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el periodico de saltillo
Marzo 2017
Edición No. 337


Las marchas de Peña Nieto

 

Augusto Hugo Peña Delgadillo.

Hoy más que nunca, los mexicanos tenemos que señalar a Peña Nieto como el principal mal que
nos aqueja. Nadie como él ha sido más inepto y procaz ante México y sus compatriotas, por ello,
por necesidad, debemos repudiar sí, las actitudes bruscas y avasalladoras contra nosotros por
Trump, sin olvidar que nuestra vulnerabilidad se debe a Peña Nieto y sus reformas ilegales.

 

Los asistentes a las marchas del pasado 12 de febrero demostraron la poca convocatoria de la cúpula empresarial y de la presidencia de la república y sus cómplices en el desmantelamiento de nuestra nación. Al propinar a Peña Nieto un no rotundo y un “Fuera Peña Nieto” como un “Tenga para que se entretenga y aprenda”, y para demostrar primero el repudio a Peña Nieto por obvias y múltiples razones, sin dejar de lado el repudio a Trump, un energúmeno que padece entre otros desórdenes mentales, turbulencias hormonales para satisfacer su onanismo, quien ha tomado a México y a los mexicanos como Conejillos de Indias, haciéndonos el Chivo Expiatorio de los males que siente que los EEUU padecen.

Echemos un vistazo a lo que dice en su columna de La Jornada, Carlos Fazio: “En los últimos días asistimos a una vasta campaña de intoxicación ideológica y propagandística a través de los más importantes medios de comunicación, bajo control monopólico privado, que pusieron en práctica técnicas para la fabricación del consentimiento y todo un sistema de adoctrinamiento clasista, para forzar a una marcha “patriótica” y una falsa unidad nacional entre los vendepatrias y saqueadores de México y de sus víctimas, las mayorías empobrecidas.”

“La amplia operación de manipulación de emociones y sentimientos y manufacturación de un consenso de masas (del rebaño desconcertado, diría Noam Chomsky), con eje en un patrioterismo reaccionario, tuvo como ‘fuente’ a los responsables de los poderes formales y fácticos del país: Los presidentes de la república y de la suprema corte de justicia; los mandos de las fuerzas armadas y representantes del gran capital agrupados en El Consejo Mexicano de Negocios y el Consejo Coordinador Empresarial hermanados todos -por acción, omisión o vínculos de complicidad- con crímenes de lesa humanidad y millonarios actos de corrupción que amparados por el binomio Impunidad/Simulación, permean la imposición del actual modelo económico capitalista salvaje.”

Carlos Fazio y todos los analistas lúcidos y decentes, coinciden en lo mismo, que el grueso de los mexicanos sabe, que Peña Nieto y su gobierno son los principales culpables de nuestros problemas, y no por ello desdeñan la procacidad y abusos de Trump, quien se ha ensañado contra México y los mexicanos, reventando la cuerda de unión México/EEUU porque México es la parte más delgada -famélica digo yo- en nuestras relaciones con el vecino del Norte.

De estos comentarios inteligentes y certeros debemos partir para exigir a Peña Nieto a que enderece el rumbo que ha tomado con sus reformas estúpidas y sus actos hartos en corruptelas. Es mucho pedir que Peña Nieto pueda hacer algo contrario de lo que infelizmente ha provocado, precisamente por su ineptitud, falta de amor a la patria y a sus compatriotas, los que han visto en estos cuatro nefastos años de gobierno, esfumarse toda esperanza de salir adelante de una forma que se antoja necesaria y justa, porque Peña Nieto fue colocado en la presidencia por los poderes fácticos, en la misma inercia del rumbo que tomaron sus antecesores -De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón- los que unos más y otros menos, han saqueado a México y empobrecido a más de 70 millones de mexicanos.

Peña Nieto, luego de esos dos intentos de embaucar a los mexicanos con esas dos marchas fallidas en las que se les hizo bolas el engrudo a sus organizadores, debe entender que tiene poco espacio para seguir maniobrando pérfidamente como lo ha venido haciendo, lo que le dejan dos caminos: uno, renunciar e irse a gastar el dineral que nos ha robado, o bien, recomponer el rumbo de manera inteligente y patriota.

Lo lógico y eso es lo que habría que esperarse de él, es que ni se largue ni recomponga el rumbo, por dos razones obvias: No es patriota y carece de dignidad y de vergüenza para reconocer, con su retiro, su fracaso, reitero, producto de su ineptitud, su corrupción congénita, su cinismo y desvergüenza, pero sobre todo su indecencia, su desamor y falta de respeto por y para nuestra patria. O, ¿usted qué opina, apreciable lector?

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