que con sus ocurrencias ocasionan...

kinotre@hotmail.com


 
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