Geoglifos del Rancho Carolinas

Rufino Rodríguez Garza.

El Rancho Carolinas es un lugar por demás interesante, ya que además de encontrar vestigios arqueológicos hay una gran cantidad de material paleontológico, pues no sólo se observan escamas de diversas especies de pescados sino también vertebras de diferentes tamaños de vertebrados acuáticos; al igual que partes fosilizadas de tortugas que datan del período cretáceo, hace mas de 70 millones de años.

En reciente visita a esos apartados lugares, el compañero José Flores Ventura localizó una tortuga fósil completa, con la característica que aún se encuentra en su concreción, lo que significa que pasará un buen periodo de tiempo para limpiarla y después clasificarla, y aunado a esto con suerte estaríamos hablando de una nueva especie.

En los alrededores de este lugar se han localizado algunos geoglifos. Entendemos por geoglifos aquellas figuras de grandes propor- ciones donde los nativos acomodando piedras, hicieron dibujos con un objetivo ceremonial y religioso. No solo se conocen geoglifos en positivo (acomodando rocas), sino también abriendo surcos, es decir despejando áreas donde se formaron motivos, a éstos se les llama geoglifos en negativo. En el caso de nuestros geoglifos generalmente se hicieron en positivo.

Los geoglifos mas reconocidos y estudiados son los ubicados en Nazca, Perú que por cierto están hechos en técnica del negativo, pero también en otros países como Chile y Ecuador se han descubierto estas raras ma-nifestaciones de antiguas culturas del desierto.

Desde hace unos 10 años localizamos geoglifos en el estado y fue en este municipio de Ramos Arizpe donde vimos los primeros y desde entonces a la fecha los encuentros han sido frecuentes. Los mas vistosos están ubicados en los terrenos de ejidos vecinos como son “El Pelillal” y “Las Esperanzas”. Los motivos son geométricos y abstractos en su mayor parte. Destacan los círculos, los círculos concéntricos, líneas rectas, cuadros y rectángulos.

En México los geoglifos no son abundantes, sin embargo se han dado a conocer algunos de Sonora en la Sierra del Pinacate y otros justo en la frontera entre Sonora (México) y Arizona (USA). También hay reporte de un geoglifo entre Coahuila y Nuevo León, en el municipio de Mina. Se habla de una greca en la misma técnica: el positivo.

Los geoglifos de Coahuila se ha ido sumando sus descubrimientos y en municipios como Parras se localizó un círculo de 10 metros de diámetro con tres chimeneas en el centro. En General Cepeda, por el rumbo de Jalpa se observan unas líneas paralelas y un círculo de piedras en una loma baja.

El año pasado, en compañía del licenciado Sergio Avilés de la Garza, fuimos a un sitio en El Pelillal y con el apoyo de un drón de última generación, pudimos obtener las mejores fotos realizadas hasta este momento. Por mi parte ya le había hecho la lucha con escalera, papalote, avioneta y helicóptero y por una causa u otra no salieron las fotos con buena resolución.

Los geoglifos -al igual que las pinturas o los petroglifos- tuvieron una función religiosa, una forma de adorar a los entes superiores, con la finalidad de que éstos los observaran desde las alturas y que a las tribus se les proporcionara el don de la lluvia, la salud, la buena cacería y una recolección que ayudara a la supervivencia de los cazadores-recolectores.

Y hablando de la lluvia en estos lugares, al sur de Carolinas, localizamos un Tláloc, dios de la lluvia para las culturas mesoamericanas, y plantas de maíz, bellamente grabadas en las rocas de la presa Pantalones, pero no es el único sitio con representaciones de la planta de maíz, también en Puerto Margaritas y Huizachal se ven petroglifos de esta gramínea que ya había llegado al norte, antes de la llegada de los colonizadores españoles.

Los geoglifos recién descubiertos, se ubican también en Ramos Arizpe y más concretamente en un antiguo rancho llamado Carolinas, propiedad de un prominente político coahuilense. Este rancho fundado en el siglo XIX, en el año de 1893, conserva unas sólidas tapias de piedra en las que se utilizó rocas del lugar y que más de cuatro tienen petrograbados. Este rancho, de vocación ganadera hasta la fecha, contó en su momento con suficiente agua de los escurrideros de la sierra Pinta, pero los mantos acuíferos se agotaron y la gente emigró a sitios mas benignos.

Los geoglifos descritos se encuentran aproximadamente a 100 km de Saltillo. Aquí podemos ver círculos, líneas solas y paralelas, cuadros y rectángulos de sencilla elaboración. La presencia de chimeneas y desperdicio de antiguas tallas, nos indican el paso constante de los cazadores-recolectores en busca del diario sustento.

Creemos que por las condiciones físicas del lugar se tuvo un excedente alimenticio el cual permitió hacer mitotes con motivos comerciales o de intercambio, relaciones para enlaces matrimoniales o de defensa de otras tribus que pudieran invadir sus lugares de cacería, sus aguajes o sus lugares sagrados. Podemos mencionar que el material lítico es escaso, solo esporádicos raspadores o pedazos de flechas rotas.

Entre los petroglifos, cerca de los geoglifos y del propio rancho, podemos identificar el “hongo” o símbolo territorial, algunos dibujos abstractos, cómputos a base de puntos, proyectiles, navajas, átlatl’s, además de figuras geométricas de imposible interpretación. Junto a estos motivos prehistóricos está la marca que indica la fecha de fundación.

Otras fecha más antigua a la de la fundación es una que se refiere a 1810 y que nosotros podemos relacionar con el inicio de la independencia, aunque el cura Hidalgo pasó por estos lugares en marzo de 1811 y fue capturado en Acatita un 21 de marzo de aquel año.
El sitio tiene una fuerte importancia paleontológica pero también de las antiguos pobladores de los que aún podemos ver vestigios, de su paso por estos desérticos lugares.

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